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miércoles, septiembre 30, 2009

Keynesianos Fascistas

Quiero presentar esta nota como una respuesta a otra que escribió William Hawkins, en el Washington Time, en donde afirma que Adam Smith se equivoca cuando señala que es el consumo, y no la producción, el fin último de la actividad económica. Tal como lo dice Don Boudreaux, pienso que es Hawkins, y no Adam Smith, quien está equivocado. Hawkins intenta sostener su afirmación mediante un enunciado falso. Este enunciado dice: "El deseo de consumir está dado y es ilimitado. La producción determina si este deseo puede ser satisfecho". Print pdf.

En la lógica del señor Hawkins, su enunciado es verdadero solo si se ignoran las preferencias de los consumidores. ¿Por qué?

El señor Hawkins dice: EL deseo de los consumidores está dado y es ilimitado. Este enunciado es incompleto, por lo tanto inútil.

Si bien el deseo para consumir está dado y puede ser ilimitado, los bienes finalmente consumidos se obtienen usando otros bienes que son, por naturaleza, limitados. El problema consiste en asignar bienes limitados para producir una cantidad "limitada" de bienes. El señor Hawkins omite señalar que tales necesidades derivan de ciertas preferencia de las personas, y tales necesidades se satisfacen con bienes limitados.

Si un gran asignador, llamado Keynes, decide instalar una gran industria para asignar todos lo recursos limitados de la economía a la producción de bienes que nadie demanda, entonces esa economía keynesiana tendrá pleno empleo de los factores productivos que recibirán cero retribución. Esa industria produce bienes que no son preferidos por las personas y carecen de valor. Por las preferencias de los consumidores, la incompletitud del enunciado lo vuelve irrelevante para la lógica económica verdadera.

El señor Hawkins dice, además: La producción determina si estos deseos pueden ser satisfechos. Este enunciado es falso.

De nuevo, el señor Hawkins ignora las preferencias de los consumidores. Este enunciado puede ser violado en una economía con intercambios. ¿Quién producirá excedentes de aquello que no se demanda ni se vende?. En este sentido el enunciado de Adam Smith es consistente con las preferencias: es relevante asignar recursos escasos en la producción de aquellos bienes demandados por los consumidores.

Como cierre de esta nota los invito a leer esta otra nota escrita por Tibor R. Machan. Muchas de las ideas de Keynes pueden encontrarse en este material. Keynes dijo alguna vez que "los Nazis podrían hacer el mejor uso de las políticas que promuevo". De lo cual surge con claridad la verdadera esencia de los intervencionistas: Keynesianos Fascistas.

Q.E.D.
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martes, septiembre 29, 2009

Controlador vs Mercado

Un gobierno es una entidad poderosa. Su natural fortaleza deriva de un instinto imperial residual. Es un jugador desmedidamente dominante. Él concentra varios monopolios heredados de sus ancestros: ofrece la moneda, elabora las leyes, aplica la justicia, reprime para un orden, y defiende las fronteras. Print pdf.

Estos monopolios le conceden poderes de emitir dinero y gastarlo discrecionalmente, de arreglar leyes a su medida, de acusar a las personas por ciertos delitos y llevarlos a los tribunales, de confiscarle sus bienes, quitarles todas sus libertades, y, como si eso fuera poco, apoderarse coercitivamente del ingreso de esas personas para financiar todo eso que hace.

Resulta entonces temerosamente abismal la asimetría de poder entre el gobierno y el resto de los ciudadanos de un país. Pero este enorme poder otorgado por los monopolios naturales está fuera de discusión. Es una clase de mal necesario. La parte maligna del mal no está en sus monopolios naturales sino en el instinto de la mano invisible que controla los poderes.

Los gobernantes tienen la propensión a dominar el mundo. Aunque no es su posición monopólica el impulso principal que lo conduce a la brutal tentación de querer controlarlo todo. El gobierno, como si fuera una gran máquina asignadora, es frecuentemente inducido a asignarlo todo, desplazando aquellas necesarias asignaciones que los individuos pueden hacer por si solos en el mercado. Esto puede explicarse usando la figura del tercero en discordia.

