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martes, octubre 14, 2008

Mas Liquidez y Nuevas Instituciones

Tres notas precedentes (esta nota, esta nota y esta nota), etiquetadas como crisis, he destinado para abordar el fenómeno que ha culminado en la crisis del sistema financiero mundial. En estas notas me he dedicado a revisar las causas y los efectos de la crisis. En esta oportunidad quiero compartir con ustedes una visión acerca de lo que los gobiernos podrían hacer para tratar de evitar el colapso total y prevenir futuras recaídas.

El sistema financiero mundial está en claro riesgo de colapsar. Y eso podría evitarse si los gobiernos del mundo coordinan sus acciones rápidamente antes de ser avasallados por el devenir lógico de los acontecimientos. Este devenir indica que es muy probable una caída en cadena de los bancos en el mundo. Un suceso de tal magnitud mandaría a toda la economía mundial a una recesión sin precedentes. Por ello es necesario actuar con urgencia.

Se conocen con claridad las causas y consecuencias de este fenómeno. Además la economía mundial ya ha experimentado un cachetazo directo por su ocurrencia: se han retraído considerablemente las expectativas de crecimiento y comercio global. Esto por sí solo generará severos daños económicos y sociales. Para atenuar o evitar futuros perjuicios es necesario atacar tanto las causas como las consecuencia de manera simultánea pero ordenada. A mi modesto entender se deben separar las medidas eventuales, de efectos inmediatos, de aquellas permanentes que tendrán efectos sobre el reordenamiento y configuración de un moderno sistema financiero internacional.

En lo inmediato es completamente necesario restablecer la liquidez del sistema financiero. La liquidez se ha deteriorado severamente luego de quedar en clara evidencia el problema de moral hazard con asimetría de información que vivió todo el sistema bancario de los Estados Unidos desde inicio de los 2000s. Esto ha retraído el crédito para toda la economía doméstica de este país y, dada la globalidad del mercado de capitales, el crédito se puede retraer violentamente en todo el mundo de no mediar una inteligente intervención.

Según algunas estimaciones, con las cuales yo coincido, se requerirán aproximadamente unos 3 trillones de dólares americanos (un tres seguido de doce ceros) para resolver de inmediato este problema de liquidez en el mundo. Esto no significa que este sea el costo de una eventual intervención de los gobiernos sino simplemente es la cantidad de dólares necesarios para, restablecida la liquidez, recuperar plenamente el crédito y la confiabilidad del sistema. Cuando eso suceda una parte de esos 3 trillones podrá ser rescatada por los gobiernos desasiendo posiciones originariamente tomadas en el sistema financiero al aplicar la intervención.

Para restablecer la liquidez en lo inmediato los gobiernos no tienen opción a tomar posiciones adquiriendo activos, tóxicos como se los llama, del sistema financiero y fomentando las operatorias interbancarias mundiales a los efectos de optimizar los flujos para la liquidez. La puesta en práctica de semejante operativo requerirá la participación conjunta y coordinada de bancos centrales, tesoros gubernamentales y organismos internacionales de crédito.

Las soluciones de largo aliento requieren nuevas instituciones. Para contextualizar la necesidad de nuevas instituciones financieras debo decir algunas cosas incómodas. Los gobiernos en los países civilizados deben entender ahora que no están solos en esos países. Ellos y su gente gozan del bienestar proveniente de la globalidad pero esa globalidad requiere de determinadas condiciones para funcionar adecuadamente. Una de esas condiciones lo es la coordinación de los sistemas monetarios y financieros. Si no se entiende esta trivialidad, no hay globalidad que funcione. Todos los intentos por hacerla funcionar fracasarán.

La economía China ha venido creciendo por mas de una década. Y ese crecimiento se dio, entre otras cosas, gracias a que éste país mantuvo un impresionante flujo de capitales y de comercio con el resto del mundo. Sin eso esta economía no habría podido crecer. Y si tal intercambio mejora su bienestar pues entonces los gobernantes chinos no podrán manejar a su antojo su sistema monetario y financiero sin tomar el riesgo de sufrir un colapso.

La economía Argentina, por ejemplo, se ha recuperado de su profunda crisis del 2001 gracias al tirón proveniente del resto del mundo. Sin esa ayuda este país estaría hoy sumergido en una guerra civil. Sus gobernantes no deberían ignorar este hecho. Los Estados Unidos, aún siendo la economía mas grande del mundo, en parte hoy está padeciendo una crisis precisamente por la tozudez de algunos de sus gobernantes que se niegan a inducir más audazmente una verdadera integración monetaria y financiera. A último momento deben salir desesperados a tratar de apagar un gigantesco incendio que amenaza con quemarnos a todos.

Dicho esto, ¿qué hay sobre las medidas permanentes?. La crisis ha explotado esencialmente debido a que los capitales han adquirido últimamente una buena habilidad para moverse de un lugar a otro con gran velocidad mientras que el sistema financiero, que es además un elemento intermediador entre los dueños del dinero que entra al sistema y quines lo demandan para hacer inversiones y compras en general, no ha acompañado con una consistente evolución institucional.

Las instituciones financieras son las viejas que se heredaron de la crisis de los años 30s. Ahora no estamos en los años 30s. Hoy se dispone de poderosas armas de comunicación y de suficiente tecnología para hacer volar en mil pedazos estas anacrónicas instituciones financieras. La economía, la sociedad y la cultura de hoy es global y las instituciones financieras siguen funcionando como islas pensadas para soportar crisis domésticas de los años 30s. Estas instituciones deben cambiar.

Las nuevas instituciones financieras requeridas deberán tener un arreglo global y funcionar en armonía con un enorme banco central prestamista de última instancia. Este gran banco tendrá el poder de actuar a nivel global, ya sea directamente a través de bancos centrales o indirectamente a través de los gobiernos, sobre los sistemas financieros de los distintos países, llamémosle, miembros de la colectividad de naciones.

Tal súper banco puede actuar en el mundo del mismo modo que un banco central puede hacerlo a nivel de cada país local al tratar de corregir los problemas solo manipulables domésticamente. Todo aquel problema que trascienda a lo doméstico difícilmente se solucione solo con políticas domésticas. En tal caso se requerirá política trans-doméstica que tenga en cuenta todos los vínculos asociados al problema.

La crisis financiera actual, como toda crisis, es un bicho raro. Difícil de predecir. Ni siquiera la teoría de las distribuciones extremas puede domar tal cosa. Con algunos reparos, una crisis así es para un economista como lo es un terremoto para un geólogo o un huracán para un climatólogo. Un fenómeno esquivo y extremo. Cuando sucede provoca graves daños. Dada la crisis, no queda mas que hacer lo que se puede y para este caso, por ahora, parece que lo que se puede es propinar mas liquidez y nuevas instituciones.

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