El hombre puede vivir y desarrollar su vida por medio de la asimilación y apropiación al aplicar plenamente sus facultades sobre los recursos que dispone y utilizar libremente los frutos que se obtienen de ello. O sea el hombre puede vivir dignamente y prosperar del fruto de su trabajo, mediante la producción. Pero esta no es la única manera de hacerlo. El hombre también puede vivir y prosperar a expensas de otros hombres. Es decir puede asimilar y apropiarse del fruto del trabajo de otras personas, mediante el saqueo. Ambas predisposiciones, para producir y saquear, provienen de la misma naturaleza del hombre, del más primitivo sentimiento que todos los humanos tenemos para obtener el mejor bienestar con el menor dolor posible. Aunque ambas predisposiciones son fuente de bienestar en el hombre, una de ellas no contribuye a la prosperidad de una sociedad.
En la naturaleza, la predisposición del hombre a saquear es dominante. Es decir los hombres prefieren no trabajar y saquear la propiedad de otros hombres en lugar de realizar esfuerzo trabajando y así obtener los bienes para cubrir los requerimientos y satisfacer sus necesidades. Este resultado se deriva del sentimiento predominante de menor dolor. El hombre tiende a hacer lo que le provoca menor dolor. La prevalencia de este impulso es inevitable.
Sin dar ni una explicación adicional, uno no requiere ser tan inteligente para darse cuenta que si bien el sentimiento del menor dolor es dominante, el predominio del saqueo en la vida del hombre es socialmente inconsistente. Es decir una sociedad no puede constituirse y prosperar sobre el estándar de los saqueos, pues si bien los saqueos proporcionan beneficios a los saqueadores igualmente provocan daños a las víctimas del saqueo, lo cual es equivalente a decir que los saqueos no generan prosperidad social. Y si una sociedad no prospera, no tiene razón de ser con lo cual tarde o temprano se diluye.
De alguna manera, del hombre viviendo en sociedad, ha surgido una institución para lidiar con los saqueos. Dado que el hombre le huye al dolor y como el trabajo genera dolor, entonces en la medida en que el dolor que le provoque saquear sea inferior al dolor que le provoque trabajar el hombre opta por saquear. Dado que los saqueos son un obstáculo para la prosperidad de una sociedad -una reunión de hombres- luego la anterior observación contiene una solución para este problema de los saqueos. Alcanza colocar un obstáculo más peligroso y más doloroso que el trabajo. Osea, colocar un obstáculo inevitable de tal manera que si un hombre intentara sortearlo para saquear perciba ciertos peligros y un dolor superior al del trabajo. Así, las indeseables conductas derivadas del mínimo dolor se combaten con peligro y dolor.
Ese obstáculo que se opone a los saqueos y que los hombres viviendo en sociedad construyen para evitar los daños derivados de la conducta del mínimo dolor, es una institución que se conoce con el nombre de la ley – la verdadera ley o la regla de la ley-. Mi propia interpretación del significado de la ley dado por Bastiat es como sigue: "...la ley es la organización del derecho natural a la legítima auto-defensa. Es la utilización de una fuerza colectiva, en lugar de una fuerza individual, para defender la vida de los hombre que viven en sociedad...". La ley, dice Bastiat, "...actúa en una esfera en la cual ella tiene derecho para actuar, hace lo que ella tiene derecho a hacer: garantizar la seguridad de las personas, la libertad, y los derechos de propiedad, causar el reinado de la justicia sobre todo...".
Para que esa barrera formidable, la ley, sea efectiva ella debe garantizar el sentido de justicia. Es decir los hombres deben percibir sin ambigüedad que si violan la ley, cometiendo saqueos, ellos recibirán efectivamente un castigo mucho más doloroso que el dolor causado por el esfuerzo de su trabajo, y además cada hombre debe percibir que si resulta víctima de un saqueo entonces el daño que ello provocare le será recompensado. Cuando una sociedad pierde el sentido de justicia, entonces la ley deja de ser ley y los saqueos se generalizan.
Que los saqueos sean socialmente inconsistentes no significa que no persistan. Por ejemplo hoy en día ocurre todo lo contrario, pues los saqueadores abundan y los saqueos masivos se observan con mayor frecuencia en las sociedades. ¿por qué pasa esto?. ¿ no es que la institución de la ley lo impide?. Lo que ocurre es que en algunos momentos de la historia de la humanidad, viviendo en sociedad, la justicia deja de ser justicia y la ley deja de ser ley. ¿Qué clase de mal invade toda una sociedad como para que los más perversos individuos ejecuten con éxito sus violaciones?. Resulta doloroso decirlo pero creo correcto hacerlo: ese mal se llama gobierno. Son los gobiernos albergando gobernantes dañinos quienes constituyen una sofisticada red organizada de saqueadores.