Suponga que tres personas, (Juan, Pedro, y Manolo) viven en un país. Nadie discute sobre los beneficios que tiene para estos ciudadanos el libre intercambio de sus bienes. ¿Qué sucede si de repente aparece alguien, un economista, quien encuentra ciertos beneficios para Manolo si se restringe el intercambio de bienes entre Juan y Pedro?. La pregunta que surge es: ¿qué entidad tiene la autoridad moral para frenar los intercambios entre Juan y Pedro con el único propósito de favorecer a Manolo?.

Como las tres personas viven en el mismo país, no hay dudas de que los derechos de Pedro a intercambiar bienes con Juan sin interferencias en favor de Manolo son indiscutibles. No hay entidad con autoridad moral para tal interferencia. O sea, quien interfiera el intercambio entre Juan y Pedro en favor de Manolo, no tendrá la autoridad moral mas que de responder a los intereses de Manolo.

Manolo es aquí el tercero en discordia, un competidor de Pedro. La mano invisible de Manolo ordena al gobierno, con los fundamentos proporcionados por el economista, que interfiera en el intercambio entre Juan y Pedro porque de ese modo él será favorecido de algún modo. No es la supuesta autoridad moral superior del gobierno quién decide la interferencia sino que es Manolo quien convence a los gobernantes para que lo hagan en pos de sus intereses particulares.

Si de repente Pedro se da cuenta de las intenciones del gobierno y se asienta en un país vecino con la idea de escapar a los controles impuestos por el gobierno influenciado por Manolo, entonces Manolo convencerá al gobierno para que cobre algún impuesto o imponga alguna otra restricción a los intercambios internacionales entre Juan y Pedro.

En esta situación, la mano invisible de manolo tendrá que llegar hasta el parlamento de su país con el objeto de obtener una ley que interfiera el intercambio de bienes entre Juan y Pedro argumentando que el intercambio entre las fronteras es dañino a la producción local de bienes. Pero de vuelta, el gobierno no tiene autoridad moral para interferir el intercambio de bienes entre Juan y Pedro pues ambos son ciudadanos del mismo país y tienen los mismos derechos que Manolo para intercambiar. El gobierno interfiere los intercambios entre Juan y Pedro para satisfacer a Manolo.

Para cualquiera de los casos mencionados anteriormente, la mano invisible del controlador, Manolo, fundamentará todas las interferencias argumentando que el mercado es imperfecto por lo que es necesario usar al gobierno para corregir aquellas imperfecciones derivadas de la libre asignación del intercambio. Precisamente aquellas asignaciones que afectan sus propios intereses. La interferencia de los intercambios los hará el gobierno quien financiará sus acciones usando dinero que se obtiene de los ingresos de Juan y Pedro, entre otros ciudadanos.

Esta visión intervencionista es la versión keynesiana de la economía. Keynes es, aquí, el economista (socio de Manolo) que le da argumentos a la mano invisible de Manolo. Su pseudo teorema dice: los mercados imperfectos perjudican a Manolo entonces usemos al gobierno para no dañar a Manolo. Claro, el señor Keynes se olvida del daño que provoca no solo por interferir los intercambios entre Juan, Pedro, y el resto de los ciudadanos sino también por hacerles cargar con el costo operativo del accionar del gobierno. Juan y Pedro no solo resultan perjudicados sino que además se les cobra un adicional por el solo hecho de hacerles daño.

Afortunadamente, la nefasta visión keynesiana no es la única en economía. Hay otros economistas que piensan un poco mejor que el asesor de Manolo. Un grupo de ellos, los de Chicago, argumentan que: dado que el mercado es bueno, entonces usemos el mercado. Los que adhieren a esta visión fundamentan el accionar del mercado argumentando que siempre el mercado es mejor para asignar los bienes privados y consideran irrelevante las imperfecciones del mercado.

Una tercera visión, interesante por hoy, y que corresponde a los Masonomist, dice: dado que los mercados son imperfectos, entonces usemos los mercados. Para esta visión, no hay mercados perfectos pero ello no justifica que el gobierno, respondiendo a la orden del controlador Manolo, deba interferir y restringir la libertad que tienen las personas para usar sus recursos e intercambiar bienes. Son precisamente las imperfecciones del mercado la fuente de inspiración de nuevos negocios y nuevos emprendimientos.

