Siguiendo a von Mises, "...una construcción imaginaria es una imagen conceptual de una secuencia lógica de eventos que evolucionan a partir de elementos de acción empleados en su formación. Es un resultado1, un producto deductivo últimamente derivado de la categoría fundamental de acción: el acto de preferir-descartar, aceptar-rechazar1, incluir, excluir1..." Según esta definición, al pensar un problema económico se debe recurrir a una imagen puramente mental (llena de abstracciones) de la acción real para de dicha imágen obtener deductivamente alguna enseñanza sobre la acción humana.
Este detalle metodológico da cuenta del carácter estrictamente lógico de la ciencia económica, carácter que se hereda de la cualidad invariable de la conducta humana: la intención, el propósito de sus actos capturado por la categoría fundamental de acción. La certeza cognitiva del punto de partida es la fuente de verdades apodícticas implícitas en la construcción imaginaria. El conocimiento que ella genera es absoluto, de validez universal; no es tentativo o circunstancial como el obtenido del método de las ciencias naturales.
von Mises sostiene: "...La praxeología, la economía en particular1, a diferencia de las ciencias naturales, no puede basar sus enseñanzas en experimentos de laboratorio y la percepción sensorial de objetos externos; la praxeología tuvo que desarrollar métodos totalmente distintos a los de la física y la biología. Es una enorme torpeza buscar analogías de construcciones imaginarias en el campo de las ciencias naturales. Las construcciones imaginarias no se pueden confrontar con la experiencia de cosas externas, ni pueden ser evaluadas en base a la experiencia. Su función es servir al hombre en un escrutinio que no puede depender de sus sentidos..." Concretamente, esta noción ratifica de qué no está hecha una construcción imaginaria: no contiene representaciones de objetos externos ni colecciones de datos empíricos.
Sabiendo que estas imágenes son productos deductivos derivados de la categoría fundamental de acción y que no representan objetos ni datos empíricos, es posible distinguir si un estudio particular es praxeológico o no, es económico o no. Una investigación que se basa en observaciones de eventos externos, un registro de los mismos, la elaboración de datos con experimentos estadísticas y el postulado de modelos que los expresa y describe, no es un estudio praxeológico ni económico. En último caso este sería un estudio histórico, un registro de lo que pasó a la vista de los sentidos y el interés de un observador particular. Si se dice ser económico, sería un intento esteril para conocer el verdadero problema económico.
von Mises agrega: "...La fórmula principal para diseñar una construcción imaginaria es abstraerse del funcionamiento de algunas condiciones presentes en la acción real. Así se está en posición de capturar las consecuencias hipotéticas de la ausencia de estas condiciones, para luego concebir los efectos de su existencia. Así se concibe la categoría de acción construyendo una imágen de un estado de cosas en el cual no hay acción, ya sea porque el individuo está completamente satisfecho o porque él desconoce una forma de proceder de la cual se espera una mejora en el estado de satisfacción..."
Otros ejemplos de construcción imaginaria son: el sistema de mercado puro que permite concebir los efectos de la compulsión y coerción, el socialismo que permite concebir la operación de una sociedad con libre mercado, el individuo totalmente aislado que permite concebir la acción como intercambio puro, el intercambio directo puro que permite concebir el intercambio indirecto, la indiferencia temporal del momento de la acción sobre la satisfacción que permite concebir el interés originario, el estado de equilibrio económico que permite concebir el estado permanente de insatisfacción, entre otros. Cada uno de ellos se elabora y sirve de la misma manera: abstrayendo la operación (el funcionamiento) de condiciones en la situación estudiada para de ahí inferir lo que ocurre en esa situación.
De la base conceptual del método se desprende que los estudios cuantitativos (matemáticos y estadísticos) no pueden ser estudios económicos. Las matemáticas y estadísticas no sirven para derivar enseñanzas económicas porque la categoría fundamental de acción es no matematizable y no medible. Ninguna expresión matemática o fórmula diferencial podrá expresar esa secuencia lógica de eventos derivados de aquella categoría fundamental de acción; ni tampoco lo hará una pila de datos estadísticos o históricos sofisticadamente ensamblados. Para las leyes de la economía, la causalidad emana del interior del ser humano y no puede establecerse desde el análisis numérico, cuantitativo. Así, el enfoque keynesiano, y sus variantes, no contribuye al conocimiento científico del fenómeno económico. Como tampoco lo hace cualquier otro enfoque distinto al praxeológico porque sus modelos no son construcciones imaginarias propiamente dichas.
Pero cuidado, el empleo de las construcciones imaginarias no es gratis ni neutral. Su aplicación puede tener elevados costos en términos de significancia y utilidad de sus conclusiones. von Mises lo advierte de esta manera: "...El es, por cierto, un método difícil de manejar porque puede fácilmente conducir a silogismos falaces. El se mueve por el filo de un doble desfiladero; sobre ambos lados yacen abismos de lo absurdo y lo ridículo. Sólo la despiadada autocrítica puede prevenir al hombre de una abrupta caída en estas profundidades abismales..." Hecha la salvedad, es atinado considerar El Método.
