Desde su origen la funesta resolución ministerial 125 concebida el 11 de Marzo del 2008 ha ido adoptando sucesivos fundamentos. En un principio el poder ejecutivo la presentó como un instrumento para mantener y estabilizar el precio interno de la soja, el girasol, el trigo y el maíz. Con esto se da certidumbre dijo el entonces Ministro de Economía. Paralelamente se dijo que se pretendía desincentivar el cultivo de la soja y fomentar el cultivo del trigo y el maíz. En esta línea se llegó a confabular que la soja es un yuyo maldito que no se consume en nuestro país y que desplaza el cultivo de otros productos beneficiosos para los argentinos.
A la justa y natural reacción de los productores agropecuarios frente al abuso fiscal que representa la resolución 125 le valió diversas calificaciones siendo una de las más usadas la de “golpistas” y “desestabilizadores”. Además de atacar a los productores el gobierno optó por juzgar el propósito antisocial del cultivo de la soja. Se dijo que este cultivo atenta contra el “plato” de los argentinos. Siendo esto un eslogan que se publica hoy en anuncios publicitarios que cuestan millones y que se pagan con impuestos. Con estos precios internacionales de la soja, la inflación va a aumentar y todos los alimentos se van a encarecer en la mesa de los argentinos, dijo la Presidenta en varios discursos públicos que se pueden revisar en distintos videos de YouTube.
Como los anteriores, el argumento inflacionario también fracasó dada la alta inflación estructural de público conocimiento (de mas del 30%) que está asociada a este modelo económico desde su inicio. Luego el gobierno optó por dar un golpe bajo intentando confrontar a los mas pobre con los habitante de mas ingresos del país. Asoció el concepto de “renta extraordinaria” con la producción de soja y dijo que esta renta debe ser sustraída de aquellos burgueses agricultores que se la quieren apropiar para ser distribuida hacia el resto de la sociedad. Inventó entonces un “fondo” de redistribución social dando la estructura operativa para llevar adelante esta tarea redistributiva.
Habiéndose caído todos sus pobres argumentos, finalmente el gobierno deslizó parte de la las verdaderas razones que explican la aplicación de impuestos confiscatorios: “...necesitamos mantener las cuentas fiscales y cumplir con los compromisos de la deuda..” esbozó el Ex-Presidente en un acto publico. Este gobierno es “fuertemente intervencionista” dijo el Presidente del INTA, en claro apoyo a las medidas confiscatorias del ejecutivo. Ambos expositores olvidaron mencionar que se requieren millonadas para sostener una corrupta maraña de subsidios de todo tipo que han reducido a la economía nacional a una simple búsqueda continua de subsidios y prebendas que las autoridades gubernamentales distribuyen a discreción.
Con el correr de los días fue quedando bien evidente la estrategia del gobierno. Todas sus reacciones fueron defensivas. Ninguna de sus acciones deslumbraron y la sociedad toda ha adivinado su trivial lógica: generar conflictos para confundir y actuar. Por este comportamiento dual el gobierno ha perdido todo el apoyo popular y toda su credibilidad, lo cual lo degradó hacia una peligrosa debilidad institucional que ellos mismos se supieron socavar. Debilidad hoy causada por el bien conocido hecho de que todo gobierno intervencionista es, necesariamente, corrupto.
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