Últimamente he observado tristemente la perversa mala intención con que varios periodistas, políticos, y economistas le comunican a la sociedad ideas completamente falsas acerca de las consecuencias de la inflación. En varios programas de televisión estos señores afirman que un poco de inflación sirve a la prosperidad económica de la sociedad. Quiero decirles a estos señores que la inflación es el instrumento que ellos, y otros personajes tan perversos como ellos, utilizan para estafar a millones de individuos indefensos que habitan un país. En esta oportunidad quiero compartir con quien lea esta nota las nociones elementales que suelo transmitir a mis alumnos cuando me toca explicar el carácter destructivo de la inflación. Print pdf.
La inflación tiene dos componentes distintivos a través de los cuales provoca enormes daños: el aumento generalizado en los precios, y el incremento sucesivo de la escasez. Ambas componentes atacan el corazón mismo de una economía: la economizing, y los intercambios.
La economizing es aquel complejo de acciones y actividades que los individuos emprenden para lidiar con el fenómeno de la escasez. Los individuos son los sujetos activos de la economizing, y los bienes económicos son su objeto por excelencia. La economizing tiene por objetivo evitar las pérdidas y reducir los gastos en estos bienes escasos. Con esta noción, los individuos de una sociedad buscan acortar al mínimo la brecha que existe entre requerimiento y disponibilidad de los bienes económicos.
Los intercambios de bienes son el complemente perfecto de la economizing. Y por ello ambas instituciones evolucionaron juntas. Mediante sucesivos intercambios los individuos conducen los bienes hacia su mejor destino final. Los intercambios fomentan la producción de más variedad y cantidad de bienes, y especialmente permiten que la humanidad evolucione desde la autarquía del autoconsumo hacia la economía de mercado generando condiciones para la prosperidad permanente de modo que los individuos no sólo logran cubrir sus necesidades básicas sino también sus crecientes necesidades de bienestar.
Pero, ¿qué clase de daño sufren estas dos instituciones sociales fundamentales una vez que la inflación se instala en el seno de una economía?. La inflación especialmente destruye el carácter económico tanto de la economizing como de los intercambios. Al hacer esto, toda la sociedad se ve perjudicada, principalmente todos aquellos individuos que se encuentran en posición económica más débil. Veamos este accionar destructivo de la inflación.
Un intercambio ocurre si los individuos hacen valoraciones opuestas de los bienes que se intercambian. Por ejemplo si alguien decide tomar una taza de café en un bar es porque el valor que la tasa de café tiene para él es superior que el dinero que está dispuesto a pagar por esa tasa de café. Igualmente, el dueño del bar decide vender la tasa de café porque el valor que la tasa de café tiene para él es inferior que el dinero que está dispuesto a recibir. Ahora, el intercambio ocurre si el valor en dinero de la tasa de café para el cliente es superior que el valor para el dueño del bar. El precio de la tasa de café, lo que se paga por ella, se ubica en el medio de estos valores y con el intercambio gana tanto quien provee como quien toma café.
En un esquema competitivo bilateral, estas valoraciones se aproximan entre ellas y quienes ofrecen café tienen una valoración inferior pero muy próxima a quienes demandan café. De modo que el reparto de las ganancias del intercambio se vuelve muy equitativo, y la cantidad de individuos que acceden a la tasa de café es máxima.
¿Qué pasa si de repente quienes ofrecen café enloquecen, por alguna razón, y remarcan a la suba el precio de la tasa de café en un 50%?. Sucede que ese precio supera al valor que muchos individuos -los de posición más débil- le asignan a la tasa de café y esos individuos dejan de tomar la tasa de café. Es decir una cierta cantidad de intercambios pierden su carácter económico al desaparecer la ganancia del intercambio por el aumento unilateral en el precio impuesto por quienes ofrecen café. Un resultado observable de este fenómeno es que la cantidad total de tasas de café elaboradas disminuye.
Estos dos factores combinados, el aumento arbitrario en el precio y la anulación de ciertos intercambios, se transmiten a la economizing provocando una contracción en el servicio de cafetería, es decir se produce una menor cantidad de este servicio y disminuye la utilización de bienes (insumos) empleados para brindarlo. A esta altura, los dueños de los bares vuelven a subir el precio de la tasa de café dado que sus costos fijos deben distribuirse en menos tasas de café consumidas por los clientes. Con esta acción protegen su posición económica. Y todo el proceso de ajuste de los intercambios se inicia de nuevo.
