El anarcocapitalismo establece las condiciones de mercado apropiadas para generar y utilizar información1 social relevante. En cualquier proceso social, de concertación de actos humanos, la información se genera y aplica a nivel local. La información debe ser relevante para la razón. Esto es así porque cualquier acto humano debe pasar por la razón y la razón sólo opera a nivel del “individuo” que participa en el proceso de cooperación. La información sólo es relevante para cada persona que participa en el proceso social.
Las personas son todas distintas y de ahí la importancia que adquiere la información dispersa. Cada persona ve e interpreta el mundo a su modo; esa diversidad abre la posibilidad de dividir y concertar actos humanos. En un mundo de autómatas idénticos no habría diferencias para concertar.
Cada persona posee información sobre sus necesidades y posibilidades, sobre sus requerimientos y destrezas, sobre sus dotaciones y fines, sobre sus preferencias y sueños. Esta diversidad hace a los humanos muy distintos a la hora de dividir las tareas y concertar sus acciones en el permanente desafío de obtener la mejor satisfacción posible. Este resultado universalmente satisfactorio sólo se alcanza en el libre mercado.
El mercado es el mejor proceso de cooperación humana. Es el sustrato donde fructifica la prosperidad. No hay nada superior al mercado respecto a la concertación de actos humanos: es el arreglo económico más eficiente y beneficioso que se puede lograr. Ningún otro sistema económico lo iguala. Cualquier alternativa es inferior. De dónde viene esa superioridad?. Por qué a los humanos les perjudica el comando/control y les beneficia la libertad económica?.
La espontaneidad es una de las cualidades especiales del mercado. El mercado es un sistema de concertación que nadie diseña, dirige o controla. El mercado se autogestiona. El diseño, el comando y control social, no hace otra cosa más que romper la espontaneidad y con ello eliminar los beneficios de la libertad. Libertad y espontaneidad operan al mismo nivel y en el mismo sentido: a menor libertad, menor espontaneidad.
Lo que vuelve operativamente eficiente y beneficioso al mercado es la división del trabajo que ocurre bajo esas condiciones. En el libre mercado la espontaneidad permite la mejor división posible del trabajo. La división espontánea del esfuerzo al concertar actos humanos resulta ser la manera óptima de cooperar. Por qué.? En parte por la ausencia de violencia y en parte por la dispersión de la información.
La espontaneidad ocurre bajo ausencia de coerción. Todo tipo de coerción es acción violenta. La violencia no es beneficiosa en el contexto social porque siempre hay alguien perjudicado; el perjuicio mutuo nunca puede ser una razón por la cual se divide el esfuerzo y se concertan actos humanos! Una sociedad se cimienta y constituye sobre sus beneficios no sobre sus perjuicios. La espontaneidad es el único freno a la violencia en sociedad.
Uno se puede preguntar si es posible generar y aplicar violencia espontáneamente? Sí claro; es posible que alguien lo haga aisladamente. Lo que no puede ocurrir es la concertación espontánea de la violencia. Hay grupos de personas, como quienes forman el estado o los gobiernos, que dividan tareas y concertan actos para aplicar violencia! Es el pan nuestro de cada día. Pero eso sólo ocurre bajo coerción. No existe el orden espontáneo violento; es un oxímoron. Quienes aplican violencia son violentos y la concertación que los reúne es violenta.
Las ventajas de la concertación espontánea de actos humanos está estrechamente asociada a la distribución de información entre los miembros de una sociedad. Como se dijo, la información social relevante se dispersa uniformemente entre quienes participan en la cooperación. Si una sociedad ha de ser tal, ha de ser cooperación exitosa, entonces sus miembros tendrán que hacer el mejor uso posible de la información dispersa disponible a la hora de cooperar. Si no se respeta esta dispersión, lo que surge es un orden violento.