Si Manolo resulta supuestamente perjudicado por el intercambio entre Juan y Pedro es porque su negocio no es competitivo y Pedro le ganó la pulseada con una apuesta superadora. El fracaso de Manolo representa una oportunidad para otro emprendedor de ese país, o del extranjero, quien, por su astucia, su inteligencia, o su creatividad pensará un negocio lo suficientemente competitivo como para desplazar a Pedro de su lugar de privilegio. Cuando eso suceda él tomará el lugar de Pedro y colocará a Pedro en el lugar que él estaba. En ese preciso momento los intercambios se intensificarán, mejorando la producción y los niveles de ingresos, provocando un salto de prosperidad en esa economía.

Para los Masonomist, visión que comparto plenamente, bajo ninguna circunstancia se justifica la intervención keynesiana en la economía. Mejor dicho, no hay ninguna razón moral superior que la justifique mas allá de los intereses de unos pocos. Es el pleno respeto a la libertad de las personas lo que permitirá que ellas usen sus mejores atributos para alcanzar los mejores resultados. La imperfección de los mercados son el principal argumento para no intervenir, no solo porque sin imperfección casi no puede alcanzarse resultado alguno sino también porque las imperfecciones son oportunidades para nuevas fuentes de prosperidad. Queda claro, entonces, quién gana esta batalla entre Controlador vs Mercado.
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miércoles, septiembre 23, 2009

Falacia Keynesiana

En estos tiempos que corren, finalmente la economía mundial ha ingresado en un periodo de recesión o crisis. ¿Cuánto durará esta crisis?. Nadie lo sabe. Se sabe que durante una crisis aparece con ímpetu la voracidad de los gobiernos para engullir recursos de la economía y gastarlos a mansalva. Adelantar una salida de la crisis es la escusa perfecta que esgrime el gobierno para fundamentar mas y mas gastos. Su doctrina es el desarrollo conducido por el estado. Su templo es la escuela keynesiana. Aunque los fieles deberían conocer que la prédica keynesiana se construye sobre un razonamiento falso.

Puesto, mas o menos, en los términos del propio Keynes este razonamiento dice: “...Si el Ministerio de Hacienda llenase de billetes de banco infinidad de botellas viejas, enterrándolas después a profundidades convenientes en minas abandonadas que luego haría rellenar de basura hasta la superficie, dejando que la empresa privada, regida por los sanos principios del laissez faire, excavara de nuevo las minas y volviese a sacar los billetes..., es posible que así se acabara el desempleo, y, gracias a sus repercusiones, el ingreso real de la comunidad quizá fuese mucho mayor de lo que es actualmente...”

Falso por donde se mire.

Desafío a los fanáticos intervencionistas a construir su país, llamado keynesium, sobre la base de dos industrias nacionales, una se encarga de producir y enterrar dinero, y la otra se encarga de desenterrarlo y venderlo. Para que su economía de enterrar y desenterrar dinero sea rentable se requiere que el valor del dinero supere al costo de producirlo, enterrarlo, desenterrarlo y venderlo. Si esto fuera así, los fieles topos del dinero deberían conseguir un mercado con los clientes que compren su dinero por un valor superior a los costos, porque si no lo consiguen entonces unos raquíticos keynesianos perecerán comiendo papel pintado que huele a hongos. Pero, ¿quién va a comprar papel pintado si para lo único que sirve es para comprar papel pintado?. Corolario: deduzca Usted el destino de la economía de keynesium.

Al estudiar economía he leído muchas estupideces pero esta keynesiana es suprema. No deja de sorprenderme lo permeable de la razón humana. Es triste que la mente del hombre abandone el valor de la prueba para dejarse seducir y encantar por cosas como esta tonta falacia keynesiana.
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martes, septiembre 22, 2009

Hecha la Ley, Hecha la Trampa

El gobierno nacional de Argentina, bajo estrictas directrices de su presidente CFK, ha ordenado al parlamento tratar y aprobar un proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que viene a reemplazar la por hoy vigente ley de radiodifusión 22285. Si bien este proyecto se ofrece como una moderna respuesta al avance tecnológico, para fomentar la libertad de expresión y combatir los monopolios de medios, la vertebración de su articulado revela una intención hegemónica de un proyecto totalitario de poder. La consigna oculta parece ser que: el poder aún perdido debe preservarse cueste lo que cueste.

