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miércoles, abril 30, 2025

Desmantelamiento del Estado

El 28 de Abril, 2025, el Presidente Argentino, Dr. Javier Milei, condecoró con la Medalla Orden de Mayo al Mérito al economista español Dr. Jesús Huerta de Soto. En el marco de este acto, el Profesor Huerta de Soto realizó una excelente presentación sobre AnarcoCapitalismo, entendido este como "la representación más pura del orden espontáneo del mercado en el que todos los servicios --incluyendo la definición del derecho, justicia y orden público-- son proporcionados a través de un proceso exclusivamente voluntario de cooperación social." El AnarcoCapitalismo será la única solución a la estatolatría, sabiendo que esta última es la principal amenaza a la civilización humana. Por esto, el principal desafío de los libertarios, presentes y futuros, es y será el definitivo desmantelamiento del estado.

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viernes, abril 25, 2025

Limitaciones Lingüísticas

Las civilizaciones con inteligencia finita están limitadas por el lenguaje: "el total de civilizaciones posibles queda acotado por la potencia del continuo". Este límite surge porque la clausura de Kleene de cualquier lenguaje es isomorfa a la clausura trivial de Kleene. Un alfabeto trivial ∑={a} se corresponde con una clausura trivial ∑*={a, aa, aaa, aaaa, aaaaa, . . .}, la cual puede representar a todos los lenguajes finitos posibles. Es decir, hay una biyección entre la clausura trivial y cualquier otra clausura de Kleene de alfabeto finito, por lo que también hay una biyección a la unión numerable de todas ellas.

Esta propiedad matemática pone un límite a los lenguajes pero nada dice sobre cómo el lenguaje puede limitar el desarrollo de una civilización inteligente. Si bien la clausura de Kleene expresa las posibilidades, no todas ellas suelen ser explotadas. El lenguaje elegido por una civilización está lleno de limitaciones que lo vuelven aceptable a sus caprichos operativos. El lenguaje debe satisfacer exigencias de comprensión y manipulación por lo que, además del alfabeto y la gramática, suelen agregarse restricciones que la colección de palabras o fórmulas queda obligada a respetar.

Estas restricciones podrían trasformar al lenguaje en un objeto muy poblado, pero finito, en vez de ser una colección infinita que da acceso a todas las palabras o fórmulas relevantes a la verdad. Por ello cabe preguntarse sobre el potencial cognitivo de la inteligencia en relación a su lenguaje. Su propio lenguaje (la colección de palabras o fórmulas) podría quedar atrapado en una isla, incluso aceptando combinaciones finitas de palabras. Para evaluar las implicancias de la finitud, uno debe aclarar el significado de la inteligencia: ¿qué es la inteligencia?

En general "una inteligencia es un orden funcional que tiene la capacidad de estructurar datos, en un fenómeno interpretable, cuyo entendimiento se destina a: generar conocimientos, al aprendizaje adaptativo y a la resolución eficiente de problemas". Cualquier inteligencia finita accede a su verdad relevante interpretando lo que puede obtener del fenómeno, porque no puede representar e interpretar la realidad absoluta. Esto ocurre independientemente del carácter de la inteligencia, sea esta de orden natural o artificialmente creada para algún fin. Así se delimita el acceso a la verdad.

Dentro de estos límites, una inteligencia finita expresa y almacena conocimientos e información mediante su lenguaje construido desde alfabetos finitos. Si bien la clausura de Kleene puede alcanzar para almacenar toda la información en términos lingüísticos, el lenguaje finalmente elegido puede no ser suficiente para hacerlo, ya que algunas verdades accesibles podrían ser no escribibles en ese lenguaje. En tal caso, el freno al desarrollo cognitivo de la civilización quedaría confinado por las posibilidades de su lengua.

La inteligencia de una civilización puede quedar empantanada si es que su lenguaje le impide o dificulta escribir todas sus verdades alcanzables. Nadie puede confirmar si es que la civilización humana no está severamente condicionada por las lenguas formales e informales elegidas hasta ahora. Podría ocurrir que, en un futuro cercano, un nuevo lenguaje más flexible simplifique y agilice el proceso de obtener más y mejores resultados volviendo así más eficiente y precisa nuestra inteligencia.

Por ejemplo, la inteligencia artificial humana se puede interpretar como una extensión de su inteligencia natural que resulta ser mucho más veloz para obtener conocimientos mediante nuevas combinaciones de palabras ya aceptadas. La mente humana requeriría un largo tiempo e ingentes cantidades de otros recursos para obtener esas nuevas combinaciones reveladoras de verdad. Además, una inteligencia artificial podría utilizar nuevos lenguajes densamente poblados de verdades relevantes.

