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miércoles, abril 13, 2022

Liberación

Las definiciones y precisiones acerca de la libertad exponen una fisura conceptual. Ninguna de las descripciones hoy vigentes se puede considerar completa y definitiva. ¿Es la libertad una cualidad de la vida social del hombre? ¿Es un atributo inalienable de la existencia humana? ¿Es un emergente de la ausencia de opresión? Veamos una extensión de estas ideas.

El enfoque praxeológico elaborado por Mises sostiene que "...La libertad tiene sentido en el contexto social; tiene que ver con la conducta de las personas en su relación con otras personas en la sociedad. El hombre no nace libre. En la naturaleza su libertad caduca con el predominio del más fuerte… El hombre se libera de estas fuerzas bestiales por la observancia de leyes praxeológicas al integrarse socialmente… Estas leyes establecen límites de conducta dentro de los cuales cada persona es libre de actuar..." La libertad que adquieren las personas actuando bajo estas leyes es una ganancia para la acción concertada. La libertad así adquirida no es una creación de privilegios o derechos arbitrarios ni tampoco la anulación compulsiva de conductas opresivas, sino la posibilidad de expresar la suficiente potencia para vencer todo aquello que se opone a la conducta beneficiosa en el seno social.

El enfoque natural sostiene que la libertad es algo propio de cada persona, algo atado a la naturaleza estrictamente individual del ser humano, un atributo equivalente a la vida misma. La observancia de esta ley natural genera libertad dentro de una sociedad. Para reforzar esta idea, Bastiat señala la equivalencia1 entre la vida, la libertad y la propiedad y define a la libertad como el pleno ejercicio de aptitudes derivadas de la manifestación de la personalidad, de la propia existencia del ser humano. La propiedad se deriva de la libertad y la libertad se deriva de la vida. Bastiat da un paso adicional y señala que junto al obsequio natural de -la vida, la libertad y la propiedad- viene dado el derecho natural a defender estos atributos de la existencia humana. De ahí emerge el derecho a la vida, la libertad y la propiedad, que es el legítimo derecho a la autodefensa.

Otro enfoque sostiene que la libertad es un derivado de la no violencia, de la ausencia de opresión proveniente de una persona, de un grupo de personas o del aparato represivo del estado. El estado es el más implacable de todos los opresores posibles. Más que fomentar la paz, un monopolio compulsivo coercitivo oprime la libertad de acción de las personas en la sociedad. Por esto, la ausencia de violencia arbitraria debe ser una cualidad esencial de los actos del hombre en una sociedad libre. Los actos de un humano libre son aquellos actos que no agreden ni amenazan con agredir la vida, la libertad y los bienes de los demás. Según este enfoque, cuando los miembros de una sociedad entienden y aplican este principio en su vida social, lo que resulta es una sociedad pacífica y libre.

Tener varios significados para la palabra libertad, no parece favorecer el tratamiento de los alcances de la misma. De algún modo son incompletos. Las nociones consideradas pasan por alto las valoraciones subjetivas que hace cada ser humano al momento de considerar su libertad. ¿cómo se interpreta la conducta concreta de las personas dentro de la sociedad desde la perspectiva de estas concepciones?. ¿Es la libertad una concepción arbitraria?.

Las personas pueden organizarse y concertar acciones para delinquir y aplicar violencia sobre los demás, de modo que cada uno se considere libre de actuar según los lineamientos para la acción allí acordados. Igualmente el accionar de una persona, según lo que él subjetivamente considera su derecho, puede ser percibido por los demás como una agresión, como una opresión. Además, lo que una persona percibe como arbitrario puede no coincidir con la percepción de los demás; la violencia arbitraria e ilegítima aplicada en determinadas circunstancias suele confundirse con violencia legítima para la autodefensa de la vida misma.

Por ejemplo, incluso en sistemas políticos democráticos, es habitual la convalidación social de actos de sometimiento2. Cuando una sociedad coloca un autócrata totalitario al frente de su gobierno, la compulsión y coerción ejercida por ese régimen autocrático no será percibida como arbitraria por esa mayoría. Las restricciones a las libertades individuales, el robo mediante impuestos, la confiscación de la propiedad privada e incluso la persecución y ejecución de disidentes, suele percibirse como aceptable por parte de aquella mayoría. Obviamente, los actos de los miembros de una sociedad constituida para ejercer violencia, más allá si eso se acepta o no, no pueden considerarse actos libres.

Diferentes nociones sobre el significado de la libertad no alcanzan para caracterizar los actos libres en sociedad. El acuerdo para constituir una sociedad violenta, la negación de la legítima autodefensa y la aceptación de la violencia arbitraria no pueden ser rasgos de una sociedad libre. La praxeología, el derecho y la violencia, no permiten caracterizar completamente el estatus de hombre libre. Algo falla en estas ideas sobre la libertad. Son nociones no concluyentes acerca de un aspecto trascendental de la existencia humana. Por ello se requiere plantear una extensión de las mismas.

Parece existir un sustrato fundamental que impulsa los actos libres del ser humano. Si bien la libertad es un requisito indispensable para constituir una sociedad pacífica y próspera, ella surge como derivado de un proceso que atraviesa a toda la vida del hombre: su propia liberación. La gran batalla permanente de cada ser humano es una batalla de liberación. Cada acto de liberación abre nuevas batallas que cada persona tendrá que luchar para seguir siendo libre. Las personas más que buscar deliberadamente la libertad, ellas se liberan permanentemente con sus actos.

