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martes, diciembre 03, 2019

La Superioridad del Mercado

El mercado es el mejor método para ordenar la cooperación productiva en una sociedad. Este sistema permite desplazar al método totalitario de cooperación coercitiva de mando-obediencia, para sustituirlo por un método libertario de cooperación voluntaria de satisfacción-retribución. Según Ludwig von Mises, imponiendo la cooperación coercitiva, una autoridad presiona directamente sobre el individuo para exigirle una contribución, mientras que “...la estructura de precios del mercado ejerce, anónimamente, la suficiente presión indirecta para que el individuo contribuya su parte al esfuerzo cooperativo de producción...” Con el método coercitivo, un dictador somete al individuo y presiona sobre su accionar, pero en el mercado cada persona elige autónomamente su contribución observando las valoraciones que consumidores/clientes, también autónomos, asocian a esas contribuciones.

Siguiendo a Mises, “...los precios colocan un premio a la contribución de tal manera que este premio está regulado por el valor que los consumidores/clientes asocian a tal contribución…” En el mercado no es necesario el control del esfuerzo productivo que cada individuo efectúa con sus talentos y habilidades (medios), más que garantizar la suficiente libertad para que él lo haga, pacíficamente, guiado por los precios.

Mediante ese valor, creado y asignado por consumidores y clientes, se forma la estructura de precios, la cual es observada por los individuos al momento de emplear sus medios para efectuar su esfuerzo cooperativo; este valor generado autónomamente, sin costos, es el ordenador más efectivo y eficiente de toda acción humana productiva; este valor, permitiendo expresar todo esfuerzo y contribución cooperativa en estas unidades de valor, hace ṕosible el cálculo, las comparaciones y la elección tanto de los que consumen como de los que producen.

Este orden cooperativo, en torno al valor, representa enormes ventajas (prácticas y económicas) respecto a la única alternativa dada por el control directo de la cooperación, sabido que esta última requiere determinar, monitorear, evaluar y juzgar cada esfuerzo realizado por las personas, agravado esto por la ausencia de una unidad (precios) para expresar el esfuerzo y tomar decisiones para asignar, producir y consumir.

Pero el rasgo más sobresaliente del mercado no solo lo constituye la autonomía del esfuerzo y la contribución productiva efectuada por cada persona, sino su superioridad moral. El mercado es moralmente supremo. Mises sostiene “...ningún sistema de división del trabajo puede prescindir de un método que haga a los individuos responsables por sus contribuciones en el esfuerzo productivo conjunto. Si esta responsabilidad no se deriva de la estructura de precios del mercado y de la desigualdad de la riqueza e ingreso que se genera, ella debe ser forzada por métodos de compulsión directa como el practicado por la policía...” La responsabilidad coercitiva, además de destruir el sistema cooperativo, no puede ser moralmente superior a la responsabilidad autónoma pues la moral, y la responsabilidad por la acción, es autónoma en sí misma. Todo esto determina La Superioridad del Mercado.

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