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martes, febrero 02, 2021

Criptomonedas y la Ley de Gresham

Bitcoin, y las criptomonedas, no son reales, no son un commodity ni son redimibles en bienes reales, por lo que, como tal, no tienen usos alternativos más allá de su uso actual como sistema de pago al intercambiar bienes económicos. Esto limita especialmente la capacidad de las criptomonedas para preservar valor. Aunque los usos alternativos no son garantía de valor, sí constituyen una referencia significativa en el imaginario de las valoraciones subjetivas que las personas hacen de los bienes. Pero este escollo, no es un obstáculo a la hora de competir con el sistema fiduciario. Las criptomonedas se pueden plantar como una alternativa seria, muy competitiva, al sistema monetario actual comandado por los bancos centrales y los gobiernos.

Para que un bien se vuelva una moneda debe ser muy demandado, transportable, divisible, transferible, no falsificable, anonimizable y durable. Estas cualidades permiten que el bien se use como unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor y así funcionar como moneda en la economía. El oro y la plata poseen todas las cualidades mencionadas. Entonces, por qué estos bienes no son moneda corriente en la sociedad de hoy? Simplemente, porque la función monetaria fue invadida por los estados para volverla un apéndice más del monopolio de la violencia puesto al servicio de los gobernantes. El pseudo dinero que imprimen los bancos centrales se llama dinero fiduciario (o papel fiduciario) y al ser ficticio, por la Ley de Gresham, termina desplazando a cualquier dinero verdadero.

El papel fiduciario no tiene respaldo real, no tiene reserva de valor, desde el origen. Esto es muy evidente en una economía de mercado pues quien acumula riquezas no lo hace amontonando dólares o papeles en una bóveda sino que mantiene sus riquezas en forma de algún activo real: una propiedad real, la acción de alguna compañía, un título de tierra, oro, plata, etc.

En rigor, ningún instrumento fiduciario, usado como moneda, constituye reserva de valor, sea este instrumento impuesto por el estado o emitido por alguna entidad privada. Por qué? El valor que las personas le asignan a algo está flanqueado por los usos alternativos de ese algo. El valor queda determinado por la pérdida de las renuncias. El oro, por ejemplo, si se usa como moneda no se puede usar como ornamento de un objeto real o en la construcción de circuitos electrónicos. De esta pérdida surge el valor del oro. Lo mismo ocurre con la plata o cualquier otro elemento.

Esto es igual para las criptomonedas: son fiduciarias, no tienen respaldo real, son no redimibles en elemento real alguno. Pero las criptomonedas tienen dos cualidades importantes que no posee el papel emitido por los bancos centrales. En primer lugar su producción y administración es privada no centralizada. En segundo lugar su uso es voluntario no coercitivo. El resto de cualidades son, en general, compartidas en lo referente a instrumento monetario.

Estas cualidades importantes ponen a las criptomonedas en una posición ventajosa respecto al papel fiduciario. Se vuelven un instrumento infinitamente mejor como medio de pago y unidad de cuenta.

Al ser, las criptomonedas, de producción y administración estrictamente privada, entonces se pueden proveer en el mercado siguiendo las leyes de la oferta y la demanda de modo que las valoraciones que se hacen de ellas no están contaminadas por el ejercicio o las amenazas de la compulsión y coerción. Al ser su uso voluntario, cualquier criptomoneda puede ser elegida y adoptada en cualquier parte del mundo lo cual las vuelve arbitrables y universalmente transferibles sin intermediarios. De este modo los pagos son mucho más simples, rápidos y baratos en todo el mundo. La arbitrabilidad, hace a cualquier criptomoneda, una unidad de cuenta.

La intensificación extrema de los medios de pagos es todo lo que el mercado (la producción y los intercambios de bienes económicos) necesita para funcionar fluidamente. El mercado no funciona sin dinero y funciona mal con dinero ficticio, fraudulento. Uno de los problemas del papel fiduciario es que es fraudulento, los bancos centrales lo falsifican mediante la emisión monetaria y las políticas bancarias. En el mercado, dada la tecnología, las criptomonedas son no fraudulentas.

Pero si las criptomonedas pueden alcanzar mayor potencia monetaria que el papel fiduciario, esto no sella su destino por la Ley de Gresham.? Al final, las criptomonedas quedan desplazadas por el papel fiduciario.? En principio pareciera que sí. La Ley de Gresham exige distinto grado de pureza entre las monedas que compiten; pero las criptomonedas son igualmente sucias, igualmente impuras, al papel fiduciario: ambas monedas son fiduciarias, son no redimibles. Esto es lo que cuenta, ya que ambas carecen de reserva de valor. La misma Ley de Gresham puede garantizar el dominio de las criptomonedas dada su superioridad como medio de pago ante igualdad en el resto de condiciones. Hasta ahora, la Ley de Gresham jugó a favor de los gobernantes. Llegó la hora de jugar a favor de las personas, en esta reunión perfecta entre Criptomonedas y la Ley de Gresham.
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