Ninguna acción, aunque bien intencionada, que pretenda emprender este gobierno será convincente a los sentidos de los ciudadanos argentinos. Es que los mismos gobernantes se han creado una fama de mentirosos, tramposos y estafadores. Los argentinos, con justificados motivos, examinan con detalle bajo la lente del escrutinio público cualquier propuesta del gobierno juzgando como dañinas acciones que a priori deberían entenderse como beneficiosas. Precede el principio de culpabilidad. Los ciudadanos han dejado de confiar en el gobierno. Han dejado de sentirlo como fuente de inspiración que infunde seguridad y bienestar. El gobierno se ha transformado en una amenaza para el bienestar individual y colectivo.

¿Cuál es la mano invisible que opera debajo de este polémico proyecto de ley de servicios de comunicación audiovisual?. Los intereses son variados y entrecruzados. El actual proyecto, de convertirse en ley, entrará en conflicto con derechos de propiedad adquiridos y garantizados por la Constitución Nacional, por lo que mas temprano que tarde alguien ganará un litigio al estado disparando una catarata de reclamos judiciales que costarán billones de dólares a todos los ciudadanos argentinos quienes deberán cargar con los costos de una irresponsable medida adoptada solo por la miserable ambición de poder de un régimen totalitario.

De aprobarse el proyecto, quienes deban declinar temporalmente sus derechos se verán beneficiados al recibir los pagos millonarios de los juicios por el solo hecho de haberse sentado a esperar la oportunidad en la cual un Juez reafirme sus derechos que fueron efectivamente arrebatados. Y, paradójicamente, los ciudadanos quienes creían haber avanzado un paso hacia la libertad de expresión de repente se verán obligados a pagar con sus ingresos los daños, accesorias y costas de los juicios además de estar invadidos por medios ineficientes, deficitarios, e improductivos puestos al servicio de esa hegemonía totalitaria.

¿Quienes ganan con el proyecto?. Ganan aquellos que buscan perpetuarse en el poder. Además ganan aquellos que tienen derechos de propiedad adquiridos y resguardados por la constitución nacional pues ellos recibirán últimamente una paga sin haber incurrido en gasto alguno ni haber arriesgado en la actividad. ¿Quienes pierden con el proyecto?. Pierden los pagadores de impuestos. El proyecto se financia con el pan de los pobres. Pobres encantados por el velo de un gobierno que se hace llamar benevolente y los termina estafando. Ciudadanos comunes y corrientes resignan recursos para financiar una escandalosa ineficiencia asociada a la desquiciada ambición de poder. En esta oportunidad queda muy claro quienes ganan y quienes pierden. Queda muy claro que los culpables resultan premiados con el beneficio de los inocentes y los inocentes cargan con la pena de la culpa. Queda bastante claro que “hecha la ley, hecha la trampa”.
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sábado, septiembre 05, 2009

Globalización: la mejor aproximación

Quiero compartir en esta oportunidad el texto de una charla que ofrecí a mis estudiantes en un curso de Economía de la Educación el día 03/09/2009. Gran parte de la nota toma fragmentos de otra publicada por Don Boudreaux, en el sitio café hayek. Es para mi un placer interpretar las ideas de Don en este post.

Para Donald Boudreaux, la Globalización es la dispersión de la cooperación humana alrededor del planeta. Él sostiene que si los gobiernos no la obstaculizan, entonces esta cooperación se desparrama naturalmente sin importar las fronteras políticas. Agrega que las barreras geográficas, las diferencias culturales o las diferentes monedas y otras instituciones pueden frenar circunstancialmente esta cooperación pero, paradójicamente, el principal obstáculo para la cooperación es político: la dificultad de los gobiernos a resistir las presiones para proteger a algunos productores locales de la competencia externa.

Esta dificultad, señalada por Boudreaux, es ancestral. Los gobiernos siempre han sido interpretados, por los grupos de poder, como un instrumento para ejercer el poder. Por lo tanto es ingenuo suponer al gobierno como un agente fiel intérprete y ejecutor de los mandatos ciudadanos. La asimetría de información, y poder, entre un gobierno bien conformado y los ciudadanos dispersos es abismal. La tentación para abusar por esa posición asimétrica es también irresistible. La captura de los gobiernos siempre resulta una presa fácil para ciertos grupos a tal punto que en la actualidad los mimos grupos se organizan políticamente, ex-ante, para competir en elecciones y llegar al poder.