Lo paradójico de esta tragedia es que es la misma dinámica social quien habilita, quien otorga el poder, para que ciertos señores saqueadores violen toda clase de derechos. Resulta paradójico que los gobiernos, una organización pensada para proteger la vida de los hombres, se vuelva el instrumento más eficaz, y más mortífero, que destruye la vida de ellos. Es como una clase de estupidez que no logro entender. Pero es lo que pasa, es lo que abrumadoramente se observa a diario. ¿Cómo es que estas criaturas perversas ejecutan su maldad desde el gobierno?.
Este hecho ocurre, también, por el predominio del sentimiento de menor dolor. Como los hombres saben que la ley es una formidable barrera opuesta al sentimiento de menor dolor, y como ellos se encuentran invadidos por ese sentimiento, entonces hacen lo que esté a su alcance para controlar esa barrera. Osea hacen lo posible para tomar el control de la ley. La manera de tomar ese control es llegando al gobierno. Una vez ahí escriben las normas y forjan una clase de ley que les permite saquear y vivir a expensas de otros hombres de la sociedad. Estos señores tienen un comportamiento en la sociedad algo similar al del virus del SIDA en el cuerpo humano. Este virus toma el control de las barreras inmunológicas para llevar adelante su infección y contaminar el cuerpo de una persona. Las barreras inmunológicas del humano manipuladas por el virus se comportan de un modo tal que este patógeno logra cumplir su cometido: vivir y prosperar a expensas del humano.
La sociedad no ha encontrado aún una cura para contrarrestar el poder nocivo de los gobernantes. Cualquiera sea el gobierno de turno, cualquiera sea la ideología, cualquiera sea el nivel de formación educativa, el estatus social, la raza, o las creencias religiosas, los gobernantes siempre tienen el control de la ley. Si un pequeño grupo de personas puede controlar la ley, entonces ellos pueden adaptarla para concretar actos que violan derechos del resto de las personas quienes no tienen ese poder por no formar parte del gobierno. Con lo cual este SIDA social está siempre latente, sino activo, en la sociedad. La sociedad, al igual que el humano contra el SIDA, no tiene inmunidad contra este patógeno. Ni siquiera una buena constitución -ley para limitar los poderes de los gobernantes- la vuelve inmune. Mientras la ley sea la única barrera para oponerse al saqueo, y mientras los gobernantes tengan el monopolio de la ley, esta enfermedad -grupo de personas capturando la ley para dañar a la sociedad- parece algo contra lo cual la humanidad tendrá que batallar siempre.
La captura de la ley es hoy un problema crónico. Últimamente ha invadido a casi todas las democracias del mundo. Cada grupo de gobernantes que llega al poder aprovecha la oportunidad para adaptar la norma a su medida y luego perpetrar el saqueo a la sociedad, siendo este uno de los peores males que hoy azota a toda la humanidad. Los ejemplos abundan. Así en los países más avanzados basta tomar cualquier democracia y observar con cuidado las leyes que se impulsan y aprueban, a quienes terminan beneficiando esas leyes, y además chequear el modo en que las leyes cambian con el arribo de nuevos gobiernos.
En los países menos avanzados como los latinoamericanos, en especial Argentina, además de mirar la secuencia de leyes, uno encuentra que la riqueza y el ingreso por habitante hace más de 80 años que no cambia, con lo cual la sociedad no ha prosperado. En Argentina por ejemplo, si el ingreso hubiera crecido 3% por año, en ese periodo se habría generado un excedente de ingresos de unas 20 veces 300 billones de dólares. Esas 20 veces 300 billones de dólares -unos 6 trillones de dólares- es una medida de la pérdida en prosperidad de la sociedad Argentina por no dejar crecer su ingreso mientras los sucesivos gobernantes llegaban al poder no para velar por la prosperidad de la sociedad sino para cambiar las leyes y perpetrar los saqueos. No me quedan dudas de que esta falla en la prosperidad se debe casi exclusivamente a la universalización de los saqueos impulsados o habilitados desde los gobiernos. Una trágica historia de Una Sociedad Saqueada.
Atte.
Juan Carlos Vera. Buenos Aires, Argentina.
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