Finalmente, el requerimiento de coherencia del lenguaje lo vuelve intrínsecamente incompleto. Hay verdades que quedarán fuera de su alcance. Aunque es atinado suponer que una civilización avanzada con inteligencia finita puede crear y configurar lenguajes que le permitan alcanzar la verdad que su inteligencia admite, a la larga, más allá del carácter de finitud, el lenguaje puede ser un serio obstáculo para acceder y registrar todo aquello inaccesible por las limitaciones lingüísticas.

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domingo, marzo 30, 2025

El Arca de la Verdad Eterna

Hay dos categorías únicas de verdad: la verdad nouménica y la verdad fenoménica. La principal diferencia entre ambas es que la primera resulta finitamente inaccesible. La verdad nouménica es fuerte y está directamente ligada a la realidad absoluta, sin mediador inteligente; sólo la inteligencia infinita accede a la verdad absoluta, inmutable y completa. La verdad nouménica es inimaginable e inalcanzable por inteligencias finitas. Por otro lado, la verdad fenoménica es débil, es una verdad mediada por la percepción y la mente bajo finitud; esta verdad es circunstancial, perecedera e incompleta.

Toda inteligencia finita que pretende conocer completamente el mundo está condenada a no hacerlo. Cualquier intento de acceder al noumeno será un fracaso miserable por su confinamiento a la finitud. Tampoco es posible concebir la infinitud desde la finitud. Cualquier definición de inteligencia infinita es limitada en todos sus aspectos porque no hay manera de concebir sus implicancias. Las categorías puras de la finitud son imperfectas y ponen límites a las concepciones de infinitud. El requerimiento de infinitud vuelve al noumeno completamente inaccesible.

La finitud implica incompletitud de verdad porque la completitud implica infinitud. La verdad fenoménica es discontinua, muy limitada y granulométrica. Los fenómenos son solo pantallazos de una realidad continua e inaccesible. Por esto, toda teoría es víctima inevitable del error y la deficiencia. Pero esta verdad incompleta es la única accesible al entender y conocer el mundo! Cualquier sistema consistente, formal o no, sirve para obtener verdades relevantes, aunque incompletas, en la resolución de problemas. Es así como cualquier inteligencia finita consistente sobrevive sin acceso a la verdad absoluta o divina.

Si la verdad fenoménica es imperfecta y perecedera, cómo es que puede ser consistente? La inteligencia finita crea un objeto imaginario, llamado fenómeno, que se intenta entender y teorizar para derivar conocimientos desde él. La mente crea algo que intenta entender! Todo conocimiento así obtenido tendrá que ser consistente, aunque eso no asegura verdad absoluta. Ningún fenómeno tiene el poder de otorgar garantía nouménica. Dada las debilidades de la finitud, el objeto imaginario podrá ajustarse para aproximarse al noumeno sin llegar a alcanzarlo. Este ajuste mental del fenómeno vuelve inconsistente a las viejas ideas, las que serán reemplazadas por nuevas interpretaciones consistentes con la nueva representación fenoménica.

La verdad absoluta sólo vive en el noumeno Kantiano. Este enunciado (G), completa la verdad fenoménica pero es indemostrable dentro de la finitud; por eso se lo presupone verdadero. Si fuera posible considerar toda la verdad, finitamente accesible, como un sistema formal, pues ese sistema sería incompleto o inconsistente. No hay ninguna posibilidad de mantener consistencia completa sin salir del sistema. Es decir, la verdad completa necesita o implica un auxilio externo a modo del enunciado G Gödeliano. Si bien G no revela la verdad, sí expresa la noción de que existe el arca de la verdad eterna.

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jueves, marzo 13, 2025

Límites de la Inteligencia en el Cosmos

La inteligencia es el rasgo distintivo de los humanos. Aunque limitada, es sofisticada. Vive como una estructura de la mente que la naturaleza pudo sintetizar en 4500 millones de años de evolución. La mente humana es pequeña pero sutil. En ella ocurren procesos ocultos y sorprendentes del orden material: la percepción, la razón, la emoción y la valoración constituyen eventos singulares propios de la mente. Pero hay un quinto elemento que le da vida a los demás: el lenguaje. El lenguaje es indispensable para entender y conocer el mundo.

El lenguaje es el instrumento que emplea la mente para representar los fenómenos. Los fenómenos forman la realidad filtrada por la mente. La mente no accede a la realidad absoluta (al noumeno kantiano) sino a una construcción imaginaria de esa realidad: el fenómeno. La mente sólo mira los objetos fenoménicos que ella misma construye en su interacción con la realidad; representa e interpreta esos objetos en términos de un lenguaje que le permite capturar información que finalmente logra entender. El lenguaje transforma el fenómeno en información legible para la mente humana. Sin el lenguaje, la información sería ilegible e irrecuperable.