Ningún sistema centralizado que monitorea y recolecta esa información, tendrá la capacidad para aprovecharla del modo en que un esquema espontáneo lo realiza. Un proceso que genera y utiliza información de manera distribuida nunca será igualado por un esquema que recolecta y redistribuye información para ser empleada con los mismos efectos a como ocurre bajo el esquema original. Centralizar y redistribuir esa información requeriría esfuerzo adicional externo al proceso, por lo que cualquier centralización forzada resultaría no sólo ineficiente sino inconsistente con el proceso mismo que la genera.
Por esto toda variante colectivista nace malparida. La distribución uniforme de la información en un sistema social es la manera natural en que esa información surge y se emplea. Esa información se recoge y expresa en el sistema de precios. Esa es la máxima de los microestados del sistema. Cualquier otro arreglo sólo ocurriría a costa de perder información contenida en el mismo proceso social. Perder información es equivalente a empeorar la división del trabajo, es decir a obstaculizar el proceso de cooperación.
Obviamente, un fenómeno social no es un proceso termodinámico. El mercado no es un fenómeno natural, sino un fenómeno praxeológico, que emerge de la ación humana y se rige por leyes derivadas del axioma de la acción. Pero ningún proceso, incluidos los sociales, puede romper las leyes naturales. Un proceso social no puede crear información de la nada, ni destruir información sin modificar el proceso. Si un proceso social se centraliza, entonces pierde información social; mientras que si se libera, entonces gana información por la espontaneidad.
En una sociedad, en un sistema de cooperación, en donde la espontaneidad garantiza ausencia de violencia, resulta que la centralización, la coerción explícita, se vuelve rápidamente inviable por su inconsistencia operativa. La violencia derivada de la centralización destruye la información social. La información generada por la cooperación espontánea es siempre superior a la ofrecida por un esquema centralizado, siendo esta una de las causas por la cual colapsan los esquemas sociales centralizados: la centralización genera grandes pérdidas de información.
Así, una sociedad colectivista no sólo queda praxeológicamente disminuida y raquítica, ya que sus miembros no pueden actuar libremente, sino también naturalmente deficiente, porque pretende violar un principio natural que es inviolable. Toda centralización de procesos sociales genera pérdidas de información que nunca puede ser restituida y que, al principio, deteriora la división del trabajo y a la larga degrada y destruye el sistema de cooperación social. Por esto, la concepción colectivista nunca podrá socavar los fundamentos del anarcocapitalismo.
1 En general, la información es aquello --datos, eventos, fenómenos, etc.-- con algún significado y que tiene la cualidad de reducir la incertidumbre sobre algo --un dato, un evento, un fenómeno o algún aspecto específico--.
En el contexto de la teoría de la información, desarrollada por Claude Shannon, la información se mide en términos de reducción de incertidumbre; por ejemplo, la cantidad de información de un mensaje es la cantidad de sorpresa que genera. En un sistema clásico, la información de un mensaje se mide en bits (o entropía) y refleja la cantidad de incertidumbre que se elimina al conocerse el contenido del mensaje. La información obtenida de un sistema cualquiera es el colapso de la incertidumbre. En general la información y la incertidumbre son propiedades duales que se implican mutuamente, son como las dos caras de algo: viven en el mismo objeto.
Desde la perspectiva de la teoría de la información y de la teoría del calor, la incertidumbre es información confinada u oculta en los interticios de la complejidad. Desde ambas perspectivas, la incertidumbre se puede considerar como información que está presente pero aún no completamente revelada o comprendida. La información es incertidumbre colapsada; es el colapso de la incertidumbre lo que revela eso que está escondido en la complejidad.
Dado que la incertidumbre y la información son intercambiables, lo que mide a una mide a la otra. Por esto la entropía proporciona tanto una forma de cuantificar la incertidumbre como así también una medida del potencial de información en una complejidad. En general, la entropía mide la incertidumbre o el grado de sorpresa asociada con algo, con la complejidad; la información es la sorpresa obtenida cuando la incertidumbre colapsa.
También se puede definir a la entropía como la cantidad de información para describir una complejidad. Por ejemplo, la entropía de un conjunto de datos indica la cantidad de información necesaria para describir ese conjunto de manera completa. Cuando la entropía es alta, significa que hay muchas posibles combinaciones o resultados diferentes que se pueden obtener de esos datos y, por lo tanto, se necesita más información para describir uno de esos resultados. Por esto, una mayor entropía implica mayor "sorpresa" y, por lo tanto, más información nueva cuando se revela un resultado.