1 El contenido del énfasis está ausente en la fuente original y fue agregado por el autor de esta nota.
Este detalle metodológico da cuenta del carácter estrictamente lógico de la ciencia económica, carácter que se hereda de la cualidad invariable de la conducta humana: la intención, el propósito de sus actos capturado por la categoría fundamental de acción. La certeza cognitiva del punto de partida es la fuente de verdades apodícticas implícitas en la construcción imaginaria. El conocimiento que ella genera es absoluto, de validez universal; no es tentativo o circunstancial como el obtenido del método de las ciencias naturales.
von Mises sostiene: "...La praxeología, la economía en particular1, a diferencia de las ciencias naturales, no puede basar sus enseñanzas en experimentos de laboratorio y la percepción sensorial de objetos externos; la praxeología tuvo que desarrollar métodos totalmente distintos a los de la física y la biología. Es una enorme torpeza buscar analogías de construcciones imaginarias en el campo de las ciencias naturales. Las construcciones imaginarias no se pueden confrontar con la experiencia de cosas externas, ni pueden ser evaluadas en base a la experiencia. Su función es servir al hombre en un escrutinio que no puede depender de sus sentidos..." Concretamente, esta noción ratifica de qué no está hecha una construcción imaginaria: no contiene representaciones de objetos externos ni colecciones de datos empíricos.
Sabiendo que estas imágenes son productos deductivos derivados de la categoría fundamental de acción y que no representan objetos ni datos empíricos, es posible distinguir si un estudio particular es praxeológico o no, es económico o no. Una investigación que se basa en observaciones de eventos externos, un registro de los mismos, la elaboración de datos con experimentos estadísticas y el postulado de modelos que los expresa y describe, no es un estudio praxeológico ni económico. En último caso este sería un estudio histórico, un registro de lo que pasó a la vista de los sentidos y el interés de un observador particular. Si se dice ser económico, sería un intento esteril para conocer el verdadero problema económico.
von Mises agrega: "...La fórmula principal para diseñar una construcción imaginaria es abstraerse del funcionamiento de algunas condiciones presentes en la acción real. Así se está en posición de capturar las consecuencias hipotéticas de la ausencia de estas condiciones, para luego concebir los efectos de su existencia. Así se concibe la categoría de acción construyendo una imágen de un estado de cosas en el cual no hay acción, ya sea porque el individuo está completamente satisfecho o porque él desconoce una forma de proceder de la cual se espera una mejora en el estado de satisfacción..."
Otros ejemplos de construcción imaginaria son: el sistema de mercado puro que permite concebir los efectos de la compulsión y coerción, el socialismo que permite concebir la operación de una sociedad con libre mercado, el individuo totalmente aislado que permite concebir la acción como intercambio puro, el intercambio directo puro que permite concebir el intercambio indirecto, la indiferencia temporal del momento de la acción sobre la satisfacción que permite concebir el interés originario, el estado de equilibrio económico que permite concebir el estado permanente de insatisfacción, entre otros. Cada uno de ellos se elabora y sirve de la misma manera: abstrayendo la operación (el funcionamiento) de condiciones en la situación estudiada para de ahí inferir lo que ocurre en esa situación.
De la base conceptual del método se desprende que los estudios cuantitativos (matemáticos y estadísticos) no pueden ser estudios económicos. Las matemáticas y estadísticas no sirven para derivar enseñanzas económicas porque la categoría fundamental de acción es no matematizable y no medible. Ninguna expresión matemática o fórmula diferencial podrá expresar esa secuencia lógica de eventos derivados de aquella categoría fundamental de acción; ni tampoco lo hará una pila de datos estadísticos o históricos sofisticadamente ensamblados. Para las leyes de la economía, la causalidad emana del interior del ser humano y no puede establecerse desde el análisis numérico, cuantitativo. Así, el enfoque keynesiano, y sus variantes, no contribuye al conocimiento científico del fenómeno económico. Como tampoco lo hace cualquier otro enfoque distinto al praxeológico porque sus modelos no son construcciones imaginarias propiamente dichas.
Pero cuidado, el empleo de las construcciones imaginarias no es gratis ni neutral. Su aplicación puede tener elevados costos en términos de significancia y utilidad de sus conclusiones. von Mises lo advierte de esta manera: "...El es, por cierto, un método difícil de manejar porque puede fácilmente conducir a silogismos falaces. El se mueve por el filo de un doble desfiladero; sobre ambos lados yacen abismos de lo absurdo y lo ridículo. Sólo la despiadada autocrítica puede prevenir al hombre de una abrupta caída en estas profundidades abismales..." Hecha la salvedad, es atinado considerar El Método.
1 El contenido del énfasis está ausente en la fuente original y fue agregado por el autor de esta nota.
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