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martes, enero 29, 2008

El Plan C

Expongo a continuación el natural destino de la revolución constitucionalista impulsada por comunistas intolerantes hoy desparramados por los gobiernos latinoamericanos. El Banco actual de germoplasma ideológico está situado en Cuba. Con la ayuda de los gobiernos Venezolano, Boliviano y Ecuatoriano, se pretendió coordinar una estrategia re-fundacional comunista en la cual socios importantes, como Brasil, ya desertaron. Veamos algunas interpretaciones del ya fracasado intento extremista.

En general, yo prefiero usar la palabra “programa” en lugar de la palabra “plan”, pues considero cuasi sinónimos a estos términos. El vocablo “programa” sirve para referirse a una situación tan amplia y tan precisa como uno lo desee. Como título de esta nota utilizo el vocablo “plan” porque su significado suele ser mas evidente a la mente del lector cuando uno habla sobre diferentes cursos de acción para abordar la resolución de una problemática.

Un plan se dice ser un esquema bien detallado de los objetivos y los medios para alcanzarlos. Alcanzar tales objetivos suele ser condición necesaria para resolver una determinada problemática. Lo que uno debe recordar es que ciertos objetivos fijos podrán alcanzarse de diferente manera o sea usando diferentes caminos o, lo que es lo mismo, apelando a distintos planes.

Estratégicamente, al abordar la solución de un problema, suelen definirse dos planes con casi el mismo nivel de detalle. El plan A y el plan B. En general el plan A suele ser el más eficiente de los dos. O sea es el plan que minimiza los esfuerzo para alcanzar los objetivos. A veces ambos planes suelen ser indiferentes en cuanto a eficiencia aunque la elección de uno de ellos se hace necesario a la hora de operar. Pero en general el plan B es el menos eficientes de los dos planes concebidos.

Eventualmente, se define un plan C. Que suele ser “el” menos eficiente de los tres. Yo suelo ubicar a estos planes en los lados de un triangulo rectángulo. Al plan C le corresponde la hipotenusa, que suele ser el lado mas largo del triángulo. Aquí, mas largo quiere decir que más distancia se requiere recorrer para alcanzar el objetivo. El plan C suele ser el mas costoso de todos, por lo que es el menos preferido.

En el terreno de la geopolítica también suele encontrarse la trilogía de planes. Un ejemplo bien evidente y contemporáneo es el caso de Venezuela, bajo el dominio de su actual presidente. El Presidente H. Chávez se ha empeñado en difundir, estratégicamente, por todo Latinoamérica lo que solo él ha dado en llamar: la revolución bolivariana. Tal revolución se presenta como una confrontación frontal con el capitalismo actual y con, lo que él dice son, los intereses del imperio de los Estados Unidos de América. El Presidente H. Chávez usa como consignas para su seudo-revolución a los derechos de los pobres, a la igualdad económica y a la justicia social.

El mundo ya ha reconocido que lo que él llama revolución bolivariana es solo una cortina humo. Él apela a la ideología y a su retórica ideológica para confundir, desviar la atención, y ocultar sus verdaderos objetivos: comandar un plan hegemónico para perdurar en el poder tanto tiempo como lo hizo su homólogo, ideológico, Fidel Castro en Cuba. Está claro, para alcanzar este objetivo, él ya ha revelado sus tres planes.

El plan A, bien directo y barato, fue de naturaleza esencialmente diplomática. Aprovechando los últimos cambios de gobierno en Latinoamérica, qué él interpretó como una oportunidad de cambios hacia la izquierda radicalizada y extrema, intentó desplegar todo un andamiaje diplomático con la finalidad de aceitar los vínculos políticos y económicos con los países de la región.

De haber tenido éxito este plan, se habrían profundizado los vínculos políticos y económicos entre Venezuela y todos los países del área de influencia. Pero el plan fracasó ya que se revelaron en contra jugadores importantes como México, Brasil, Chile, Uruguay, Colombia y Perú. Todos estos países “no” acompañarán a H. Chávez en su proyecto de poder. Relativo éxito tuvo con Argentina y Ecuador cuyos gobernantes son socios de Chávez, en la sombra porque formalmente no podrán lograr una asociación exitosa dada la fuerte oposición interna de los ciudadanos. Los únicos aliados seguros de Chávez son Cuba y Bolivia. Aunque Bolivia tiene serias chances de partirse en dos, en cuyo caso el apoyo Boliviano sería “insignificante” al igual que lo es el de Cuba.

El propio carácter dictatorial de H. Chávez hizo fracasar su plan A. Chávez buscó entrometerse en asuntos internos preelectorales de países tales como México, Colombia, Perú, Chile, Uruguay y Brasil. Todos sus intentos fueron rechazados tanto por los gobernantes como por la ciudadanía de dichos países. Estos fracasos internacionales, debilitaron al dictador. Lo dejaron internamente debilitado. A modo de reacción instintiva automática, propia de una fiera herida, el presidente desplegó su plan B.

El plan B fue para Venezuela esencialmente económico en el plano internacional y político en el terreno doméstico. Su presidente diseñó un programa de ayuda y cooperación técnica y económica con sus aliados residuales mas importantes: Cuba, Bolivia, Ecuador y Argentina. Los petrodólares le ayudaron a financiar billonarios gastos desembolsados para implementar y sostener este plan.