Al principio, la liberación es una batalla natural, una confrontación con la naturaleza. El nacimiento es, en sí, un fenómeno de liberación pero a la vez pone al ser vivo en contacto directo con un mundo externo agresivo, con el cual se debe batallar. Las fuerzas naturales son implacables pero los humanos pueden usarlas en su beneficio. El ser humano debe enfrentar y vencer todo aquello que amenaza la vida misma. Cada persona se preserva librando batallas contra enfermedades, contra el hambre, contra inclemencias climáticas y contra predadores que se esconden dentro de la misma sociedad.

El humano es un ser racional que utiliza su mente y la razón como extensiones, como instrumentos para sobreponerse a las amenazas naturales y sociales. La mente y la razón hacen del humano una especie consciente de los alcances de sus actos concertados con los cuales puede acceder a medios suficientes para resolver problemas de supervivencia y superación en su vida. Las liberaciones alcanzadas le permitió llevar la esperanza de vida desde los 30 a los 80 años, en promedio; este resultado representa un gran triunfo de liberación sobre las amenazas y la muerte. El hombre pudo salir de las cuevas y miserias prehumanas, combatir el hambre, las enfermedades y sus propias violencias y soñar con la conquista de un mundo más allá del propio planeta tierra.

La libertad, claro que sí, es un resultado, un producto social. Pero no cualquier producto. La libertad es el derivado de un proceso fundamental en la vida humana, es el resultado del proceso liberador permanente e incesante que emprende cada ser humano. Es un proceso que neutraliza los efectos negativos provenientes de fuentes naturales o humanas. La concertación voluntaria de acciones para liberarse de autócratas tiranos y violentos no es menos permanente e intensa que aquella para liberarse de amenazas naturales. Esta liberación vuelve operativa aquellas leyes praxeológicas que generan satisfacción y prosperidad.

Lo mismo ocurre con el derecho a la libertad y con la ausencia de violencia. La liberación permanente hace posible la libertad y el derecho a la autodefensa, hace posible la manifestación plena de esta faceta de la vida humana; en la misma medida se establece la ausencia de violencia, la ausencia de opresión con cada acto de liberación. Los actos de liberación crean, fomentan y sostienen la vida libre de cada persona.

Si bien la sociedad, la accion concertada, representa una posibiidad para la liberacion humana, también suele ser el caldo de cultivo para instalar en el seno social una tiranía totalitaria que reduce la vida humana a la esclavitud y la explotación. Quien se hace del monopolio de compulsión y coerción, del monopolio de la violencia, tiene todos los elementos para aplicar violencia arbitraria sobre el resto. Las amenazas a la libertad provienen principalmente de la misma acción concertada, desde la misma sociedad, y por ello las batallas praxeológicas de liberación suelen ser permanentes.

En una de estas batallas praxeológicas los humanos han recurrido a la concertación descentralizada, atomizada y autónoma de la acción humana. Se trata de una concertación sin creadores, sin intermediarios, sin monopolios que la imponen. Esta concertación se llama mercado. Mises señala que “...el mercado es un proceso impulsado por individuos que cooperan bajo la división del trabajo…” Pero éste no es cualquier esfuerzo cooperativo sino uno impulsado por las fuerzas del juicio de valor que dirigen las acciones de cada uno de los miembros que cooperan. Si cada persona actúa aplicando voluntariamente su propio juicio entonces el juicio de valor se vuelve una poderosa fuerza interna liberadora. Por esto, el mercado es el único orden económico exitoso: el pleno dominio de la voluntad propia.

¿Qué pasa si las fuerzas de la voluntad propia quedan al servicio de la violencia?. Obviamente, no hay espacio para el cultivo de la violencia en el mercado pues en tal caso no sería liberador sino opresor. En el mercado, cualquier desvío de la paz se corrige autónomamente porque los violentos quedan expuestos y obligados a reajustar sus acciones a los requerimientos de la liberación. El esfuerzo coordinado en el mercado siempre es liberador. El mercado predomina en la sociedad precisamente porque permite obtener mejor alimentación, mejor salud, mejor protección y la mayor prosperidad posible.

En general, la liberación es un proceso impulsado por la voluntad de vivir mejor que expresa cada ser humano. La calidad de vida es el estado de este proceso y la libertad es su subproducto principal. El hombre se vuelve libre cuando se libera de las fuerzas que oprimen su voluntad. Esto le da un carácter fundamental a la liberación.


1 Por esta equivalencia, la propiedad es la plena disposición de aquello obtenido por el ejercicio y aplicación de las aptitudes derivadas de la completa manifestación de la personalidad.
2 Las autocracias totalitarias de china, rusia, nicaragua, venezuela y cuba son claros ejemplos de sistemas totalitarios avalados por ciertas mayorías, que se fundan y constituyen sobre la base de la violencia para dominar minorías internas y, de ser posible, para someter a pueblos pacíficos extranjeros. Hoy tenemos la reciente invasión rusa a Ucrania. El totalitarismo ruso tiene el suficiente apoyo doméstico como para invadir y masacrar a todo un pueblo pacífico y vulnerable como el Ucranano, sin soportar ninguna resistencia interna. Es contradictorio afirmar que actos criminales convalidados mayoritariamente por los miembros de la sociedad rusa son actos de personas libres. Esos actos son actos violentos que destruyen la libertad.
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