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viernes, diciembre 13, 2024

Fronteras de la Praxeología

-note in progress-

Se dice que algo se encuentra en la frontera cuando pertenece al interreino entre dos mundos. Cualquier pasito hacia uno de ellos te saca del otro. Pues eso mismo ocurre con la praxeología; sus fronteras están bien definidas en el sentido en que sus enunciados y métodos no son compartidos por varias ciencias. La construcción de la praxeología tiene método propio. La única intersección vive en el reino de la lógica.

La praxeología es una ciencia estrictamente lógica. Aunque ninguna ciencia puede ser ilógica, el rasgo lógico de la praxeología se destaca porque la totalidad de sus enunciados se derivan como consecuencias lógicas de hipótesis precedentes. La praxeología tiene una primera hipótesis, que es el axioma de la acción: "el humano actúa." Tal hipótesis es sintética a priori, por lo que es una verdad universal. El análisis y la síntesis aplicada sobre este axioma sólo genera verdades universales para la praxeología. Pero, qué es la praxeología.?

Ludwig von Mises definió a la praxeología como la teoría de la acción humana es decir la ciencia que estudia los actos humanos. El mismo Mises define al acto humano como la conducta intencional de la persona. Todo movimiento humano sin propósito, sin intención, no es un acto humano sino la mera respuesta instintiva o refleja inducida por músculos y nervios del cuerpo en el mismo sentido a cómo reacciona una sustancia ante un reactivo o a cómo se comporta una bestia ante un evento externo de la naturaleza.

No hay acto humano sin intención, sin propósito. Esto le imprime a la praxeología un carácter especial, porque la intención, el propósito, una construcción imaginaria de la mente humana, no aparecen en ningún estudio de la naturaleza. Por esto, la praxeología no puede ser una ciencia natural; los actos humanos no pueden estudiarse con sus mismos métodos.

La praxeología tampoco es una ciencia exacta ni estadística. La intención, el propósito, nunca revela sus determinantes concretos o medibles; sólo sabemos que los eventos internos de la mente le transmiten estructura lógica a todo acto humano. No se sabe en rigor de qué manera se combinan la razón, la emoción y la voluntad al determinar dicha acción. Así, las causas últimas naturales en este reino son no observables y no medibles, por lo que mucho menos son modelables o muestreables.

La modelación matemático-estadística, en cualquier rama de la ciencia, exige relaciones fijas en la estructura y la dinámica del fenómeno que se estudia, cosa que jamás ocurre en el mundo de la mente. La praxeología estudia aquella estructura lógica de la mente que se vincula y determina el acto humano. La praxeología es una ciencia lógica que empieza en la intención del acto y termina en la intrincada red de consecuencias necesarias que ello implica.

Inobservancia e inmedibilidad de causas últimas levantan una barrera insuperable al empleo de la matemática, de la estadística y del experimento como instrumentos para elaborar teoría en la acción humana. Por ello la praxeología no es una ciencia causalística tradicional sino teleológica, con la intención, el propósito, como la causa última que mueve al humano. El humano actúa persiguiendo metas, objetivos, siendo este el único elemento relevante en el estudio formal de la acción humana. La praxeología no aborda el estudio de los eventos neurológicos, fisiológicos, físicos o naturales que ocurren en la mente humana mientras el humano actúa.

La praxeología es una ciencia social. Por ello se debe entender muy bien el significado de la palabra sociedad. La sociedad no es un ente, no es algo que emerge en la naturaleza, algo que adquiere autonomía propia mediante nuevas características naturales que derivan de su consolidación, como sería por ejemplo las nuevas propiedades químicas que surgen en las moléculas que se forman por la union electromagnética de sus componentes. Mises sostiene que la sociedad es sólo cooperación, es acción humana concertada.

La sociedad es sólo cooperación, son actos humanos concertados entre las personas que concuerdan hacerlo. Cuando esa concordancia se da en la producción e intercambio de bienes, tangibles o no tangibles, con el propósito de aliviar insatisfacciones más sentidas, entramos en el terreno de la economía cuyo objeto de estudio es el proceso de mercado.

Dado que la praxeología es una ciencia lógica, se puede pensar como que está muy relacionada con la matemática. Pero no es así. La economía, por ejemplo, la rama desarrollada de la praxeología, sólo utiliza aritmética elemental (adición, sustracción, multiplicación y división) para hacer cálculo económico. No existe ningún otro punto de contacto. Pero la praxeología, como cualquier otra ciencia, no puede contradecir a las matemáticas. Es aquí donde se vuelve relevante la frontera. Cuando dos ramas de una ciencia se tocan es porque tienen zonas de frontera.

La frontera puede ser difusa, pero existe. Por ejemplo, considere el caso de un mundo con sólo dos personas. Aquí, la matemática nos dice que hay un umbral de relaciones posibles de cooperación que estas personas pueden entablar. Cualquiera arreglo de cooperación que ellas elijan, estará limitado por este umbral: el arreglo será uno de 16 arreglos posibles, 24=16. Uno se pregunta de dónde sale ese valor.? La matemática nos dice que un conjunto A de dos elementos tiene un cardinal finito de |A|=2, y en este conjunto se pueden definir sólo 2|A|2=16 relaciones posibles. Un esquema puede ayudar a entender esto:
En este esquema, la primera1 opción es sólo recolección de modo que no hay división del trabajo, en la segunda la persona 1 divide sus tareas y la 2 no, en la tercera la persona 2 divide sus tareas y la 1 no, en la cuarta la persona 1 divide tareas e intercambia con la persona 2 que no divide tareas, en la quinta la persona 2 divide tareas e intercambia con la 1 que no divide tareas, en la sexta ambas dividen tareas pero no intercambian, y así sucesivamente hasta llegar a la opción 16 en la cual ambas producen e intercambian y usan lo que producen.

