Imagine una situación en la cual cada porción existente -en cada momento de tiempo- de un determinado bien, es perfectamente identificable con su verdadero dueño. Imagine que esa identidad entre el bien y su dueño es tal que no existe forma práctica de vulnerarla, de modo que el registro de la propiedad del bien queda absolutamente determinado. Bajo estas condiciones, el registro de propiedad es perfecto. Esta situación es posible hoy en día. El protocolo Bitcoin, permite identificar perfectamente a cada Bitcoin (cada fragmento de este bien) con su verdadero dueño (una Wallet, o Billetera, o Cuenta Pública Bitcoin). Una mezcla de criptografía con ordenadores cooperando en red p2p, hace posible tal acontecimiento. No es posible que un fragmento de tal bien se registre simultaneamente en dos cuentas Bitcoin -o sea, no es posible la duplicidad de la propiedad del bien. Tampoco es posible que un mismo fragmento del bien sea reasignado simultaneamente desde una misma cuenta hacia dos cuentas distintas -o sea, no es posible realizar doble pago con este bien. Quiero explicar aquí, el modo en que tal fabuloso sistema de registro puede generalizarse desde Bitcoin hacia “todo” el accionar económico. Leer todo el artículo.
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