Este efecto de los costos fijos, se transmite rápidamente hacia atrás por la cadena productiva que vincula bines finales con bienes de orden superior. Es decir, los productores de insumos de servicios de cafetería también ajustan hacia abajo sus niveles de producción y elevan el precio de estos bienes como medidas para proteger su posición económica. Si esta situación se generaliza a varios bienes finales cuyo precio de venta es remarcado compulsivamente de pronto sucede que toda la economía se encuentra en una situación de escasez general y con aumentos generalizados y sucesivos en los precios. Cuando esto ocurre, la semilla inflacionaria germina y su peste se propaga desplegando todo el potencial dañino.
De repente la economizing, institución que los individuos habitualmente utilizan para combatir la escasez, se encuentra promoviendo exactamente lo contrario: generando más y más escasez de bienes. Y los intercambios, institución habitualmente complementaria de la economizing, se achica progresivamente alimentando un proceso destructivo dentro de la economizing. Es decir, ambas instituciones pierden en buena parte su carácter económico, y su destrucción se retroalimenta. El final de esta historia es evidente: o se corta la inflación y se restituyen los roles institucionales de la economizing y los intercambios, o se desencadena una hiperinflación que destruye completamente toda la economía.
¿Donde está lo bueno y deseable de la inflación que los apologistas inflacionarios predican?. Especialmente quiero saberlo. ¿Qué individuo puede estar mejor si hay más escasez y una espiral de precios?. ¿Desde cuándo promover la escasez y obstaculizar los intercambios constituyen una clave para la prosperidad humana?. Cabe un único calificativo dirigido a los señores que defienden la inflación: Ustedes son unos descarados estafadores. La Inflación es Siempre Destructiva.
Atte.
Juan Carlos Vera. Buenos Aires, Argentina.
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domingo, noviembre 14, 2010
La Inflación es Siempre Destructiva
martes, noviembre 09, 2010
Doble Imposición: Impuesto a los Ingresos => Economía en Negro
Don Boudreaux escribió hace unos días una breve pero excelente nota titulada Mill vs Thaler donde él rebate, sobre la base del principio de doble imposición de John Stuart Mill, una idea equivocada que Thaler tiene sobre la neutralidad del impuesto a los ingresos. Luego de leer esa nota me surgió la idea de asociar la doble imposición con la economía en negro. Para probar esto sólo basta exponer el principio de doble imposición del ahorro asociado al impuesto a los ingresos y luego concluir lógicamente que tal inequidad impositiva conduce naturalmente a los individuos a montar economías no registradas o economías en negro. Print pdf.
El principio de Mill se encuentra enunciado en el libro V, capítulo 2, párrafo 22, -V.2.22- de su famosa obra: Principles of Political Economy with some of their Applications to Social Philosophy. Entre otras cosas este principio señala que la imposición, a lo tonto, del ingreso coloca al ahorro en un estado de doble imposición porque se impone el principal al formar parte del ingreso y luego se impone los intereses o beneficios que este ahorro genera cuando es usado como inversión.
Para evitar esta doble imposición, Mill sugiere despejar el ahorro del ingreso antes de colocar el impuesto de tal forma que solo quede para imponer aquella porción del ingreso que se utiliza para gastar como consumo. Es decir, Mill distingue muy bien un impuesto a lo tonto del tipo TY, donde T es la tasa de impuesto e Y es el ingreso, de un impuesto inteligente del tipo T(Y-S)=TC, donde S es la parte del ingreso que se destina al ahorro -inversión futura- y C es la parte que se destina al gasto para consumo. De este modo solo se cobra impuesto sobre el consumo quedando el ahorro libre en una primera etapa pues se le aplicara el impuesto T a los intereses o beneficios que la inversión correspondiente genere.
Si el impuesto al ingreso T sólo se aplica sobre el consumo y no sobre el ahorro entonces los beneficios de la inversión que quedan después de pagar impuestos son: rS(1-T), donde r es la tasa de rentabilidad de la inversión asociada al ahorro. Mientras que si el impuesto al ingreso se aplica a todo el ingreso Y, entonces los beneficios que quedan después de pagar impuestos son: rS(1-T)(1-T), donde S(1-T) es el ahorro que queda luego de pagar impuestos a todos los ingresos Y, y toda la expresión son los beneficios luego de pagar impuestos a los beneficios generados por la inversión.