Obviamente, la cuenta para llegar a 16 no tiene nada que ver con la praxeología. Ninguna persona necesita ser conscientes de este límite, ni mucho menos tal límite escribe leyes praxeológicas que rigen la elección. La opción de cooperación que las personas eligen no depende de la cuenta matemática sino de cuentas praxeológicas subjetivas que hacen en su permanente desafío por aliviar insatisfacciones. Una ley praxeológica dice que siempre es mejor para ambas personas acordar, dividir el trabajo e intercambiar que optar por la situación de autarquía. La matemática nos dice que sólo se podrá elegir una opción de las 16 posibles y la conducta del humano, por más subjetiva que sea, no podrá violar esta regla.

La praxeología no permite predecir qué opción elegirán las personas, pero la ley de división del trabajo nos dice que a las personas les conviene dividir el trajo y especializarse en aquello en lo que ellas son mas productivas y luego intercambiar para así aliviar un poco más sus estados de insatisfacción. Obviamente, las personas tampoco suelen conocer los detalles de esta regla aunque ella opera inexorablemente porque forma parte de la estructura lógica de la mente humana; los humanos reconocen esto a tal punto que las personas toman conciencia de que tendrán que ajustar su conducta social a la misma si pretenden mejorar su condición miserable que les impone la naturaleza.

La regla matemática puede ayudar a dimensionar el potencial de riqueza oculta en la cooperación social. Por ejemplo, si el mundo tiene 3 personas en lugar de 2, el total de relaciones posibles asciende a 29=512. Y si se tienen 10 personas, ese total de relaciones posibles asciende a 2100, un número de orden 1030 o sea un 1 seguido de 30 ceros. Es decir que la vida social del ser humano dispone de una abrumadora explosión exponencial para cooperar por el sólo hecho de acordar, dividir sus tareas y comerciar entre ellos. Esto puede dar un indicio del éxito de la civilización humana cuando se generan las condiciones para una sana y espontánea concertación de los actos humanos: las opciones son inagotables.

El hecho tan común de hoy en día de comprar un teléfono celular da cuenta de la importancia de semejante abrumadora cantidad de opciones. De repente, la persona que compró el celular se relaciona implícitamente con millones y millones de otras personas: los mineros que obtienen los minerales, los teóricos que generan conocimientos, los que producen componentes, los ensambladores, los transportistas, los comerciantes, los que permiten obtener ingresos para gastar, los que facilitan liquidez, los que facilitan el acceso minorista y finalmente los vendedores del celular.

Tal posibilidad no se habría expresado sin esa manifestación que vive entre billones de billones de billones de billones de billones de relaciones posibles a ocurrir. Cualquier obstáculo, cualquier impedimento, sobre el dominio de las relaciones entre las personas, cualquier coerción que proviene del gobierno o de quién sea, pudo significar la diferencia entre comprar y no comprar el aparato, entre realizar o no esa transacción, entre aliviar o no las insatisfacciones de millones de involucrados. Pero el hecho de existir tantas posibilidades no es lo que aumenta las chances de una mejor manifestación. Aquí aparece la relevancia del mercado.

El hecho de tener tantas posibilidades no es la fuente de riqueza en sí. Lo que verdaderamente importa es la acción humana que las aprovechan. No es lo mismo cooperar bajo el yugo violento de un dictador que hacerlo bajo los cánones de la libertad y la no violencia. En ambos casos las posibilidades son las mismas pero lo que socialmente se expresa suelen ser opciones completamente distintas. De nada serviría que todos produzcan e intercambien si esa es una opción coercitiva, porque esa no será lo mejor para las personas involucradas. La coerción siempre te aleja de lo mejor. Lo importante de la cooperación es que ella habilita posibilidades desde donde se puede elegir libremente, lo cual no quiere decir que esas nuevas posibilidades sean mejores.

El único medio que garantiza la manifestación del potencial de riqueza en la vida social del hombre es el mercado. El mercado es el mejor proceso de concertación inventado por los humanos. Es lo que permite que cualquier relación se exprese. La estructura lógica de la mente hace que cada humano elija su mejor opción de cooperación en su desafío por satisfacción. De todas las configuraciones de cooperación posibles, el mercado permite a los hombres elegir espontáneamente la mejor de ellas. No es que en el mercado surgen funcionales optimizantes que engullen y eligen funciones sociales enteras, sino que mientras cada persona elige lo mejor para ella también elige, en el mismo acto, lo mejor para los demás. El proceso de mercado hace ese milagro, posible.


(1)Notar que hay cuatro opciones de autarquía (1, 2, 3 y 6), pero la primera opción también contempla la posibilidad en la cual se intercambia lo que se recolecta, lo cual se asemeja a una división primitiva de tareas que a los efectos prácticos se puede considerar como una situación de autarquía.

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