Un ejemplo claro de esto lo son los billonarios acuerdos firmados entre Venezuela y Argentina, aparte de la transferencia de enormes masas de dólares provenientes desde Venezuela, vía compra de títulos públicos, que se desvían hacia sectores de izquierda radicalizados dispersos por todo el territorio nacional. Ese dinero ha ayudado a financiar una ostentosa campaña política desplegada casi sin organización partidaria interna en Argentina. El éxito de este tipo de campañas solo se logra a sangre de dólares.

Otro ejemplo bien evidente es la ayuda financiera y logística que H. Chávez brinda a la organización terrorista de las FARC atrincherada en la frontera Colombiana-Venezolana. Él ha salido a defender públicamente a esta organización, aunque tal defensa es un grito desesperado, un manotazo de ahogado, que aparece en el ocaso del plan B y que empieza a revelar una futura movida asociada al plan C.

En el terreno interno, el Presidente Chávez ideó un programa bien audaz: reformar la constitución para fomentar y garantizar su perpetuidad en el poder. En este caso fue el pueblo Venezolano quien dijo “NO”. Le dijo “NO” a su reforma disfrazada de revolución bolivariana. De haber tenido éxito esta propuesta, probablemente Venezuela se habría transformado en la nueva trinchera para impulsar, desde ahí, una especie de Cuba a mayor escala.

Fue este último fracaso, que yo llamo “el gran fracaso de la revolución constitucionalista” quien confirma que el plan B, pensado como un medio para recuperar el prestigio perdido al fracasar el plan A, también fracasó. No solo se siguió deteriorando la imágen de H. Chávez sino que perdió tiempo y se gastaron enormes cantidades de dinero. Dinero que podría haberse utilizado para “eliminar” la pobreza en Venezuela cosa que, paradójicamente, habría fortalecido al dictador.

Venezuela está hoy embarcada en el plan C. Este plan será mucho mas costoso y, sin dudas, mucho mas peligroso para la estabilidad en Latinoamérica. El plan C tiene como fin intermedio armar un bloque de resistencia militar en la región. Esta resistencia se ha pensado en principio formada por Venezuela, Cuba y Bolivia, y avalada, en las sombras vía cooperación económica y asistencia técnica, por el resto de aliados residuales de Venezuela: Argentina y Ecuador. En el medio, y funcional a los objetivos del plan, se encuentra el grupo terrorista de las FARC quien sería un importante aliado de Venezuela en un eventual conflicto armado con su vecino país de Colombia.

El apoyo Venezolano incondicional a las FARC está en el corazón del plan C. Las FARC, de no ser aislada, controlada y neutralizada, puede convertirse en el vehículo perfecto para llevar caos político, económico y social a Colombia, país que se ha revelado abiertamente en contra a los intereses del dictador. Es sabido que Colombia buscará por todos los medios posibles neutralizar al grupo terrorista. Ante una escalada militar de Colombia en contra de este grupo, no es descabellado pensar en una posible respuesta agresiva de Venezuela en contra de Colombia, vía las FARC, lo cual desencadenaría un conflicto militar armado entre ambos países.

En los hechos, Venezuela no tiene aliento, ni económico ni político ni tecnológico, para sostener un conflicto armado en la región. Por lo que su plan C está destinado a fracasar. Un posible éxito de este plan sería que Colombia cediera en sus pretensiones por neutralizar al grupo terrorista lo cual daría oxígeno a Chávez porque ello significaría una derrota para el Gobierno Colombiano que sería capitalizada como un éxito para la revolución bolivariana. Pero Colombia “no” puede ceder pues dispone de un andamiaje de vínculos internacionales que lo apoyan y lo impulsan. En esta tarea de combate al terrorismo uno de los socios de Colombia es, nada mas y nada menos, que el país más poderoso de la tierra.

Lo que queda saber es: hasta dónde se atreverá Chávez a llevar sus amagues de conflicto bélico con Colombia?. Utilizará solo amenazas para distraer a sus adversarios y a la comunidad internacional mientras intenta reorganizar su plan para así reencausar su proyecto de poder hegemónico en vistas al 2050?. O ya se habrá dado cuenta de su muerte política que llega antes del 2011 por lo que todas sus fuerzas deberán concentrarse en tratar de subsistir en el poder hasta esa fecha?. Se animará a cruzar la línea que desencadene un conflicto armado entre Venezuela y Colombia?.

Mi opinión particular es que el proyecto hegemónico de H. Chávez está agonizando. Ha entrado en coma “irreversible”. Sus tres planes ya han fracasado y lo han dejado sin resto. Todo lo que él haga a partir de ahora será solo para evitar elecciones anticipadas. Él ha perdido un poder que ya nunca podrá recuperar. Esto lo vuelve extremadamente vulnerable, vulnerabilidad que será oportunamente aprovechada para devolver el carril democrático a Venezuela. Al resto del mundo, respetuoso de los tiempos democráticos, le queda mirar con agrado el estrepitoso desplome, la caída y la sepultura final de este desafiante dictador Latinoamericano que sostiene con su temblorosa mano lo que queda de El Plan C.

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