El triunfo electoral del chavismo, consumado el pasado 7 de Octubre -2012, fue un resultado apriori previsible para una mente Libertaria. Un Libertario, tal como creo serlo, sabe y entiende que la democracia contemporánea es un instrumento para legitimar la incompetencia, la agresión, y el crimen. Un Libertario sabe apriori que la democracia se ha vuelto un estándar de la vida social para consagrar y consolidar la maldad. Es el estado apriorístico que predomina en mi mente Libertaria la fuente de conclusiones sobre los destinos de una sociedad ya casi irreversiblemente disminuida y consumida por la decadencia. Con escasa edición, así lo escribí en las redes sociales:
"...La democracia vigente en la sociedad venezolana ha elegido la esclavitud como su estándar para la vida social de sus habitantes. Lo que los venezolanos no entienden ahora es que dentro de algunos años el resto del mundo estará enterrando los despojos cadavéricos de esa sociedad luego que sus habitantes sean consumidos por una guerra civil. Apriori se sabe que tarde o temprano esa clase de sociedades sucumbe abrupta y agresivamente. Que pena amigos Venezolanos; vuestro camino es sólo de ida..."
"...En rigor la guerra civil es un final extremo (aunque probable) para Venezuela si es que ambos grupos -chavistas y antichavistas- amplifican sus diferencias y no acuerdan un arreglo social consistente de sus derechos. Pero una resolución pacífica posible, sin pasar por una guerra, para esta clase de divergencias sociales es la desintegración del país tal como ocurrió con la ex- Unión Soviética. En tal caso la ya ex-Venezuela quedaría dividida en dos países distintos dentro de los cuales se alcanzarían acuerdos de derechos consistentes con la vida social pacífica. De ocurrir una guerra civil Venezuela espera dos finales posibles: se reintegra bajo un estándar político no totalitario, o se desintegra en países distintos. Luego, si el chavismo no abandona su régimen político totalitario, hay dos destinos posibles para Venezuela: ser devastada por una guerra civil, o se desintegra pacíficamente en dos países distintos. Por el momento se sabe que el chavismo -su método político- no podrá predominar por mucho tiempo más..."
Mucho se dice, hoy en día, sobre semejanzas y riesgos que Argentina siga el mismo rumbo de Venezuela. De serlo, su destino trágico de guerra y destrucción quedaría automáticamente determinado. Pero me permito ser no tan pesimista sobre los destinos de la sociedad Argentina. Argentina “no es” Venezuela. Nuestra sangre y nuestra genética mental es distinta. Hay una diferencia sustancial entre estos dos países: en Venezuela no hay Libertarios; en Argentina abundan. Punto. Este es el fin de la discusión; el totalitarismo chavista es inviable en Argentina. Los Libertarios son la única garantía para la libertad en una sociedad. Si eventualmente la política Argentina -su complejo de acciones y relaciones sociales- se encaminara hacia el totalitarismo entonces es cuando los Libertarios, siempre advertidos apriori, balizarían el sendero de la Libertad. Los Libertarios sabemos que el hombre vive siendo libre. La libertad es sinónimo de vida. Son la misma cosa; son indistinguibles. Una sociedad será libre siempre que albergue Libertarios.
"...La democracia vigente en la sociedad venezolana ha elegido la esclavitud como su estándar para la vida social de sus habitantes. Lo que los venezolanos no entienden ahora es que dentro de algunos años el resto del mundo estará enterrando los despojos cadavéricos de esa sociedad luego que sus habitantes sean consumidos por una guerra civil. Apriori se sabe que tarde o temprano esa clase de sociedades sucumbe abrupta y agresivamente. Que pena amigos Venezolanos; vuestro camino es sólo de ida..."
"...En rigor la guerra civil es un final extremo (aunque probable) para Venezuela si es que ambos grupos -chavistas y antichavistas- amplifican sus diferencias y no acuerdan un arreglo social consistente de sus derechos. Pero una resolución pacífica posible, sin pasar por una guerra, para esta clase de divergencias sociales es la desintegración del país tal como ocurrió con la ex- Unión Soviética. En tal caso la ya ex-Venezuela quedaría dividida en dos países distintos dentro de los cuales se alcanzarían acuerdos de derechos consistentes con la vida social pacífica. De ocurrir una guerra civil Venezuela espera dos finales posibles: se reintegra bajo un estándar político no totalitario, o se desintegra en países distintos. Luego, si el chavismo no abandona su régimen político totalitario, hay dos destinos posibles para Venezuela: ser devastada por una guerra civil, o se desintegra pacíficamente en dos países distintos. Por el momento se sabe que el chavismo -su método político- no podrá predominar por mucho tiempo más..."
Mucho se dice, hoy en día, sobre semejanzas y riesgos que Argentina siga el mismo rumbo de Venezuela. De serlo, su destino trágico de guerra y destrucción quedaría automáticamente determinado. Pero me permito ser no tan pesimista sobre los destinos de la sociedad Argentina. Argentina “no es” Venezuela. Nuestra sangre y nuestra genética mental es distinta. Hay una diferencia sustancial entre estos dos países: en Venezuela no hay Libertarios; en Argentina abundan. Punto. Este es el fin de la discusión; el totalitarismo chavista es inviable en Argentina. Los Libertarios son la única garantía para la libertad en una sociedad. Si eventualmente la política Argentina -su complejo de acciones y relaciones sociales- se encaminara hacia el totalitarismo entonces es cuando los Libertarios, siempre advertidos apriori, balizarían el sendero de la Libertad. Los Libertarios sabemos que el hombre vive siendo libre. La libertad es sinónimo de vida. Son la misma cosa; son indistinguibles. Una sociedad será libre siempre que albergue Libertarios.
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