Un lenguaje, para cualquier inteligencia finita (no divina), posee dos componentes fundamentales: un alfabeto (abecedario) no vacío, compuesto por símbolos primitivos; y un conjunto de reglas (sintaxis o gramática) para formar cadenas (palabras) relevantes (que almacenan información) combinando esos símbolos; el alfabeto y la gramática conforman un sofisticado y eficiente artificio que dispone cualquier inteligencia para expresar y almacenar información. De aquí la importancia del lenguaje.

En modo resumido, un alfabeto es un conjunto de símbolos ∑={a1, a2, a3, . . ., an} con los cuales, reglas de por medio, se pueden escribir las palabras del lenguaje. Suponga que el lenguaje ℒ es el conjunto de palabras formadas por dos caracteres de ∑, entonces ℒ={aiaj tal que ai∈∑ y aj∈∑}. El leguaje queda definido por el conjunto de cadenas de símbolos (palabras) relevantes que lo forman. Así se define un lenguaje en general, aunque su especificación gramatical puede ser mucho más compleja.

Si se trata del lenguaje en un sistema (lógico) formal, se necesita agregar tres componentes adicionales: un conjunto de axiomas (o cadenas iniciales hipotéticas); unas reglas de inferencia (o sistema deductivo) que permiten inferir cadenas de otras cadenas; y, eventualmente, un sistema interpretativo (o semántica) que permite asignar significado a las cadenas y a las combinaciones de ellas.

∑ establece un límite a los lenguajes. Cualquier cadena finita se obtiene del conjunto de cadenas finitas de símbolos de ∑. Este conjunto de cadenas finitas se denota como ∑* y se llama la clausura de Kleene; esta clausura, al ser el conjunto de todas las cadenas finitas posibles, contiene (incluye a) todos los lenguajes posibles que se pueden formar con el alfabeto.

Se sabe que para cualquier alfabeto no vacío, la clausura de Kleene es numerable: tiene el cardinal 𝒩0, el tamaño transfinito del conjunto de los números naturales. Esto ocurre porque da lo mismo computar cadenas finitas desde un alfabeto de 1 elemento que desde cualquier alfabeto finito. Alcanza con probar la numerabilidad para el alfabeto trivial ∑={a}, desde donde ∑*={a, aa, aaa, aaaa, aaaaa, . . .} resulta trivialmente infinito numerable. De aquí se obtiene que la potencia de ∑* (el conjunto de subconjuntos de la clausura de Kleene) es infinito no numerable.

Cualquier lenguaje pertenece a la potencia de ∑*. Es aquí donde se vuelve útil el alfabeto trivial. La magia surge al entender que, a los efectos del registro de información, da lo mismo la estructura simbólica que se emplee para hacerlo; es decir que la misma información se podría expresar mediante “aaa” o mediante “abcdaaa”, por esto la clausura de Kleene del alfabeto trivial alcanza para extraer representantes de cualquier lenguaje posible.

Entonces, cualquier inteligencia finita, humana o extrahumana, se topará con este alfabeto trivial poniendo límites a los lenguajes (generales y formales) posibles. Desde aquí, se está en condiciones de enunciar la siguiente conjetura:


Conjetura
El total de inteligencias en el cosmos no supera la potencia del continuo.

Demostración posible
Cualquier lenguaje en general es un subconjunto de ∑*. Entre las colecciones de subconjuntos contenidos en ∑* están los lenguajes. El conjunto de subconjuntos de ∑* se llama potencia de ∑*, se denota como 𝒫(∑*) y tiene un cardinal de 2𝒩0 que es la potencia del continuo. Pues este es el límite de lenguajes posibles para las civilizaciones con inteligencia finita. Dado que cada inteligencia finita se caracteriza por su capacidad para interpretar el mundo usando lenguajes, entonces este límite para los lenguajes es también un límite para las civilizaciones inteligentes.∎


La conjetura pone restricciones a las pretendidas potencialidades ilimitadas de la inteligencia artificial creada por humanos. Esta clase de inteligencias también utiliza lenguajes: formados por programas ejecutables por máquinas, como la máquina de Turin. El conjunto de estos lenguajes (de programación) tiene un límite más ajustado aún que el de los lenguajes generales: su tamaño es el de los naturales. Hay una colección infinita de lenguajes de programación posibles aunque el tamaño transfinito de esta colección es limitado y no arbitrario. Una inteligencia finita no puede escribir programas divinos porque es finita, no accede al noumeno.

Se destaca que al demostrar la conjetura no es posible utilizar las especulaciones sobre el número de universos postulados por la teoría de cuerdas o la mecánica cuántica, porque estos postulados no están confirmados aún. La simple noción de inteligencia finita (limitada) que no accede al noumeno kantiano, sino que filtra y precipita fenómenos, junto al uso de lenguajes para expresar y entender fenómenos, alcanzan para confirmar una idea sobre los límites de la inteligencia en el cosmos.

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