Si un evento es muy predecible --como lanzar una moneda cargada-- la entropía es baja porque hay poca incertidumbre; la información que se obteiene del evento es nula, no hay sorpresa. Si un evento es impredecible --como lanzar una moneda equilibrada-- la entropía es alta porque hay mucha incertidumbre sobre el resultado; el resultado genera sorpresa.
Al lanzar una moneda equilibrada, hay dos posibles resultados (cara o cruz) y cada resultado es igualmente probable. La entropía de este experimento es alta porque hay incertidumbre sobre cuál será el resultado. Aquí no se puede predecir el resultado con certeza, por lo que la información que se obtiene al saber el resultado del lanzamiento es significativa al desaparecer esa incertidumbre. La entropía extrema refleja azar puro sobre cada resultado y, por lo tanto, la información necesaria para describir esos resultados es mayor.
Con una moneda sesgada que siempre muestra cara, la entropía es baja porque el resultado es predecible. No hay incertidumbre en el resultado y la información obtenida al saber el resultado es mínima porque no reduce incertidumbre de ninguna manera. Así, cuando la entropía es baja, la incertidumbre es pequeña y la información obtenida al conocer el resultado es limitada, ya que el resultado esperado es casi seguro. Con baja entropía, la información necesaria para describir los resultados es menor.
En el contexto social pueden estar operando estas leyes de la información y la incertidumbre. Un esquema centralizado de información social no tiene acceso a los datos --de alta incertidumbre-- distribuidos en el contexto cercano a cada persona en particular; los datos recolectados y disponibles para el director no podrán capturar aquella información dispersa en la sociedad que pueda sorprenderlo, al momento de asignar sus recursos para atender las insatisfacciones más sentidas por sus súbditos. Esta pérdida de información relevante condena al director a asignar sus medios a la atención de insatisfacciones menos prioritarias. Estos efectos dañinos acumulados día tras día es lo que al final provocan el colapso definitivo del colectivismo, cuando cualquier asignación practicable por el director ya no genera satisfacción alguna.
Las personas son todas distintas y de ahí la importancia que adquiere la información dispersa. Cada persona ve e interpreta el mundo a su modo; esa diversidad abre la posibilidad de dividir y concertar actos humanos. En un mundo de autómatas idénticos no habría diferencias para concertar.
Cada persona posee información sobre sus necesidades y posibilidades, sobre sus requerimientos y destrezas, sobre sus dotaciones y fines, sobre sus preferencias y sueños. Esta diversidad hace a los humanos muy distintos a la hora de dividir las tareas y concertar sus acciones en el permanente desafío de obtener la mejor satisfacción posible. Este resultado universalmente satisfactorio sólo se alcanza en el libre mercado.
El mercado es el mejor proceso de cooperación humana. Es el sustrato donde fructifica la prosperidad. No hay nada superior al mercado respecto a la concertación de actos humanos: es el arreglo económico más eficiente y beneficioso que se puede lograr. Ningún otro sistema económico lo iguala. Cualquier alternativa es inferior. De dónde viene esa superioridad?. Por qué a los humanos les perjudica el comando/control y les beneficia la libertad económica?.
La espontaneidad es una de las cualidades especiales del mercado. El mercado es un sistema de concertación que nadie diseña, dirige o controla. El mercado se autogestiona. El diseño, el comando y control social, no hace otra cosa más que romper la espontaneidad y con ello eliminar los beneficios de la libertad. Libertad y espontaneidad operan al mismo nivel y en el mismo sentido: a menor libertad, menor espontaneidad.
Lo que vuelve operativamente eficiente y beneficioso al mercado es la división del trabajo que ocurre bajo esas condiciones. En el libre mercado la espontaneidad permite la mejor división posible del trabajo. La división espontánea del esfuerzo al concertar actos humanos resulta ser la manera óptima de cooperar. Por qué.? En parte por la ausencia de violencia y en parte por la dispersión de la información.
