La política monetaria es uno de los elementos para impartir política que dispone la administración gubernamental de un país. La política monetaria y la política fiscal suministran el grupo de instrumentos “más” importantes a la hora de buscar los objetivos y las metas establecidas por un gobierno.
Una administración moderna se plantea esencialmente tres objetivos permanentes de política: fomentar el máximo nivel de crecimiento económico posible, fomentar el máximo nivel de empleo posible de la mano de obra, y fomentar la estabilidad de los precios en la economía. El crecimiento, el empleo y los precios en el largo plazo dependen, más que de la política, principalmente de otros factores como lo son la tecnología y las preferencias de las personas por el ahorro, el riesgo y el esfuerzo laboral. Las medidas de política no pueden afectar estos equilibrios de largo plazo pero sí pueden reencaminar el sendero de marcha de la economía en el corto plazo para suavizar los ciclos económicos y mantener el crecimiento, el empleo y los precios mas cerca de los equilibrios de largo plazo.
La naturaleza de “permanentes” de los objetivos de corto plazo de la política es lo que permite hacerlos compatibles y sostenibles en el largo plazo: se supone que cualquier administración, independientemente de la ideología que ostenten sus miembros, debe bregar por el cumplimiento de los mismos. Eso es lo que, por un consenso histórico, se ha entendido y aplicado recurrentemente en los países social y económicamente mas avanzados del mundo como por ejemplo los Estados Unidos de Norte América, los países de la Comunidad Económica Europea y algunos países Asiáticos como Japón.
Por lo prometido en un post anterior, en esta oportunidad solo se repasa la política monetaria. Este repaso sirve para entender la manera en que los gobiernos la emplean al enfrentar ciertas situaciones, extremas, poco frecuentes, como lo es una crisis de liquidez en el sistema bancario de la economía o una corrida contra los depósitos del sistema financiero al estallar una burbuja en el mercado de capitales. Si bien la política monetaria no es completamente independiente de la política fiscal, ya que comparten objetivos de largo plazo, se dejará para otra oportunidad un análisis de la política fiscal y las interacciones entre ambas políticas en situaciones extremas.
El término “política monetaria” se refiere a las acciones ejecutadas por la autoridad monetaria, o banco central, tal como la Reserva Federal de los Estados Unidos, para influir sobre la disponibilidad y el costo del dinero y el crédito en post de alcanzar los objetivos económicos globales de crecimiento, empleo y estabilidad. Generalmente se fija por Ley la responsabilidad que la autoridad monetaria tiene sobre la política monetaria. Por ejemplo para el caso de los Estados Unidos esta responsabilidad se fija con una Ley del año 1913. Reconocida la importancia fundamental de los objetivos de política, es vital entender los instrumentos de la política monetaria y repasar, entremedio, la forma en que estos se relacionan con los mencionados objetivos.
La autoridad monetaria, habitualmente, controla tres instrumentos de política monetaria: las operaciones de mercado, la tasa de descuento y los requerimientos de reservas. Usando estos instrumentos la autoridad monetaria afecta la demanda y la oferta de “fondos de reserva” (llamados reservas) que las instituciones de depósito (llamados bancos) mantienen depositados en los bancos de la Reserva Federal o en el Banco Central del país. Los bancos están obligados a mantener estas reservas a los efectos de atender ciertas situaciones de salidas de fondos como el retiro voluntario de depósitos privados. Las reservas se pueden mantener como dinero disponible en los tesoros de los bancos o como depósitos en el Banco Central. Las necesidad de reservas de un banco pueden cambiar en la medida que cambian sus depósitos y sus transacciones y para satisfacer esta necesidad se forma un mercado en donde los bancos intercambian fondos de reserva. El precio al cual se intercambian estos fondos se llama “tasa de corto plazo de los fondos federales” o simplemente “tasa de los fondos de reserva”.
