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lunes, septiembre 25, 2023

Metateoría de la Acción Humana

Si fuéramos meros observadores de las teorías hoy disponibles sobre la acción humana, encontraríamos no más de cuatro teorías praxeológicas desarrolladas, con cada una de ellas estudiando un aspecto particular del orden social: la economía, la política, la guerra y la ética. Las demás publicaciones y libros escritos hasta la fecha abordan otros aspectos de la acción humana, tales como los juegos y las votaciones, mediante enfoques teóricos incompletos. Todo este fenómeno teórico, incluido lo aún no descubierto, es lo que podría denominarse [el] fenómeno praxeológico humano.

Como meros observadores científicos del fenómeno, primero trataríamos de encontrar un rasgo común que distinga y represente al menos las teorías ya desarrolladas. Luego intentaríamos elaborar un modelo que de alguna manera permita, haciendo ciertos ajustes, reproducir los resultados observados en cada una de estas teorías en particular. Finalmente ejecutaríamos repetidamente el modelo para ajustar sus parámetros siguiendo las coincidencias entre las salidas obtenidas y los resultados teóricos observdos. El modelo así calibrado sería un metamodelo sobre las teorías de la acción humana. Se dice un metamodelo porque el metamodelo definitivo no podría obtenerse sólo con datos generados por humanos.

¿Qué características generales debería reunir un metamodelo que permita registrar aquellos aspectos más relevantes del fenómeno praxeológico bajo observación?

Una de las metateorías hoy disponibles podría ser la derivada del axioma de la acción de Mises. Esta, al ser una teoría lógica proposicional, es semánticamente completa pues todas sus verdades lógicas son teoremas del sistema, aunque es sintácticamente incompleta. Además, esta teoría es consistente, decidible y compacta. Esta versión axiomática, al ser una teoría general de la elección humana, es una teoría lógica imprecisa en el sentido de que los teoremas de las teorías particulares sólo se derivan al agregar condiciones especiales de la acción humana. Más allá de los detalles de esta metateoría, el axioma de la acción no puede funcionar como un metamodelo de la metateoría porque en sí no es un modelo sino un axioma.

Un metamodelo tendrá que rescatar al menos algún rasgo universal del fenómeno praxoelógico. La acción humana es un fenómeno caracterizado por relaciones complejas entre las personas viviendo en sociedad. En su nivel superficial, esta complejidad parece dominada por relaciones de recreación, de producción y de comercio. Aunque en un nivel más profundo y menos evidente, todas ellas expresan intrincadas relaciones de intercambio.

Los humanos se relacionan para intercambiar y éste parece ser un rasgo distintivo. Los intercambios hacen de la vida humana una experiencia más llevadera y satisfactoria. Por ejemplo, en la recreación abundan los intercambios ocio/producción, en la producción abundan los intercambios productos/medios de producción y en el comercio de bienes abundan los intercambios medios de producción/medios de satisfacción.

Cuanto más y más personas se involucran en relaciones con otras personas, lo que últimamente hacen es intensificar y extender sus intercambios beneficiosos. Así, por ejemplo, los intercambios espontáneos generan condiciones ideales para crear riqueza y prosperidad. Impulsados por la ley de ventajas comparativas, las personas eligen concertar sus actos voluntaria y pacíficamente intensificando y extendiendo todas sus relaciones de intercambio hasta alcanzar una configuración de cooperación social de pleno desempeño y máximo beneficio. La evolución de las relaciones de intercambio y las leyes que las rigen, da origen a lo que se llama cataláxia que, a fines prácticos, puede considerarse equivalente al fenómeno económico de mercado.

Pero, siempre que un grupo de personas se involucran y se organizan entorno a complejas y beneficiosas relaciones de intercambio, por esa misma ley de ventajas comparativas derivada de la distribución desigual de aptitudes y dotaciones, surgirá un subgrupo de ellos que intentará aprovechar esa situación para extraer beneficio simplemente controlando e imponiendo reglas sobre esos intercambios. De este hecho se derivan el estado (el monopolio institucionalizado de coerción), la política (la aplicación de coerción unilateral dentro de la sociedad) y la guerra (la competencia extrema por el monopolio de coerción), todos ellos aglutinados como una estrategia para organizar la coerción.