Claramente en el caso con rS(1-T)(1-T) los beneficios que se obtienen del ahorro toleran una doble imposición (1-T)(1-T). Esta situación coloca al ahorro en desventaja respecto al consumo, pues este último solo se impone una vez mientras que el ahorro se impone dos veces. Tal inequidad impositiva se transforma en una clara señal para la toma de decisiones de los individuos quienes en última instancia son los que reciben los ingresos y quienes eligen cuánto consumir y cuánto ahorrar de ese ingreso.
El primer efecto negativo que a priori se puede identificar es el incentivo para no ahorrar ya que los beneficios de ese ahorro serán doblemente y desigualmente imponibles. O sea se provoca una distorsión en el esquema ahorro-consumo de los individuos. Otro segundo efecto natural es el incentivo para que los individuos intenten por todos los medios posibles esconder el ahorro, es decir hacerlo invisible para el fisco y así evitar la doble imposición. Para utilizar este ahorro se requiere montar actividades económicas en negro, no registradas en el sistema formal, siendo esta la manera directa de no pasar por la segunda imposición.
Las actividades económicas en negro son financiadas por ahorros que se canalizan hacia la inversión por fuera del esquema financiero formal de la economía por lo que el ahorro formal se reduce y el costo del financiamiento global se vuelve más elevado. Si este tipo de actividades prospera entonces va quedando una mayor proporción del ingreso de la economía que no realiza contribuciones con lo cual los mismos ingresos del gobierno se ven empeorados por la aplicación de un impuesto que fue pensado para mejorarlos. Además una economía en negro se vuelve un caldo de cultivo propicio para instalar toda clase de actividades ilícitas que ponen en riesgo la salud y la vida de los individuos en la sociedad.
El impuesto a los ingresos es abusivamente utilizado en las depreciadas economías latinoamericanas. Argentina es una fiel representante entre ellas. Aunque algunas autoridades del reino político intentan hoy implementar esta categoría burda de impuestos en países desarrollados, todo hace pensar que no les será tan fácil lograr tal cometido porque muchos saben que la marginalidad económica significa menos ingresos para el fisco en la medida en que más Impuesto a los Ingresos => Economía en Negro.
Atte.
Juan Carlos Vera. Buenos Aires, Argentina.
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sábado, noviembre 06, 2010
Democracia Vs Tiranía
Por unos tres meses, desde principios de Julio pasado, me he mantenido expectante -a la espera- del devenir de los acontecimientos. En el medio ocurrieron varios eventos agradables. Por ejemplo he observado con agrado la caída del poder de Barack Obama que predije en este mismo espacio, la pérdida de popularidad del dictador H. Chávez en Venezuela cuyo poder tendrá que sucumbir estrepitosamente en las próximas elecciones de ese país, y la crisis del intervencionismo keynesiano como estándar económico en las economías del mundo. Un hecho especial me inunda de satisfacción: el derrumbe del populismo fascista en América Latina, especialmente en Argentina. Es sumamente gratificante observar que varios proyectos totalitarios, canalizados por dinastías tiranas, comienzan a expirar. Print pdf.
Una tiranía es un régimen de poder absoluto instalado y controlado por un único individuo: el tirano. Con frecuencia un tirano llega al poder con el apoyo popular aprovechando una gran revuelta social o algún otro desequilibrio interno que lo vuelve respetado, aceptado, y hasta aclamado con fervor. El tirano para instalarse y consolidar su poder utiliza como práctica política la demagogia y el populismo. Como instrumentos de la demagogia emplea la calumnia y la confrontación, y como instrumentos del populismo emplea la dádiva y la prebenda. Para operar exitosamente el tirano necesita anular al individuo. Veámoslo con cuidado.
El tirano, no es una entidad benevolente. Más temprano que tarde revela su ira, toda esa furia que lo impulsa a apropiarse deliberadamente del poder absoluto. Cuando ese poder queda bajo su pleno control no tiene mas que ejercerlo, pues ¿para qué otro propósito algún ser humano desearía apropiarse de tal cosa?. Apropiarse del poder absoluto quiere decir ni más ni menos que abolir la voluntad de los individuos, de sus libertades, de sus derechos y propiedades, privándolos así de lo más natural y anulándolo por completo. Apropiarse de ese poder quiere decir embrutecer y fanatizar a esos individuos que han quedado atrapados en un limbo absurdo bajo una noción de colectividad inexistente, que sirve al único propósito del tirano: adueñarse de la vida y la voluntad de esos individuos.