Las operaciones de mercado son la principal herramienta para implementar política monetaria. Estas operaciones consisten en la compra-venta que hace la autoridad monetaria de títulos del gobierno y del banco central. Con estas operaciones la autoridad monetaria afecta la “oferta” global de fondos de reserva induciendo un cambio en los precios (tasa de interés) de estos fondos de reserva. El objetivo inmediato de estas operaciones pueden ser el de influir en el total de reservas del sistema, el de alcanzar una tasa de interés para estos fondos, o ambos. Por ejemplo si se busca bajar la tasa de los fondos entonces el gobierno puede comprar títulos en una operación de mercado abierta y así incrementar el nivel de reservas del sistema (aumento de oferta). Los bancos que vendieron los títulos ven incrementadas sus reservas las cuales pueden intercambiarse con otros bancos que las requieran. De este modo aumenta la oferta de reservas y, dependiendo de la demanda, la tasa de interés tiende a bajar.
La tasa de descuento es la tasa que fija la autoridad monetaria a la cual las instituciones de depósito pueden tomar reservas, en formas de crédito primario, directamente de la ventanilla de descuento del banco central. Esta tasa generalmente está por encima de la tasa que la oferta y la demanda de fondos determina en ese mercado y, dada la facilidad para acceder a los créditos, constituye un techo para el costo financiero que los bancos pagan por las reservas. Dado que la tasa de descuento es superior a la tasa de mercado, los bancos solo prefieren obtener reservas desde el Banco Central cuando se agotan todas las posibilidades de intercambio en el mercado de fondos.
Los requerimientos de reserva son la cantidad de fondos que los bancos deben mantener en reserva para respaldar sus pasivos financieros. Dentro de ciertos límites estrictamente establecidos por ley, la autoridad monetaria puede estos requerimientos de reserva. En general la proporción de reservas de los pasivos reservables se mantienen mas o menos fijos a los efectos de emitir una clara señal para las decisiones de ahorro y transaccionales de los individuos.
Usando estos tres instrumentos la autoridad monetaria tiene el poder de influir sobre la demanda y la oferta de fondos de reserva, por lo que afecta también la tasa de interés de estos fondos de reserva. Esta tasa de interés es la tasa a la cual los bancos intercambian fondos de reserva entre sí o con los bancos de la Reserva Federal o Banco Central. Esa tasa es una tasa de referencia para todo el sistema financiero de la economía, ya que todas las demás tasas son iguales o superiores a ella. Por ello, cambios en la tasa de interés de los fondos de reserva dispara una cadena de eventos que termina afectando la cantidad de dinero y de crédito en la economía y de manera indirecta a otras variables económicas incluidos el crecimiento, el empleo y la variabilidad de los precios.
Queda claro que dentro del sistema bancario de un país coexiste un mercado de fondos de reserva con la autoridad monetaria de ese país haciendo las veces de un jugador especial en ese mercado ya que, usando sus instrumentos, es quién determina la tasa máxima a la cual se transan esos fondos. Para entender las posibilidades que la autoridad tiene para maniobrar estos instrumentos de política monetaria es necesario primero conocer el estado inicial de los mismos a la hora de adoptar una medida de política y segundo es indispensable entender en detalle el porque son importantes esos objetivos y cuales serían los valores deseables para ellos en el largo plazo.
Por ejemplo se puede adelantar que si la tasa de inflación de una economía es muy baja y la economía está entrando en una recesión entonces la autoridad monetaria tiene poco margen de maniobra en el corto plazo ya que con una expansión de los fondos de reserva se expone a una deflación de precios en la economía, situación que resulta tan indeseable como una alta inflación. Si, por el contrario, la situación corriente es de moderada inflación con crecimiento elevado del producto, entonces con una política contractiva sobre los fondos federales se expone a un aumento en los precios con peligro de alta inflación situación que puede conducir a un aterrizaje brusco del crecimiento del producto de la economía que finaliza en una recesión con alta inflación. Antes de responder a la pregunta ¿cómo actuar bajo situaciones extremas, como una crisis de liquidez? es recomendable hacer un breve repaso de los objetivos de política, tarea que queda para un próximo post.
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