Nada tiene de malo que las personas se organicen, formen grupos y participen en política con el objeto de adquirir poder para defender sus propios intereses. Lo que resulta cuestionable es que una vez llegado al gobierno se usen recursos públicos, aportados por todos los ciudadanos, para financiar y privilegiar intereses particulares. Hasta hoy, una buena alternativa que los ciudadanos han encontrado para contrarrestar la posición dominante del gobierno, es la cooperación. Las personas se organizan de alguna manera para cooperar por fuera de la órbita gubernamental.

Siguiendo a Boudreaux, frecuentemente se piensa a la cooperación como algo, consiente que ocurre cara a cara entre personas que se conocen. En este sentido, la cooperación a distancia entre personas de distintos países parece algo extraño. ¿De qué manera millones de personas alrededor del mundo coordinan sus acciones aportando sus conocimientos y esfuerzos para producir y colocar en el mercado un bien ordinario como una camisa, por ejemplo?.

Las camisas ensambladas en Malasia utilizan maquinarias fabricadas en Alemania, algodón que crece en la India, cuellos de camisas provenientes de Brasil, e hilo de algodón manufacturado en Portugal. Estas Camisas son empacadas y transportadas al mercado minorista de Sydney, Montreal o alguna otra ciudad del resto del mundo. Estas camisas son el resultado del esfuerzo coordinado de muchas personas en el mundo. El costo, y el precio final, de las camisas es tan bajo que un ciudadano promedio requiere para adquirirla el salario que percibe en unas pocas horas de trabajo. Esto que es válido para las camisas se cumple también para una incontable lista de productos disponibles a la venta en un moderno país capitalista.

Don Boudreaux, mirando el lado del ingreso y de de la producción, se hace la siguiente pregunta. ¿De qué forma un trabajador en la actualidad puede adquirir una alta variedad de bienes cuya producción requiere del esfuerzo coordinado de millones de trabajadores?. Él responde diciendo que cada uno de estos trabajadores forma parte de un mercado tan vasto, tan enorme, que es atractivo para muchos inversionistas y emprendedores invertir considerables sumas de dinero y organizar la elaboración altamente especializada de bienes cuya producción es rentable por el solo hecho de que su mercado es grande. Esta especialización del trabajo y de la producción alrededor del mundo es el fenómeno de la globalización.

Continuando con la idea de Boudreaux, suponga que las camisas pueden ser fabricadas usando dos métodos alternativos (mutuamente excluyentes). Un método artesanal, en donde un artesano trabajando a tiempo completo puede fabricar 10 camisas por mes a un costo de u$s250 por camisa. Otro método mecanizado que requiere una gran inversión inicial en construcción, máquinas, equipos y capacitación de operarios para instalar una fábrica con una capacidad máxima para producir 1 millón de camisas por mes a un costo de u$s5 por camisa. La pregunta que se hace el emprendedor es: ¿qué método elegir?. La respuesta a esta pregunta es que el método depende del tamaño del mercado de camisas.

Si la fábrica está obligada, dado un tamaño pequeño del mercado, a operar por debajo de su capacidad instalada, entonces sus costos medios, costos por camisa, (y por ende el precio) empieza a subir pues un monto grande de dinero invertido debe distribuirse en menos camisas. Pero si se trabaja a plena capacidad, para satisfacer un enorme mercado, entonces los costos por camisa disminuyen debido a la enorme producción de la fábrica, y el emprendedor elegirá el método mecanizado. Si el mercado es pequeño puede suceder que los costos medios en la fábrica superen al del artesano en cuyo caso el emprendedor elegirá el método artesanal, comprando camisas a los artesanos para venderlas en el mercado.

Este ejemplo presenta en acción una ley económica universal: la ley de las economías de escala. Esta ley dice: sí el tamaño del mercado es lo suficientemente grande entonces el nivel de producción podrá elegirse de modo que minimice los costos medios, que en este ejemplo es el costo por camisa. La minimización del costo medio permite simultáneamente maximizar las ganancias, maximizar la producción, maximizar el empleo de trabajadores, y bajar al mínimo el precio del bien. Todo esto redunda en beneficios no solo para emprendedores y trabajadores sino también para los consumidores del bien.

Se desprende de este ejemplo, planteado por Don Boudreaux, que una consecuencia directa del libre mercado es ampliar el mercado para todos los bienes vinculados además de los bienes finales. Cooperación mediante se pueden aprovechar las economías de escala en todos aquellos bienes que quedan vinculados en los procesos productivos de insumo-producto. O sea, se amplia el mercado para los bienes finales y para todos los bienes intermedios que se utilizan como insumos productivos en la elaboración de los bienes finalmente adquiridos por los consumidores. Uno no podría esperar un resultado mejor que el obtenido de generalizar el libre comercio o el libre intercambio para todos los bienes y para todas las economías del mundo. Esto resulta trivialmente evidente.

