Es muy habitual escuchar en los medios de comunicación, e incluso leer en libros de texto y trabajos académicos, que el “estado”, como poder político o poder para influir sobra las decisiones y acciones de las personas, es el contrapeso al “mercado”. Se argumenta que las falencias, las carencias, o los potenciales daños asociados al mercado, son motivos suficientes para fundar ese contrapeso social que lo compense. Y tal fuerza, se dice, se expresa con un legítimo poder que la sociedad otorga a los gobernantes, con el propósito de que éstos protejan, y curen, de los males del mercado. ¿Es el mercado beneficioso en el accionar social del hombre?. ¿O es portador de un mal que azota a los hombres, y contra el cual debemos protegernos para sobrevivir?. ¿De dónde provienen esas amenazas a la vida y bienestar?. Leer todo el artículo.
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