Si no se hace la voluntad del tirano entonces sus fuerzas operan y llegan hasta el final. De ser necesario hasta privará de la vida a quienes se atrevan a desafiarlo. Justo aquí, casi demasiado tarde, toda la sociedad se descubre sometida a los designios del tirano, cuando hasta sus seguidores perciben que su suerte queda a merced de una entidad perversa de personalidad enferma y maniática, una clase de loco muy peligroso, es ese momento en el cual casi no hay vuelta a tras.
Pero, por fortuna, la caída del tirano deviene repentinamente. Aunque su puesta en escena deja toda una sociedad devastada, retrasada, dividida y fragmentada, sumamente vulnerable a todo tipo de amenazas. La sociedad ha retrocedido y derrochado un valioso tiempo de prosperidad. El único consuelo social es que el tirano ha expirado, al fin.
Resulta curioso que este juego perverso del tirano transcurra en democracia cuando ésta debería poseer antídotos disuasivos, sabiendo que un tirano siempre percibe las debilidades sociales y entra en acción. Los tiranos son especialmente oportunistas, y así sobreviven a lo largo de la historia.
Los primeros registros de gobiernos tiranos hacen referencia a la Grecia antigua. Aristóteles señala que la tiranía es el peor de los regímenes de gobierno, el que más se aleja de una sana constitución; y le sigue en orden menos malo la oligarquía, luego la aristocracia y, al final, la democracia. Para Aristóteles la tiranía y la democracia son regímenes de gobierno que se ubican en extremos opuestos.
Se puede entender que un tirano emerja desde una monarquía, una oligarquía, o luego de una invasión territorial. Pero ¿la democracia permite el avance de una tiranía?. Resulta impensable que un tirano conquiste el poder en una democracia madura como aquella de los países hoy desarrollados, ya que estas democracias mantienen un apego efectivo a la sana constitución en donde ciertas instituciones reinan por encima de cualquier gobernante. El tirano no podrá acceder a este reino.
Pero tal estándar institucional no rige en democracias degradadas como aquellas de varios países latinoamericanos. La hegemonía arbitraria que impone un dictador como H. Chávez en Venezuela para nada refleja un apego a la sana constitución. Otro tanto puede decirse de la Bolivia de E. Morales, el Ecuador de R. Correa, y la Argentina del ideario Kirchnerista. En estos casos las instituciones no predominan sobre sus gobernantes, sino que ocurre todo lo contrario.
En estas protodemocracias degradadas se generan ciertas condiciones para sembrar y cultivar la tiranía mientras los tiranos recurren al respaldo popular. Respaldo popular que es, paradójicamente , obtenido perpetuando las crisis económicas y las miserias de los individuos. Las sucesivas crisis económicas y la degradación de los individuos es el fertilizante perfecto que abona a las tiranías. Por ello, el verdadero individualismo es un problema sólo para los tiranos.
¿Serán finalmente estas débiles democracias latinoamericanas un terreno fértil para el cultivo exitoso de tiranías electorales?. En principio, no. El impulso democrático del hombre es dominante. Un último vestigio del individuo siempre sobrevive y la democracia lo expresa. Así la democracia se vuelve al fin inconsistente con la tiranía y coloca demasiadas cosas fuera del alcance del tirano.
Lo esencial en la vida de los individuos resulta desconocido, y de esto emergen instituciones cuya base más fundamental es precisamente este vacío cognitivo. La ignorancia es su razón de ser. El tirano se topa con una barrera infranqueable: por fortuna lo fundamental está a salvo, no se ve, y nunca se verá. Este principio de ignorancia termina con las aspiraciones de cualquier tirano.
Contrastante aparece tal exitosa experiencia en estas jóvenes e inexpertas protodemocracias latinoamericanas. De allí deviene lo gratificante del evento. Un casi inesperado y gran triunfo del individuo en democracia. Una batalla ganada. Pero atención: a veces es mejor prevenir que curar. Los tiranos saben que el gran enemigo a vencer es la democracia. Los demócratas de este mundo, la gran mayoría de sus individuos, tendrán que prepararse para repeler eventuales amenazas porque valdrá la pena defender la democracia en futuras contiendas entre Democracia Vs Tiranía.
Atte.
Juan Carlos Vera. Buenos Aires, Argentina.
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