En un razonamiento lógico en lenguaje natural, el establecimiento definitivo de relaciones sociales violentas puede enunciarse en forma de un teorema: en cada orden social, siempre surge un pequeño grupo muy competitivo aplicando coerción, aplicando violencia, la cual se organiza y emplea como medio para extraer recursos de los demás. Este grupo impone aquellas reglas de relaciones sociales que provocan el máximo drenaje de riquezas desde el sistema de cooperación. Los agentes de la coerción se llaman políticos, o gobernantes, y sus actos forman la acción política.

La política como proceso, es la obtención de recursos por medios violentos. Con la acción política se crea un nuevo tipo de relaciones de intercambio, dentro de la sociedad, donde un reducido grupo socialmente improductivo (los políticos), con el único propósito de extraer recursos ajenos, imparte coerción sobre el resto de personas que cooperan en sectores productivos generadores de riqueza y prosperidad. Políticos y gobernantes consumen prosperidad humana que es robada al resto de los involucrados que la generan.

La guerra es prima-hermana de la política. Políticos y gobernantes son los hacedores de la guerra. Son los gerentes de su manufactura. Para hacer la guerra se usa exactamente el mismo ingrediente empleado para hacer la política: la coerción organizada. Durante la guerra, políticos y gobernantes intensifican y extienden las relaciones coercitivas al extremo de condicionar casi toda acción humana interna a las exigencias de la guerra. La producción, la logística, el financiamiento, la moneda, el comercio, la energía, los negocios, la seguridad, la salud, la educación y demás, todo, se ordena al servicio de la guerra. Políticos y gobernantes se vuelven súper-poderosos mientras el sistema de cooperación completo queda tutelado por esos superpoderes. Durante la guerra, políticos y gobernantes llevan la coerción al extremo con el afán de extender sus dominios sobre otras sociedades.

La ética, es la hermana gemela de la economía. Tienen el mismo germen, la misma génesis. Las relaciones de intercambio éticas están sustentadas en los mismos principios voluntarios y pacíficos de la economía: las ventajas comparativas, la no agresión y la propiedad privada. Las relaciones estudiadas y promovidas por la ética son opuestas a las relaciones impulsadas por la acción política y la acción de guerra. Las relaciones coercitivas y violentas no pueden ser éticamente justificables.

El rasgo más sobresaliente de la teoría ética es que logra demostrar que la única regla ética justificable es aquella de la propiedad privada basada en los principios de universalidad, de no agresión y de primera apropiación. Toda regla ética que intente crear nuevas relaciones de intercambio entre las personas debe respetar estos principios. Las relaciones de intercambio sujetas a reglas éticas y económicas son las más fructíferas de la cooperación social. Una economía funcionando con la regla ética de la propiedad privada tiene el potencial de generar prosperidad perpetua.

Las relaciones de intercambio constituyen una característica fundamental de nuestro fenómeno. Entonces, un modelo de él tendrá que reunir en su estructura aquellos elementos que las crean, preservan y transforman. Un metamodelo tendría la forma de un complejo de reglas que al ser aplicadas sobre las relaciones de intercambio tienen la propiedad de crear, preservar y transformar dichas relaciones. Este metamodelo, no puede ser un modelo metamatemático ya que el fenómeno observado no es el fenómeno matemático. Pero sí puede tener un aspecto simbólico, pues en sentido abstracto general con el modelo se intenta obtener algo al aplicar algo sobre algo. Bajo esta consigna, el metamodelo se puede expresar como una regla de transformación:

{R}({r})—>{R, r}

donde R y r son metavariables que representan reglas y relaciones, respectivamente.

Esta primera aproximación al modelo del fenómeno praxeológico dice que, a juzgar por lo que se observa de sus teorías, un proceso praxeológico se puede expresar como una colección de reglas que aplicadas sobre una colección de relaciones de intercambio estaría generando una colección de reglas y relaciones siendo estas últimas, las reglas y relaciones a ser empleadas en el paso siguiente del proceso. Un sistema que aplica reglas sobre relaciones y que genera nuevas reglas y relaciones. Entonces, conocidas las reglas y relaciones iniciales en una sociedad, la ejecución del proceso representado por el metamodelo permitiría conocer la evolución de la configuración del sistema social considerado.

Una simple ojeada induce a reflexionar sobre el vasto e inexplorado campo de estudio que podría surgir al especificar distintas aplicaciones que tienen la estructura del metamodelo propuesto. En principio las posibilidades son interminables. Imagine otros metamodelos, con estructuras distintas. Imagine la complejidad que podría surgir en el proceso luego de billones de billones de iteraciones, aunque la regla, el metamodelo, resalta por su trivial simplicidad! Así puede quedar caracterizada una metateoría de la acción humana.

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