Con el invento de las primeras herramientas, los humanos inventamos la producción indirecta, es decir, la producción de bienes de capital para producir otros bienes. Al principio, este método indirecto fué muy rudimentario: con una simple vara, una flecha o una soga se podía obtener alimentos de manera más efectiva. El uso de herramientas permitió, a los humanos primitivos, ampliar las posibilidades alimenticias al mejorar los resultados de la caza - recolección. Producir herramientas insume tiempo e inventiva, pero eso funciona si se es recompensado con más y mejor producción. Los sucesivos éxitos logrados, embarcaron al ser humano en el desafió de explotación permanente de su gran invento de producción indirecta, desafío que aún perdura en nuestros días. El ser humano produciendo, apropiándose y empleando bienes para producir otros bienes, se volvió capitalista casi desde el origen de sus tiempos.
Casi, y no desde el orígen, porque el capitalismo como tal requiere, además de la producción indirecta, del invento de la moneda. La moneda se inventó más adelante. El uso de moneda, y el sistema de precios determinado por los pagos con ella, permitió inventar la noción de capital como elemento imprescindible para perfeccionar la producción. La noción de capital (entendida como el valor en términos monetarios de todos los bienes de capital) permite distinguir el empleo de los bienes de capital, en una actividad determinada, de los beneficios derivados del mismo, porque integra en una sola cuenta (de ganancias o pérdidas) las mejoras aportadas a la producción con esos bienes y los beneficios obtenidos por los usuarios finales de lo producido con dichos bienes; esto hace posible determinar la conveniencia de usos alternativos de bienes de capital. Es decir, el concepto de capital permite al ser humano evaluar completamente el desempeño de la producción indirecta como dispositivo generador de prosperidad. Antes del concepto de capital, el ser humano usaba la producción indirecta a ciegas.
Observe con cuidado que el capitalismo se completa agregando un requisito indispensable de la cooperación social entre humanos: la propiedad privada de los bienes de capital o propiedad privada de los medios de producción. El germen de este requisito está ya inoculado en el invento de la producción indirecta, pues el hombre primitivo pudo aplicar este método no solo produciendo sino también apropiándose de las herramientas, es decir mediante la plena disposición de las mismas, algo que hoy en día se conoce como propiedad privada de los medios de producción. Con la moneda y el capital, que permiten evaluar cada acto productivo y con ello ampliar e intensificar la producción indirecta, y con la propiedad privada, ya es posible postular una contundente definición praxeológica: el capitalismo es un sistema de cooperación social de división del trabajo bajo la propiedad privada de los medios de producción.
El capitalismo, no es una categoría de toda acción productiva del hombre porque no existía previo al invento de herramientas. El hombre sin herramientas sólo empleaba sus pies, sus manos y su destreza física y mental para obtener alimentos, defenderse de los predadores y protegerse de las inclemencias naturales. Tampoco se pudo aprovechar a fondo las ventajas de la producción indirecta previo al invento de la moneda y la noción de capital. Además, la acción capitalista del hombre se vuelve inseparable de toda acción humana sólo con la propiedad privada de medios de producción, lo cual no ocurre con otro esquema de propiedad; sin propiedad privada, el capitalismo degenera en barbarie porque desaparecen los precios, la moneda y el capital como implementos indispensables de las aplicaciones productivas y generación de prosperidad.
La organización social humana ha evolucionado, desde las violentas condiciones inhumanas heredadas de los primeros ancestros hacia la más plena y pacífica comodidad actual, gracias al capitalismo. La dominancia de las leyes praxeológicas en un contexto social, le pone límites a la violencia; pero la paz -la ausencia de violencia generalizada- es inviable fuera del capitalismo. El capitalismo hace posible la paz porque permite erradicar la violencia biológica de todos contra todos; por ello las sociedades infectadas de intervencionismo, socialismo, comunismo o totalitarismo colapsan y se autodestruyen. Toda civilización es resultante inseparable del capitalismo, sobrevive y evoluciona con capitalismo. Este acontecimiento, que llevó al hombre desde los árboles a las estrellas, es una manifestación, una evidencia, un logro inevitable del #OmniCapitalism.
Casi, y no desde el orígen, porque el capitalismo como tal requiere, además de la producción indirecta, del invento de la moneda. La moneda se inventó más adelante. El uso de moneda, y el sistema de precios determinado por los pagos con ella, permitió inventar la noción de capital como elemento imprescindible para perfeccionar la producción. La noción de capital (entendida como el valor en términos monetarios de todos los bienes de capital) permite distinguir el empleo de los bienes de capital, en una actividad determinada, de los beneficios derivados del mismo, porque integra en una sola cuenta (de ganancias o pérdidas) las mejoras aportadas a la producción con esos bienes y los beneficios obtenidos por los usuarios finales de lo producido con dichos bienes; esto hace posible determinar la conveniencia de usos alternativos de bienes de capital. Es decir, el concepto de capital permite al ser humano evaluar completamente el desempeño de la producción indirecta como dispositivo generador de prosperidad. Antes del concepto de capital, el ser humano usaba la producción indirecta a ciegas.
Observe con cuidado que el capitalismo se completa agregando un requisito indispensable de la cooperación social entre humanos: la propiedad privada de los bienes de capital o propiedad privada de los medios de producción. El germen de este requisito está ya inoculado en el invento de la producción indirecta, pues el hombre primitivo pudo aplicar este método no solo produciendo sino también apropiándose de las herramientas, es decir mediante la plena disposición de las mismas, algo que hoy en día se conoce como propiedad privada de los medios de producción. Con la moneda y el capital, que permiten evaluar cada acto productivo y con ello ampliar e intensificar la producción indirecta, y con la propiedad privada, ya es posible postular una contundente definición praxeológica: el capitalismo es un sistema de cooperación social de división del trabajo bajo la propiedad privada de los medios de producción.
El capitalismo, no es una categoría de toda acción productiva del hombre porque no existía previo al invento de herramientas. El hombre sin herramientas sólo empleaba sus pies, sus manos y su destreza física y mental para obtener alimentos, defenderse de los predadores y protegerse de las inclemencias naturales. Tampoco se pudo aprovechar a fondo las ventajas de la producción indirecta previo al invento de la moneda y la noción de capital. Además, la acción capitalista del hombre se vuelve inseparable de toda acción humana sólo con la propiedad privada de medios de producción, lo cual no ocurre con otro esquema de propiedad; sin propiedad privada, el capitalismo degenera en barbarie porque desaparecen los precios, la moneda y el capital como implementos indispensables de las aplicaciones productivas y generación de prosperidad.
La organización social humana ha evolucionado, desde las violentas condiciones inhumanas heredadas de los primeros ancestros hacia la más plena y pacífica comodidad actual, gracias al capitalismo. La dominancia de las leyes praxeológicas en un contexto social, le pone límites a la violencia; pero la paz -la ausencia de violencia generalizada- es inviable fuera del capitalismo. El capitalismo hace posible la paz porque permite erradicar la violencia biológica de todos contra todos; por ello las sociedades infectadas de intervencionismo, socialismo, comunismo o totalitarismo colapsan y se autodestruyen. Toda civilización es resultante inseparable del capitalismo, sobrevive y evoluciona con capitalismo. Este acontecimiento, que llevó al hombre desde los árboles a las estrellas, es una manifestación, una evidencia, un logro inevitable del #OmniCapitalism.
No hay comentarios:
Publicar un comentario