Otra ventaja de la especialización es que permite a los consumidores disfrutar de los talentos y recursos localizados fuera de las fronteras. Así es como se aprovecha lo que en economía se llama “ventajas comparativas”. Por ejemplo, si Japón dispone de talentos y recursos para producir computadoras, entonces ellos son productivos en la producción de ese bien. Tienen esa ventaja comparado con el resto de países. El libre comercio con Japón fomenta no solo la especialización productiva de Japón en lo que mejor sabe hacer sino también el acceso a computadoras baratas y de buena calidad de aquellos ciudadanos que viven en países que son improductivos en la elaboración de computadoras.

La especialización productiva es un resultado que predice el conocido teorema de la teoría del comercio internacional: el teorema de Heckscher-Ohlin. La especialización observada actualmente en una gran diversidad de bienes como vinos, computadoras, café, petróleo, maquinarias, aviones, etc., se explican por este teorema. Las ventajas comparativas asociadas con la globalización permite producir bienes de manera mas eficiente y por lo tanto mas barata y tiene consecuencias similares a las de la economía de escala.

La posibilidad de elección es otra ventaja importante asociada a la globalización. Los consumidores pueden elegir entre un bien que cuesta caro y de mala calidad y el mismo bien mas barato y de mejor calidad. Este fenómeno es muy evidente en el mercado de automóviles. Los habitantes de países que no tienen desarrollada la industria automotriz solo pueden acceder a mejores automóviles si estos provienen desde el extranjero. Impedir la entrada de autos importados bajo estas condiciones, como bajo cualquier otra, es una severa restricción de la libertad que tienen los consumidores de decidir cómo y en qué gastar sus ingresos. Además, si algo que se hace mal dentro de un país puede hacerse mejor y mas barato afuera, no hay ninguna justificación que fundamente coartar la libertad del consumidor para decidir cómo asignar sus ingresos.

La ventaja mas importante asociada al libre comercio mundial y a la globalización es la liberación de recursos mal usados que quedan disponibles para ser utilizados en mejores usos alternativos. Este hecho actúa como multiplicador económico porque fomenta el desarrollo de nuevos proyectos con nuevas actividades para aprovechar esos recursos liberados. De este modo la globalización, un libre ensayo cooperativo a nivel mundial, actúa como un gran reasignador de recursos permitiendo maximizar la producción mundial, maximizar el empleo y el ingreso mundial, y maximizar el bienestar de los consumidores. Estos resultados constituyen un profundo fundamento de la globalización: el fundamento económico.

Para finalizar, vale recordar que no hay hasta el momento “ni una sola prueba empírica” seria, y confiable, que demuestre prosperidad como consecuencia de las restricciones al libre comercio. La evidencia indica todo lo contrario: el libre comercio está fuertemente correlacionado con la prosperidad de los países por lo cual el enfoque de la globalización es la mejor aproximación.


Referencias

Boudreax, Donald. 2009. The benefits of free markets. Mason University. Virginia.
Boudreaux, Donald. 2007. Globalization. Greenwood Press.
Irwin, Douglas. 2005. Free Trade Under Fire. Princeton University Press.
Norberg, Johan. 2003. In Defense of Global Capitalism. Cato Institute.
Wolf, Martin. 2005. Why Globalisation Works. Yale University Press.
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jueves, septiembre 03, 2009

Gracias, Don Boudreaux

Mientras estoy conectado a la web, no paso mas de una hora navegando antes de volver a revisar el sitio Café Hayek. En este rincón escribe el profesor Donald Boudreaux. Por lejos es uno de mis sitios preferidos. No podría darme el lujo de perder ni un solo razonamiento de Don. No me lo perdonaría.

Sus ilustradas notas, su perfecta lógica económica, su oportunas acotaciones resultan en una combinación conceptual tan incisiva como esclarecedora que raya en la misma frontera del dominio de la economía a la vez que deja al descubierto aquellas puras ideas que pocas mentes logran sintetizar. Usted es, estimado Profesor, muy generoso. Por ello no puedo menos que decir: Gracias, Don Boudreaux.
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