La espontaneidad ocurre bajo ausencia de coerción. Todo tipo de coerción es acción violenta. La violencia no es beneficiosa en el contexto social porque siempre hay alguien perjudicado; el perjuicio mutuo nunca puede ser una razón por la cual se divide el esfuerzo y se concertan actos humanos! Una sociedad se cimienta y constituye sobre sus beneficios no sobre sus perjuicios. La espontaneidad es el único freno a la violencia en sociedad.
Uno se puede preguntar si es posible generar y aplicar violencia espontáneamente? Sí claro; es posible que alguien lo haga aisladamente. Lo que no puede ocurrir es la concertación espontánea de la violencia. Hay grupos de personas, como quienes forman el estado o los gobiernos, que dividan tareas y concertan actos para aplicar violencia! Es el pan nuestro de cada día. Pero eso sólo ocurre bajo coerción. No existe el orden espontáneo violento; es un oxímoron. Quienes aplican violencia son violentos y la concertación que los reúne es violenta.
Las ventajas de la concertación espontánea de actos humanos está estrechamente asociada a la distribución de información entre los miembros de una sociedad. Como se dijo, la información social relevante se dispersa uniformemente entre quienes participan en la cooperación. Si una sociedad ha de ser tal, ha de ser cooperación exitosa, entonces sus miembros tendrán que hacer el mejor uso posible de la información dispersa disponible a la hora de cooperar. Si no se respeta esta dispersión, lo que surge es un orden violento.
Ningún sistema centralizado que monitorea y recolecta esa información, tendrá la capacidad para aprovecharla del modo en que un esquema espontáneo lo realiza. Un proceso que genera y utiliza información de manera distribuida nunca será igualado por un esquema que recolecta y redistribuye información para ser empleada con los mismos efectos a como ocurre bajo el esquema original. Centralizar y redistribuir esa información requeriría esfuerzo adicional externo al proceso, por lo que cualquier centralización forzada resultaría no sólo ineficiente sino inconsistente con el proceso mismo que la genera.
Por esto toda variante colectivista nace malparida. La distribución uniforme de la información en un sistema social es la manera natural en que esa información surge y se emplea. Esa información se recoge y expresa en el sistema de precios. Esa es la máxima de los microestados del sistema. Cualquier otro arreglo sólo ocurriría a costa de perder información contenida en el mismo proceso social. Perder información es equivalente a empeorar la división del trabajo, es decir a obstaculizar el proceso de cooperación.
Obviamente, un fenómeno social no es un proceso termodinámico. El mercado no es un fenómeno natural, sino un fenómeno praxeológico, que emerge de la ación humana y se rige por leyes derivadas del axioma de la acción. Pero ningún proceso, incluidos los sociales, puede romper las leyes naturales. Un proceso social no puede crear información de la nada, ni destruir información sin modificar el proceso. Si un proceso social se centraliza, entonces pierde información social; mientras que si se libera, entonces gana información por la espontaneidad.
En una sociedad, en un sistema de cooperación, en donde la espontaneidad garantiza ausencia de violencia, resulta que la centralización, la coerción explícita, se vuelve rápidamente inviable por su inconsistencia operativa. La violencia derivada de la centralización destruye la información social. La información generada por la cooperación espontánea es siempre superior a la ofrecida por un esquema centralizado, siendo esta una de las causas por la cual colapsan los esquemas sociales centralizados: la centralización genera grandes pérdidas de información.
Así, una sociedad colectivista no sólo queda praxeológicamente disminuida y raquítica, ya que sus miembros no pueden actuar libremente, sino también naturalmente deficiente, porque pretende violar un principio natural que es inviolable. Toda centralización de procesos sociales genera pérdidas de información que nunca puede ser restituida y que, al principio, deteriora la división del trabajo y a la larga degrada y destruye el sistema de cooperación social. Por esto, la concepción colectivista nunca podrá socavar los fundamentos del anarcocapitalismo.
1 En general, la información es aquello --datos, eventos, fenómenos, etc.-- con algún significado y que tiene la cualidad de reducir la incertidumbre sobre algo --un dato, un evento, un fenómeno o algún aspecto específico--.
En el contexto de la teoría de la información, desarrollada por Claude Shannon, la información se mide en términos de reducción de incertidumbre; por ejemplo, la cantidad de información de un mensaje es la cantidad de sorpresa que genera. En un sistema clásico, la información de un mensaje se mide en bits (o entropía) y refleja la cantidad de incertidumbre que se elimina al conocerse el contenido del mensaje. La información obtenida de un sistema cualquiera es el colapso de la incertidumbre. En general la información y la incertidumbre son propiedades duales que se implican mutuamente, son como las dos caras de algo: viven en el mismo objeto.
Desde la perspectiva de la teoría de la información y de la teoría del calor, la incertidumbre es información confinada u oculta en los interticios de la complejidad. Desde ambas perspectivas, la incertidumbre se puede considerar como información que está presente pero aún no completamente revelada o comprendida. La información es incertidumbre colapsada; es el colapso de la incertidumbre lo que revela eso que está escondido en la complejidad.
Dado que la incertidumbre y la información son intercambiables, lo que mide a una mide a la otra. Por esto la entropía proporciona tanto una forma de cuantificar la incertidumbre como así también una medida del potencial de información en una complejidad. En general, la entropía mide la incertidumbre o el grado de sorpresa asociada con algo, con la complejidad; la información es la sorpresa obtenida cuando la incertidumbre colapsa.
También se puede definir a la entropía como la cantidad de información para describir una complejidad. Por ejemplo, la entropía de un conjunto de datos indica la cantidad de información necesaria para describir ese conjunto de manera completa. Cuando la entropía es alta, significa que hay muchas posibles combinaciones o resultados diferentes que se pueden obtener de esos datos y, por lo tanto, se necesita más información para describir uno de esos resultados. Por esto, una mayor entropía implica mayor "sorpresa" y, por lo tanto, más información nueva cuando se revela un resultado.
Si un evento es muy predecible --como lanzar una moneda cargada-- la entropía es baja porque hay poca incertidumbre; la información que se obteiene del evento es nula, no hay sorpresa. Si un evento es impredecible --como lanzar una moneda equilibrada-- la entropía es alta porque hay mucha incertidumbre sobre el resultado; el resultado genera sorpresa.
Al lanzar una moneda equilibrada, hay dos posibles resultados (cara o cruz) y cada resultado es igualmente probable. La entropía de este experimento es alta porque hay incertidumbre sobre cuál será el resultado. Aquí no se puede predecir el resultado con certeza, por lo que la información que se obtiene al saber el resultado del lanzamiento es significativa al desaparecer esa incertidumbre. La entropía extrema refleja azar puro sobre cada resultado y, por lo tanto, la información necesaria para describir esos resultados es mayor.
Con una moneda sesgada que siempre muestra cara, la entropía es baja porque el resultado es predecible. No hay incertidumbre en el resultado y la información obtenida al saber el resultado es mínima porque no reduce incertidumbre de ninguna manera. Así, cuando la entropía es baja, la incertidumbre es pequeña y la información obtenida al conocer el resultado es limitada, ya que el resultado esperado es casi seguro. Con baja entropía, la información necesaria para describir los resultados es menor.
En el contexto social pueden estar operando estas leyes de la información y la incertidumbre. Un esquema centralizado de información social no tiene acceso a los datos --de alta incertidumbre-- distribuidos en el contexto cercano a cada persona en particular; los datos recolectados y disponibles para el director no podrán capturar aquella información dispersa en la sociedad que pueda sorprenderlo, al momento de asignar sus recursos para atender las insatisfacciones más sentidas por sus súbditos. Esta pérdida de información relevante condena al director a asignar sus medios a la atención de insatisfacciones menos prioritarias. Estos efectos dañinos acumulados día tras día es lo que al final provocan el colapso definitivo del colectivismo, cuando cualquier asignación practicable por el director ya no genera satisfacción alguna.
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