Los pobres de América latina se producen, se conservan en el tiempo, se esclavisan y se los conduce a terminar su vida como rehenes de las mafias políticas que usufructúan sus votos y arrebatan sus sueños. Ellos, los pobres, son el sustento popular de delincuentes disfrazados de demócratas. Esta calaña de demócratas vienen determinando y gobernando el destino de muchos pueblos en esta región del globo.
El modo operativo que muchos de estos señores despliegan para llegar y permanecer en el poder de gobierno consiste en tomar una posición de víctima social. Con su piel de víctima se lanzan a cosechar adeptos entre personas desesperadas por su apremiante situación económica. Algunos multi-medios de comunicación cuasimonopólicos son sus socios propagandísticos y financieros. Su discurso anti-mercado y anti-capitalista constituye el paradigma explícito que se emplea para culpar al capitalismo y al mercado como las causas de la pobreza. Capitalismo y mercado que ellos mismos se encargan de impedir que funcione como sí funcionan en un país desarrollado.
Pero a estos señores delincuentes se les está terminando la cuerda. Afortunadamente, la globalización se los va a devorar vivos. Resulta que el capitalismo y el mercado es el único sistema eficiente para generar riqueza. De eso ya no quedan dudas. Entonces los pueblos se están dando cuenta que las barreras al capitalismo y al mercado crean y mantienen la pobreza. Entonces su discurso anti-capital y anti-mercado dejará de dar sus frutos. O mejor dicho se volverá en contra de ellos mismos.
Bajo este nuevo contexto, deja de tener sentido la puja redistributiva. El mismo funcionamiento económico induce la mejor redistribución. Aquella dada por la productividad, la eficiencia y el mérito. Los nuevos gobernantes deben acompañar esta transición apelando a las instituciones y ayudando a mejorar los sistemas educativos y de salud. La dispersión de la mejor tecnología proveniente de todo el mundo ayuda a sobrellevar este sustancial cambio. Por ello esta sociedad Latinoamericana deberá virar hacia una verdadera economía capitalista de mercado, para luego abandonar la pobreza.
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