En este artículo expongo algunas razones por las cuales estimo conveniente migrar desde las aplicaciones de código cerrado, como las MSOffice, a las de código abierto como el paquete de oficina OpenOffice.org. También hablo sobre las posibilidades para el desarrollo de programas usando código abierto, incluida una convergencia en el mercado de estos productos.
Desde hace unos cinco años vengo trabajando y corriendo aplicaciones OpenSource, o aplicaciones de código abierto. De hecho, a esta misma nota la redacté con el Writer de OpenOffice.org, y ademas hice una partición en mi disco rígido donde he instalado Linux-Ubuntu. El Linux Ubuntu es para mí “la” joyita que me ha permitido llevar al óptimo la seguridad de mi máquina, cosa que nunca pude lograr con Windows. Por ahora mi máquina será dual: Windows-Linux. Pero en el futuro próximo será solo Linux independientemente de lo que se recomiende.
Esta tarea de preparar la máquina para instalar Linux y los programas OpenSource, como el paquete de oficina OpenOffice.org, es algo laboriosa y requiere munirse con algunos conocimientos de programación. Pero en el futuro inmediato se logrará desarrollar una interfaz donde el usuario solo vea ventanitas con opciones “continuar” “cancelar”, o algo parecido.
Debo reconocer que los programas de oficina OpenOfifice.org corren muy bien incluso bajo Windows. Por ello yo “recomiendo” instalar el OpenOffice.org sin miedo. A mi me pasó que al principio no podía desprenderme del MSOffice y trabajaba con los dos paquetes de oficina. Ahora ya me acostumbré al OpenOffice.org y es mi paquete de oficina preferido, en parte porque no se me objeta si lo instalo en la máquina donde trabajo, y en parte porque puedo programarle cosas que el MSOffice no permite.
Recientemente, Microsoft ha anunciado la apertura del código fuente de sus principales programas, con el objeto de facilitar el desarrollo de software independiente. En rigor, el hermetismo que Microsoft mantuvo a lo largo de 33 años ocultando el núcleo de sus programas quedó obsoleto. Tal hermetismo podría dejar a la compañía al margen de la competencia internacional en este mercado. Hoy existe un gran desarrollador de programas: Programadores Diseminados por todo el Mundo y Conectados a la Web. Contra ese enorme monstruo, nada puede hacer el caprichoso top secret de Microsoft.
El futuro de la programación está en la Web. Es allí en donde se librará la próxima gran batalla. Y eso queda claro para la gerencia de negocios de Microsoft. Vaya uno a saber qué otro gran matemático o programador enganchado a la telaraña enviará aquel código que la haga vibrar, sea porque mejoró una aplicación existente o porque creó una nueva o, mas aún, porque mejoró el núcleo del sistema operativo.
La telaraña (Web) es por lejos la mejor plataforma para usar y crear programas. Es la que tiene el menor costo (mayor eficiencia), la mas segura (pues hay millones de ojos que miran la misma cosa), la mas libre (condición necesaria para imaginar y crear nuevos desarrollos), accesible a todos (usuarios y talentos pueden acceder, sin restricciones, al uso de sus productos), sus productos contienen información perfecta (por lo que no se requiere un precio disciplinador), los beneficios por usar sus productos son apropiables (por lo que hay incentivos para contribuir a su desarrollo), un producto mejorado da pie para crear uno mejor (por lo que se mantendrá siempre en expansión), no hay jefes molestos e ineptos (por lo que su orden es evolutivo) y así se podría seguir enumerando sus ventajas.
En el último medio siglo el hombre ha conocido y desarrollado la computación y la informática. Lo ha hecho en parte bajo un esquema convencional. Pero también ha desarrollado la Web. La Web sirve para desarrollar programas cada vez mejores, mas potentes, mas seguros, mas maleables y adaptables, mas productivos. Pero todo esto pasa solo si se lo hace con OpenSource. Entonces queda claro que se justifica la acción: Open Source – El Paso Obligado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario