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martes, octubre 15, 2024

No Es Mio Lo Que No Es Mio

La propiedad privada es el pilar fundamental de una sociedad. Sin propiedad privada no hay sociedad posible. La propiedad viene dada con la vida y la facultad creativa del humano. Bastiat sostiene que "la propiedad es aquello que obtiene el hombre al ejercer las aptitudes de la vida", aquello derivado de la libertad. Para Bastiat, la vida, la libertad y la propiedad son equivalentes porque al anular una de ellas se anulan las demás; la propiedad privada es una cualidad trascendente del ser humano.

La propiedad es tan omnipresente que a menudo ignoramos su trascendencia. Tal vez así lo sea porque es como un obsequio de la naturaleza humana. Es como la gravedad de la tierra: desconocemos su importancia mientras disponemos de ella pero su relevancia se nos aparece en su ausencia. Por ejemplo, la propiedad privada está condicionada por la violencia que surge en el contexto de la vida social del individuo. Dentro de ese marco, la violencia sobre la propiedad privada provoca un deterioro en el desempeño social de cada persona, destacándose así el papel crucial de la propiedad en la supervivencia. De aquí la necesidad de entender el significado del término "sociedad".

Qué es la sociedad? Una sociedad no es ni un ente ni un lugar. No constituye autonomía. No existe sin la voluntad humana. No es un organismo1 constituido por personas así como lo es un ser vivo formado por órganos fisiológicamente conectados. Mises lo deja claro: "la sociedad es cooperación, es acción humana concertada", es una manifestación de la voluntad humana. Es sólo eso.

El individuo y la concertación de los actos derivados de su mente es lo único relevante en una sociedad. Siempre está la voluntad de cada persona eligiendo cooperar o no cooperar; este es el inicio y el fin de una sociedad. Incluso en las situaciones más denigrantes de la condición humana, como en la esclavitud, es el individuo en su más profunda intimidad quien elige cooperar o no. Mises sostiene que para cada persona siempre existe la extrema opción del suicidio. De la voluntad del individuo surge la cooperación.

Dado que la voluntad del individuo determina la cooperación, entonces el individuo es dueño de su cuerpo y su mente, por lo que también es dueño de todo aquello que puede obtener usando su cuerpo y su mente. Negar esto significa negar la voluntad, negar los medios primarios de subsistencia. De la voluntad se deriva la primera propiedad del ser humano: su cuerpo, su mente y todos sus derivados. Junto a esta primera propiedad surge el derecho humano fundamental a disponer plenamente de ella.

La vida en sociedad no puede anular el principio (original) de la propiedad privada. La cooperación, la concertación de actos humanos, nunca anula la propiedad porque esto generaría inconsistencia natural y contradicción conceptual con la propiedad misma. Hans Hermann Hoppe deriva de aquí uno de los principio fundamentales de la ética, el principio de no agresión: "…ninguna persona tiene el derecho de interferir u obstaculizar el pleno dominio del cuerpo, la mente y los bienes de los demás…"

El principio de no agresión establece las bases para la libre producción y el libre intercambio, establece las bases del libre mercado y el sano capitalismo. Un reino social establecido bajo este principio nunca puede ser violento o agresivo con la propiedad privada. Bajo este reino la cooperación siempre es pacífica porque precisamente se establece sobre el principio donde la regla fundamental es la no violencia. De aquí surge la verdadera cooperación, la concertación espontánea de actos humanos.

Conocido lo que es pero especialmente lo que no es una sociedad, se debe aclara por qué la propiedad privada -y no otra forma de propiedad- es su determinante fundamental. Dado que no hay sociedad sin individuo, dado que no hay sociedad sin razón, voluntad y emoción, y dado que el individuo es dueño de su cuerpo, su mente y sus derivados, dado que esto último determina la propiedad, entonces ningún otro sistema social puede ser consistente con el principio de no agresión al constituir propiedad de alguna forma distinta.

Cualquier otro sistema social es violento y anula la propiedad privada. Por esto es efímero. Un sistema social que no surge por concertación espontánea de actos humanos no puede ser perdurable porque destruye la propiedad privada, destruye las certezas sobre su dominio, porque anula la máxima certeza relevante de la vida social del hombre en donde se sabe que es mio lo que es mio pero especialmente se sabe que "no es mio lo que no es mio".


(1) Las personas no se reúnen tal como lo hacen las células, los músculos y los nervios para formar una entidad superior, donde emergen nuevas funciones y propiedades físicas a la luz de nuevas autonomías. Las personas cooperando no crean nuevas autonomías, sólo concertan sus actos individuales para obtener determinados resultados que cada persona valora como subjetivamente atractivos. Es más, la mejor manera de cooperar que tienen las personas, la mejor manera de concertar sus actos, es ajustando espontáneamente la cooperación mediante la asistencia del sistema de información que surge de las valoraciones subjetivas de todo aquello que la misma concertación genera; las personas ajustan su cooperación asistidos por el sistema de precios de mercado. Así, la cooperación es una mera creación de la mete humana, que se inicia con una construcción imaginaria subjetiva y se sostiene por los ajustes subjetivamente sugeridos por la mente. El individuo y su mente es lo que importa.
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domingo, julio 28, 2024

The Praxeological Character of Socialism

Human Action, p. 696-698. Ludwig von Mises.

The essential mark of socialism is that one will alone acts. It is immaterial whose will it is. The director may be an anointed king or a dictator, ruling by virtue of his charisma, he may be a Fuhrer or a board of Fuhrers appointed by the vote of the people. The main thing is that the employment of all factors of production is directed by one agency only. One will alone chooses, decides, directs, acts, gives orders. All the rest simply obey orders and instructions. Organization and a planned order are substituted for the “anarchy” [p. 696] of production and for various people’s initiative. Social cooperation under the division of labor is safeguarded by a system of hegemonic bonds in which a director peremptorily calls upon the obedience of all his wards.

In terming the director society (as the Marxians do), state (with a capital S), government, or authority, people tend to forget that the director is always a human being, not an abstract notion or a mythical collective entity. We may admit that the director or the board of directors are people of superior ability, wise and full of good intentions. But it would be nothing short of idiocy to assume that they are omniscient and infallible.

In a praxeological analysis of the problems of socialism, we are not concerned with the moral and ethical character of the director. Neither do we discuss his value judgments and his choice of ultimate ends. What we are dealing with is merely the question of whether any mortal man, equipped with the logical structure of the human mind, can be equal to the tasks incumbent upon a director of a socialist society.

We assume that the director has at his disposal all the technological knowledge of his age. Moreover, he has a complete inventory of all the material factors of production available and a roster enumerating all manpower employable. In these respects the crowd of experts and specialists which he assembles in his offices provide him with perfect information and answer correctly all questions he may ask them. Their voluminous reports accumulate in huge piles on his desk. But now he must act. He must choose among an infinite variety of projects in such a way that no want which he himself considers more urgent remains unsatisfied because the factors of production required for its satisfaction are employed for the satisfaction of wants which he considers less urgent.

It is important to realize that this problem has nothing at all to do with the valuation of the ultimate ends. It refers only to the means by the employment of which the ultimate ends chosen are to be attained. We assume that the director has made up his mind with regard to the valuation of ultimate ends. We do not question his decision. Neither do we raise the question of whether the people, the wards, approve or disapprove of their director’s decisions. We may assume for the sake of argument, that a mysterious power makes everyone agree with one another and with the director in the valuation of ultimate ends. [p. 697]

Our problem, the crucial and only problem of socialism, is a purely economic problem, and as such refers merely to means and not to ultimate ends. [p. 698]

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martes, julio 23, 2024

Inferioridad Social del Colectivismo

El colectivismo humano (y todas sus variantes totalitarias) resulta ser un orden social completamente deficiente. Una sociedad con economía de mercado es infinitamente superior en sus prestaciones sociales respecto a aquella con economía colectivista. Todas las prestaciones económicas bajo condiciones de libre mercado son siempre positivas mientras que bajo el colectivismo casi todas son nulas. De aquí surge esta relación de infinitud. Para entender la idea, uno debe entender la noción de sociedad.

En la filosofía colectivista se niega la preponderancia de las partes y se pone al todo como precondición de existencia; una visión claramente miope y contradictoria que, particularmente, los colectivistas emplean para rechazar la importancia del individuo en la sociedad. Pero este enfoque se desmorona inmediatamente porque se tiene la plena certeza de que cualquier colectivo social sólo es como una clase particular de acción humana: la acción individual concertada entre personas.

En el contexto social, von Mises supera al mantra colectivista exponiendo el significado preciso de sociedad. La sociedad no es un ente, ni un contrato, ni un lugar; "la sociedad es, últimamente1, acción humana concertada, es cooperación." Es más, no cualquier cooperación es conveniente. Una sociedad colectivista es hegemonía pura, es un orden totalitario, coercitivo, violento y autista, donde siempre se impone la voluntad de alguien --un director, un jefe, un dictador, un monarca, un comité o los gobernantes-- sobre la voluntad del resto de los miembros. Una sociedad libre resulta superior ya que se caracteriza por ausencia de coerción, individualismo distribuido, iniciativa individual y autorrealización.

La versión extrema colectivista es el imaginario comunista/socialista, donde no hay propiedad privada, no hay dinero, no hay precios y el autismo económico es completo; es ausencia de mercado e intercambio interpersonal, es el reino del comando/control donde la división del trabajo y la concertación de la acción humana es coercitiva. Es el estado imponiendo todo. Es pérdida completa de libertades individuales. Es servidumbre voluntaria en su plena manifestación. El mercado es infinitamente superior porque es lo opuesto al colectivismo extremo.

El intervencionismo --abolir u obstaculizar el mercado-- es socialmente dañino porque destruye la generación, el uso y flujo de información en la sociedad, distorsiona o destruye el sistema de precios y degenera la división del trabajo y su concertación de actos humanos. El intervencionismo --el colectivismo gradual-- es la muerte lenta de las sociedades. Abolir u obstaculizar el mercado es equivalente a destruir riquezas, destruir prosperidad, es postergar la evolución humana e imponer la violencia, el conflicto, la decadencia. Es destruir civilizaciones y promover la extinción humana.

Es indiscutible que las consecuencias sociales del colectivismo son siempre desastrosas; pero su mayor problema nace de su deficiencia conceptual. Los colectivistas emplean el positivismo, el empirismo --y su inducción lógica-- como método para derivar resultados conceptuales. Sin entrar en detalles respecto a la debilidad epistemológica del método inductivo, los colectivistas no disponen de ningún caso observado que registre la supuesta superioridad del estado y del gobierno en los asuntos de política económica.

En toda la historia humana, hasta la actualidad, el intervencionismo/colectivismo siempre fue financiado de modo coercitivo. No hay ningún registro de financiamiento espontáneo masivo. Si el colectivismo pretende postularse como candidato de orden social superior, tendrá que probar que las personas eligen financiarlo espontáneamente, sin coerción, lo que significa competir en un mercado de servicios descentralizados. Sin esta evidencia, no hay inducción posible. Así, la superioridad social del colectivismo no está lógicamente probada por esta falla de homogeneidad, lo cual vuelve a sus predicados completamente débiles e injustificables.

Esto no ocurre con su contrincante lógica, la praxeología, la teoría de la acción humana. Esta teoría es la base conceptual del liberalismo económico, del libertarianismo. Los libertarios proponen un sistema de cooperación social no coercitivo, enteramente sostenido por la libertad, la ética de la propiedad privada, el libre mercado, el libre intercambio y la concertación espontánea de la acción humana. La base conceptual de este sistema social es pura a priori, dada por el axioma de la acción: "el humano actúa." Lo derivado de este axioma es completamente consistente con la irrebatible propuesta libertaria.

Si algún día el estado, el gobierno, logra obtener financiamiento competitivo, no coercitivo, entonces se tendrá un caso para reclamar las supuestas virtudes del colectivismo dada su inmediata extensión arbitraria de verdad. Hoy por hoy esa prueba no está. El financiamiento espontáneo otorgaría estatus praxeológico distinto al colectivismo, porque sería un emergente de la libre elección humana. La coerción, la ausencia de elección espontánea, es suficiente para postular la completa inferioridad social del colectivismo.


1 Énfasis no original.
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sábado, julio 13, 2024

Fundamentos del AnarcoCapitalismo

El anarcocapitalismo es un sistema de cooperación social capitalista, de libre mercado, bajo ausencia del estado, ausencia absoluta de coerción, ausencia absoluta de violencia organizada. Ausencia del estado no quiere decir ausencia de reglas sino ausencia de legislación; reglas y legislación son cosas distintas. Bajo anarcocapitalismo surgen las reglas de la ley, la verdadera ley, la organización espontánea de la autodefensa. En este sistema no hay reglas compulsivas coercitivas sino una distribución uniforme de reglas para la autodefensa y para la cooperación espontánea entre personas. .

El anarcocapitalismo establece las condiciones de mercado apropiadas para generar y utilizar información1 social relevante. En cualquier proceso social, de concertación de actos humanos, la información se genera y aplica a nivel local. La información debe ser relevante para la razón. Esto es así porque cualquier acto humano debe pasar por la razón y la razón sólo opera a nivel del “individuo” que participa en el proceso de cooperación. La información sólo es relevante para cada persona que participa en el proceso social.

Las personas son todas distintas y de ahí la importancia que adquiere la información dispersa. Cada persona ve e interpreta el mundo a su modo; esa diversidad abre la posibilidad de dividir y concertar actos humanos. En un mundo de autómatas idénticos no habría diferencias para concertar.

Cada persona posee información sobre sus necesidades y posibilidades, sobre sus requerimientos y destrezas, sobre sus dotaciones y fines, sobre sus preferencias y sueños. Esta diversidad hace a los humanos muy distintos a la hora de dividir las tareas y concertar sus acciones en el permanente desafío de obtener la mejor satisfacción posible. Este resultado universalmente satisfactorio sólo se alcanza en el libre mercado.

El mercado es el mejor proceso de cooperación humana. Es el sustrato donde fructifica la prosperidad. No hay nada superior al mercado respecto a la concertación de actos humanos: es el arreglo económico más eficiente y beneficioso que se puede lograr. Ningún otro sistema económico lo iguala. Cualquier alternativa es inferior. De dónde viene esa superioridad?. Por qué a los humanos les perjudica el comando/control y les beneficia la libertad económica?.

La espontaneidad es una de las cualidades especiales del mercado. El mercado es un sistema de concertación que nadie diseña, dirige o controla. El mercado se autogestiona. El diseño, el comando y control social, no hace otra cosa más que romper la espontaneidad y con ello eliminar los beneficios de la libertad. Libertad y espontaneidad operan al mismo nivel y en el mismo sentido: a menor libertad, menor espontaneidad.

Lo que vuelve operativamente eficiente y beneficioso al mercado es la división del trabajo que ocurre bajo esas condiciones. En el libre mercado la espontaneidad permite la mejor división posible del trabajo. La división espontánea del esfuerzo al concertar actos humanos resulta ser la manera óptima de cooperar. Por qué.? En parte por la ausencia de violencia y en parte por la dispersión de la información.

La espontaneidad ocurre bajo ausencia de coerción. Todo tipo de coerción es acción violenta. La violencia no es beneficiosa en el contexto social porque siempre hay alguien perjudicado; el perjuicio mutuo nunca puede ser una razón por la cual se divide el esfuerzo y se concertan actos humanos! Una sociedad se cimienta y constituye sobre sus beneficios no sobre sus perjuicios. La espontaneidad es el único freno a la violencia en sociedad.

Uno se puede preguntar si es posible generar y aplicar violencia espontáneamente? Sí claro; es posible que alguien lo haga aisladamente. Lo que no puede ocurrir es la concertación espontánea de la violencia. Hay grupos de personas, como quienes forman el estado o los gobiernos, que dividan tareas y concertan actos para aplicar violencia! Es el pan nuestro de cada día. Pero eso sólo ocurre bajo coerción. No existe el orden espontáneo violento; es un oxímoron. Quienes aplican violencia son violentos y la concertación que los reúne es violenta.

Las ventajas de la concertación espontánea de actos humanos está estrechamente asociada a la distribución de información entre los miembros de una sociedad. Como se dijo, la información social relevante se dispersa uniformemente entre quienes participan en la cooperación. Si una sociedad ha de ser tal, ha de ser cooperación exitosa, entonces sus miembros tendrán que hacer el mejor uso posible de la información dispersa disponible a la hora de cooperar. Si no se respeta esta dispersión, lo que surge es un orden violento.

Ningún sistema centralizado que monitorea y recolecta esa información, tendrá la capacidad para aprovecharla del modo en que un esquema espontáneo lo realiza. Un proceso que genera y utiliza información de manera distribuida nunca será igualado por un esquema que recolecta y redistribuye información para ser empleada con los mismos efectos a como ocurre bajo el esquema original. Centralizar y redistribuir esa información requeriría esfuerzo adicional externo al proceso, por lo que cualquier centralización forzada resultaría no sólo ineficiente sino inconsistente con el proceso mismo que la genera.

Por esto toda variante colectivista nace malparida. La distribución uniforme de la información en un sistema social es la manera natural en que esa información surge y se emplea. Esa información se recoge y expresa en el sistema de precios. Esa es la máxima de los microestados del sistema. Cualquier otro arreglo sólo ocurriría a costa de perder información contenida en el mismo proceso social. Perder información es equivalente a empeorar la división del trabajo, es decir a obstaculizar el proceso de cooperación.

Obviamente, un fenómeno social no es un proceso termodinámico. El mercado no es un fenómeno natural, sino un fenómeno praxeológico, que emerge de la ación humana y se rige por leyes derivadas del axioma de la acción. Pero ningún proceso, incluidos los sociales, puede romper las leyes naturales. Un proceso social no puede crear información de la nada, ni destruir información sin modificar el proceso. Si un proceso social se centraliza, entonces pierde información social; mientras que si se libera, entonces gana información por la espontaneidad.

En una sociedad, en un sistema de cooperación, en donde la espontaneidad garantiza ausencia de violencia, resulta que la centralización, la coerción explícita, se vuelve rápidamente inviable por su inconsistencia operativa. La violencia derivada de la centralización destruye la información social. La información generada por la cooperación espontánea es siempre superior a la ofrecida por un esquema centralizado, siendo esta una de las causas por la cual colapsan los esquemas sociales centralizados: la centralización genera grandes pérdidas de información.

Así, una sociedad colectivista no sólo queda praxeológicamente disminuida y raquítica, ya que sus miembros no pueden actuar libremente, sino también naturalmente deficiente, porque pretende violar un principio natural que es inviolable. Toda centralización de procesos sociales genera pérdidas de información que nunca puede ser restituida y que, al principio, deteriora la división del trabajo y a la larga degrada y destruye el sistema de cooperación social. Por esto, la concepción colectivista nunca podrá socavar los fundamentos del anarcocapitalismo.


1 En general, la información es aquello --datos, eventos, fenómenos, etc.-- con algún significado y que tiene la cualidad de reducir la incertidumbre sobre algo --un dato, un evento, un fenómeno o algún aspecto específico--.

En el contexto de la teoría de la información, desarrollada por Claude Shannon, la información se mide en términos de reducción de incertidumbre; por ejemplo, la cantidad de información de un mensaje es la cantidad de sorpresa que genera. En un sistema clásico, la información de un mensaje se mide en bits (o entropía) y refleja la cantidad de incertidumbre que se elimina al conocerse el contenido del mensaje. La información obtenida de un sistema cualquiera es el colapso de la incertidumbre. En general la información y la incertidumbre son propiedades duales que se implican mutuamente, son como las dos caras de algo: viven en el mismo objeto.

Desde la perspectiva de la teoría de la información y de la teoría del calor, la incertidumbre es información confinada u oculta en los interticios de la complejidad. Desde ambas perspectivas, la incertidumbre se puede considerar como información que está presente pero aún no completamente revelada o comprendida. La información es incertidumbre colapsada; es el colapso de la incertidumbre lo que revela eso que está escondido en la complejidad.

Dado que la incertidumbre y la información son intercambiables, lo que mide a una mide a la otra. Por esto la entropía proporciona tanto una forma de cuantificar la incertidumbre como así también una medida del potencial de información en una complejidad. En general, la entropía mide la incertidumbre o el grado de sorpresa asociada con algo, con la complejidad; la información es la sorpresa obtenida cuando la incertidumbre colapsa.

También se puede definir a la entropía como la cantidad de información para describir una complejidad. Por ejemplo, la entropía de un conjunto de datos indica la cantidad de información necesaria para describir ese conjunto de manera completa. Cuando la entropía es alta, significa que hay muchas posibles combinaciones o resultados diferentes que se pueden obtener de esos datos y, por lo tanto, se necesita más información para describir uno de esos resultados. Por esto, una mayor entropía implica mayor "sorpresa" y, por lo tanto, más información nueva cuando se revela un resultado.

Si un evento es muy predecible --como lanzar una moneda cargada-- la entropía es baja porque hay poca incertidumbre; la información que se obteiene del evento es nula, no hay sorpresa. Si un evento es impredecible --como lanzar una moneda equilibrada-- la entropía es alta porque hay mucha incertidumbre sobre el resultado; el resultado genera sorpresa.

Al lanzar una moneda equilibrada, hay dos posibles resultados (cara o cruz) y cada resultado es igualmente probable. La entropía de este experimento es alta porque hay incertidumbre sobre cuál será el resultado. Aquí no se puede predecir el resultado con certeza, por lo que la información que se obtiene al saber el resultado del lanzamiento es significativa al desaparecer esa incertidumbre. La entropía extrema refleja azar puro sobre cada resultado y, por lo tanto, la información necesaria para describir esos resultados es mayor.

Con una moneda sesgada que siempre muestra cara, la entropía es baja porque el resultado es predecible. No hay incertidumbre en el resultado y la información obtenida al saber el resultado es mínima porque no reduce incertidumbre de ninguna manera. Así, cuando la entropía es baja, la incertidumbre es pequeña y la información obtenida al conocer el resultado es limitada, ya que el resultado esperado es casi seguro. Con baja entropía, la información necesaria para describir los resultados es menor.

En el contexto social pueden estar operando estas leyes de la información y la incertidumbre. Un esquema centralizado de información social no tiene acceso a los datos --de alta incertidumbre-- distribuidos en el contexto cercano a cada persona en particular; los datos recolectados y disponibles para el director no podrán capturar aquella información dispersa en la sociedad que pueda sorprenderlo, al momento de asignar sus recursos para atender las insatisfacciones más sentidas por sus súbditos. Esta pérdida de información relevante condena al director a asignar sus medios a la atención de insatisfacciones menos prioritarias. Estos efectos dañinos acumulados día tras día es lo que al final provocan el colapso definitivo del colectivismo, cuando cualquier asignación practicable por el director ya no genera satisfacción alguna.

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lunes, julio 01, 2024

Los Beneficios de la División Espontánea del Trabajo

La división del trabajo es una ley praxeológica fundamental; no hay nada por debajo de ella que la explique, más allá de su superioridad lógica: la división de tareas y la concertación de actos humanos es siempre superior a cualquier otro arreglo social posible. Pero no cualquier división del trabajo es exitosa. El fenómeno funciona cuando ocurre bajo condiciones espontáneas de mercado. El mercado localiza los problemas para simplificarlos en la misma forma en que la navaja de Ockham sintetiza su explicación. Por qué esto funciona bien bajo condiciones de mercado?.

Qué es el mercado? Como lo dijo von Mises: "el mercado no es ni una entidad, ni un lugar, ni un contrato ni una organización; el mercado es el proceso mediante el cual las personas, concertando espontáneamente sus actos, producen e intercambian bienes económicos usando el dinero como medio de pago en sus desafíos para satisfacer lo mejor posible sus necesidades." Es más, el mercado es el mejor proceso de concertación, pues ningún otro lo supera.

La definición, proporcionada por Mises, es tan contundente que de ella se deriva la teoría económica completa. Es equivalente a la componente económica contenida en el axioma de la acción humana: el hombre actúa. Mises dijo: "la teoría económica es el estudio del fenómeno de mercado, junto a sus causas y consecuencias en la acción humana." Pero por qué el mercado resulta ser el mejor proceso? De dónde viene la magia?.

Un sistema económico disminuido que sólo produce bienes finales empleando trabajo (L) y recursos naturales (N), una economía de trabajo y recolección, no ofrece muchas posibilidades para expandir el mercado. Si bien la propiedad privada, la libre producción y el libre intercambio con dinero resulta ser la mejor alternativa para dividir y concertar tareas, un sistema capitalista tan elemental tiene alcances y resultados limitados.

Si un sistema como este produce n bienes finales xi(Li, Ni), la extensión M de ofertas y demandas en el mercado queda superiormente acotada por la expresión M≤n[1+2]=3n, donde se tiene en cuenta los n bienes mas los dos factores productivos por cada bien xi. Si hay 1000 bienes entonces se tiene 3000 instancias de oferta/demanda. Es decir, el mercado de factores responde sólo linealmente al mercado de productos de consumo.

El cómputo de M se complejiza al considerar factores de producción producidos, más allá del trabajo y los recursos naturales. Los factores producidos generan nuevos requerimientos de trabajo y recurso naturales, además de otros factores producidos. Si por ejemplo se tienen cinco capas de factores producidos tal que en cada capa, además de trabajo y recurso natural, se emplea 1 único factor producido salvo en la última capa, entonces por cada bien final se tendrá un Mi≤5+12+1=18 (5 factores producidos, 12 (6 y 6) trabajo y recursos naturales y 1 producto de consumo considerado).

Sabiendo que qis representa un factor producido y que el número de capas c es igual a cinco, el valor 18 se deriva al contar instancias oferta/demanda en el siguiente modelo:

xi(Li, Ni, qi1)
qis(Lis, Nis, qi(s+1)) 1≤s≤c-1
qic(Lic, Nic)

Para n bienes, M queda acotada por: M≤18n. Así, con 1000 bienes de consumo, el mercado se expande de 3mil a 18mil instancias de oferta/demanda por sólo agregar cinco capas de producción con un único factor producido en cada capa.

En el caso general de c capas y f factores producidos, el modelo para contar instancias oferta/demanda queda:

xi(Li, Ni, qi11, qi12, ..., qi1f)
qisk(Lisk, Nisk, qi(s+1)k1, qi(s+1)k2, ..., qi(s+1)kf), 1≤s≤c-1, 1≤k≤fs
qick(Lick, Nick) 1≤k≤fc

A pesar de la parafernalia de subíndices, de este modelo se obtiene que la cota superior Mi de instancias oferta/demanda para cada bien de consumo final es una expresión simple, tal como se aprecia en [2]:

Mi≤∑(s=1,c)fs+2(1+∑(s=1,c)fs) [1]
Mi≤2+3∑(s=1,c)fs [2]
M≤2+n(3∑(s=1,c)fs) [3]

Donde ∑(s=1,c)fs es la expansión de instancias oferta/demanda de factores producidos, 2(1+∑(s=1,c)fs) es la expansión de instancias oferta/demanda de trabajo y recursos naturales, n es el número de bienes de consumo, c es la cantidad de capas y f es la cantidad fija de factores producidos por capa, salvo en la última capa.

La cota (en [1], [2] y [3]) se expande según una serie exponencial de c operando sobre f y es por ello que un aumento de estos componentes hace explotar las instancias de oferta/demanda en el mercado, lo cual se corresponde con mayor producción, mas empleo de factores de producción, más productividad, mayor retribución a los factores, más ingreso, más riqueza y mas prosperidad.

Para dar una idea del efecto exponencial de c operando sobre f, considere el siguiente caso: si se tiene 10 bienes finales y ningún factor producido y por lo tanto ninguna capa intermedia, entonces M≤25; pero si se agregan 5 factores producidos y cinco capas, entonces M≤93770. Es decir las instancias potenciales de oferta/demanda pasan de un magro 25 a casi 100mil. Imagine lo que ocurre en una situación real donde hay millones de bienes involucrados en la enmarañada trama del sistema económico!.

Los factores de producción producidos son una componente esencial del capitalismo. La naturaleza no produce prosperidad para el humano; la prosperidad debe ser producida por el humano. Y la única manera de alcanzar éste objetivo es produciendo medios de producción. Una larga secuencia de factores producidos en cadena permite al humano generar más y mejores bienes de consumo final. Hace 200 años, con mercados muy primitivos, de las mil millones de personas en el mundo el 95% era pobre; hoy en día, de los 8 mil millones de seres humanos, sólo el 5% es pobre. Este es un logro del libre mercado y su división del trabajo.

Desde hace siglos se produce trigo y maíz; en el pasado, la siembra y la cosecha se ejecutaban con tracción a sangre: arado de mancera, bueyes y muchos humanos caminando sol a sol al lado de las bestias. Hoy en día, se siembran y cosechan esos granos con máquinas que requieren la producción y ensamblado de millones de piezas cada una de ellas producidas en complejas fábricas que emplean cientos de miles de trabajadores especializados. Por ello, la cosecha del pasado sólo cubría necesidades de príncipes, reyes y sus ejércitos, mientras que hoy en día la cosecha alcanza para cubrir requerimientos de 8 mil millones de personas. Esto resulta del uso de millones de factores producidos.

El comunismo/socialismo, esas variantes extremas del colectivismo, pretenden instalar una sociedad -un sistema de cooperación- sin propiedad privada y reemplazar el sistema de precios por un esquema centralizado de información económica. Bajo estas condiciones, de centralización compulsiva, desaparecería la oferta y demanda espontánea de factores producidos y se anularía toda fuente de riqueza y prosperidad de la vida social del hombre. Por eso colapsan estos sistemas. El comunismo/socialismo, como toda clase de colectivismo, sólo traen pobreza, miseria y violencia al desatar el colapso en la red productiva espontánea.

Se observa que la ley de división del trabajo opera en perfecta correspondencia con el fenómeno económico de mercado. Ocurre que la localización del fenómeno económico intensifica los beneficios de la división del trabajo. Esta localidad maximiza beneficios porque la más uniforme distribución de la información localizada permite extender al extremo los alcances de la división del trabajo. Esto sólo ocurre bajo condiciones espontáneas del libre mercado. De ahí la superioridad de este sistema de cooperación social.

La explosión exponencial de ofertas y demandas sólo ocurre bajo condiciones de libre mercado, siendo esto lo mejor para generar riqueza y prosperidad. Cualquier interferencia, cualquier obstáculo al libre mercado, contrae la cota de expansión de oferta/demanda y con ello degrada la capacidad del mercado para generar beneficios. Poner restricciones a las personas en el mercado siempre encoge las posibilidades de producción y empleo de factores productivos, siempre destruye los beneficios de la división espontánea del trabajo.

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viernes, junio 07, 2024

Es Ley La Segunda Ley?

Cada vez que leo y releo los capítulos de la mecánica estadística en general y de la segunda ley de la termodinámica en particular, resuena exactamente la misma interrogante. Me pregunto a menudo si este último constituye un capítulo cerrado de la física. Ocurre que siempre surge algo misterioso ligado a la segunda ley, siempre surge el fantasma de la incertidumbre. Se me congela la mente cuando pienso en la aceptación del fenómeno aleatorio por la sola imposibilidad de descubrir la última causalidad, siendo la probabilidad la única respuesta a tal limitación. Veamos esto en el contexto de la segunda ley.

La segunda ley de la termodinámica sostiene que si un sistema termodinámico es liberado de sus restricciones iniciales, entonces evoluciona hacia un estado de máximo desorden, máxima entropía, máxima incertidumbre y máxima información. Por las misma características y condiciones iniciales, al principio el sistema está más ordenado, tiene baja entropía, baja incertidumbre y se requiere poca información para describir su estado; pero por alguna razón, que no deja de ser misteriosa, el sistema evoluciona hacia el desorden y la incertidumbre.

Que algo se vuelve más incierto quiere decir que al principio la densidad de probabilidad de microestados del sistema subyacente es no uniforme y, mientras el sistema evoluciona, la densidad de probabilidad se vuelve uniforme, con microestados igualmente probables y macroestado más aleatorio y entrópico. Por esta descripción, uno tiende a pensar que la evolución de los sistemas físicos expresan cierto apetito por la uniformidad y aleatoriedad en su densidad de microestados.

Aunque en rigor, tal apetito sólo es la manifestación de un fenómeno probabilístico. Se acepta la idea de que todo proceso termodinámico es un fenómeno fundamentalmente probabilístico en el cual la convergencia hacia densidades uniformes resulta de la abrumadora abundancia de configuraciones uniformes en relación a las no uniformes. Es decir, la densidad límite de microestados del sistema es finalmente uniforme porque esa es la configuración más abundante, más probable. Con esta explicación termina la segunda ley.

Pero, al examinar con cuidado los detalles conceptuales del sistema termodinámico, surge la pregunta sobre la significancia e implicancia de la aleatoriedad; ¿existe aquello que se presupone aleatorio?.

La respuesta puede estar en la teoría computacional. En este contexto, existen dos principios fundamentales de la computación. El primero sostiene que todo proceso, independiente de su naturaleza, tiene su equivalente computacional. El segundo establece que los procesos relevantes se vuelven rápidamente irreducibles. Irreducible quiere decir que es imposible obtener un estado del proceso sin ejecutar el proceso mismo.

Un ejemplo sobre proceso irreducible lo es la operación de la regla 30 ejecutada por un autómata celular. Suponga que un autómata (un programa) ejecuta la tarea de pintar cuadraditos celulares dispuestos en una linea, asignando un color blanco o negro según el color de los tres cuadraditos vecinos de la línea inmediata superior. La combinación de colores de los tres cuadraditos superiores tiene 8 casos posibles y, según como se pinte el cuadradito inferior, se configurará una regla que adopta la forma de un número entero escrito en código binario.

En la figura de arriba se muestran la regla 0, la regla 1, la regla 2 y la regla 255 (resumiendo las 256 reglas en total). Cada regla señala cómo se pinta el cuadradito inferior según los tres cuadraditos vecinos superiores para cada uno de los ocho casos posibles. De la misma manera se fija la regla 30, así como aparece en la imagen siguiente.

Cuando el autómata aplica la regla 30 partiendo desde un simple cuadradito negro superior, en unos pocos pasos el estado del proceso queda aparentemente aleatorio en el sentido de que no es posible determinar tal estado sin ejecutar el proceso. En la figura siguiente, se aprecia que la evolución del proceso se vuelve rápidamente irreducible.

La irreducibilidad tiene consecuencias drásticas para la teoría de fenómenos aleatorios. Que un proceso "se vuelve rápidamente irreducible" quiere decir que no es posible obtener una fórmula para computar sus estados avanzados simplemente porque el humano es un observador computacionalmente limitado. Y esa limitación no puede cambiar, dada la propia naturaleza humana: el humano no es omnisciente.

Con capacidad de cómputo ilimitada ningún proceso sería irreducible, lo cual significaría que todo estado que luce aleatorio dejaría de serlo para quedar evidentemente ligado a la cadena causal que lo determina. Sería el fin de la aleatoriedad y toda su inexplicable complejidad. Toda la naturaleza quedaría determinísticamente explicada.

Bajo irreducibilidad, la evolución de un sistema termodinámico sería convergente no a algo complejo, desordenado e incierto, sino a una configuración, un orden, en donde los microestados del sistema no son probables sino perfectamente determinados al resolver un sistema de ecuaciones deterministas. No es que los microestados se vuelven igualmente probables con la evolución sino que siempre son así y sólo al final emerge esta propiedad.

La irreducibilidad termodinámica significaría el fin de la segunda ley e impondría un cambio en toda la mecánica estadística y en los fundamentos de la física en general. Sería la más grandes de todas las revoluciones en toda la historia de la física y la ciencia completa. Eso es lo que podría ocurrir si no es ley la segunda ley.

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lunes, mayo 20, 2024

El Destino Último del Cosmos

El Big Bang, ese evento único de la creación, fue la chispa divina mediante la cual el creador inició su obra maestra: el cosmos. Hace unos 14mil millones de años, ocurrió una colosal explosión de espacio-tiempo que desató todo lo que ocurre y todo lo que ocurrirá por siempre. Así se inició la existencia. Existencia a la cual tenemos el privilegio circunstancial de pertenecer.

Si bien, los capítulos intermedios de esta magnífica manifestación son desbordantemente asombrosos, el desenlace final puede ser desgarradoramente trágico. Desde el mismo inicio de la creación quedó escrito un sombrío destino de vacío, frialdad y oscuridad cósmica. El cosmos pude morir.

Toda la evidencia apunta en esa dirección. A juzgar por lo que hoy se sabe, se trata de una posibilidad seria. El cosmos se expande aceleradamente creando vacío. Y eso, a la larga, en unos 10100trillones de años, provocará la separación de todos los eventos y toda la existencia hasta alcanzar un desvanecimiento completo de la realidad. Al final, el universo descansará como un gélido y oscuro vacío.

En principio, una colosal explosión inicial de espacio-tiempo generó un campo cuántico fluctuante que tiene el poder de fabricar vacío por toda la eternidad. Esta creación perpetua de vacío es lo que terminará desgarrando, enfriando y oscureciendo el universo hasta convertirlo en un cadáver de sólo espacio-tiempo. El espacio-tiempo explotó, se transformó y evolucionó pero de todo eso sólo espacio-tiempo quedó.

La energía que impulsa la expansión acelerada del universo se llama energía oscura o energía del vacío. No se sabe bien de qué consiste esta energía, y se la ha calculado en aproximadamente 1 protón por metro cúbico de espacio; se sospecha que esta energía proviene de fluctuaciones intrínsecas de un campo cuántico que llena el vació.

La ecuación de campo de la teoría general de la relatividad captura en parte el efecto expansión del espacio-tiempo a travez de lo que se llama "constante cosmológica". Albert Einstein agregó esta constante en su ecuación de campo para cuadrar los efectos que tiene la densidad energía-momento sobre la geometría global del espacio-tiempo en un universo estático. Esta constante presupone que la densidad de energía no cambia con la expansión del espacio-tiempo.

La evolución de la densidad de energía en el vacío permite derivar conclusiones trascendentes sobre el destino del universo. Si la densidad disminuye, entonces la energía oscura es como una quintaescencia que permite una expansión menos intensa pero acelerada del vacío. Si la densidad es constante, entonces la energía se llama constante cosmológica. Si la densidad aumenta entonces la energía oscura es una energía fantasma que genera condiciones para lo que se llama Big-Rip o desgarro absoluto del cosmos.

En cualquiera de estos casos, el universo decae en una disolución eterna. Sea por expansión moderada, por surgimiento de horizontes de sucesos o por desgarro precipitado, el universo se disuelve. Cualquiera de estas alternativas expresa el dominio final del vacío y de la energía oscura del espacio-tiempo.

Será así la historia de la creación? Este es el dominio del creador. Los detalles de la historia escapan a la comprensión humana. El hombre puede descubrir las posibilidades sin llegar a entender el significado de una muerte tenebrosa como el destino último del cosmos.

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miércoles, mayo 01, 2024

Naturaleza del Tejido Cuántico

A nivel cuántico, en ausencia de medición y para cada instante infinitesimal, todos los estados de cualquier propiedad de una partícula están superpuestos. Por esto se dice que las propiedades de las partículas no están definidas con precisión absoluta antes de la medición. Esta es la idea central y más revolucionaria de la teoría: el concepto de superposición cuántica y la naturaleza probabilística (indeterminada) de las propiedades de las partículas; algo omnipresente a nivel cuántico.

En física clásica, se asume que las partículas tienen propiedades bien definidas en cada instante. Así, propiedades como posición, velocidad, momento, tiempo, etc., toman valores absolutos independientemente de si estas propiedades son observadas, medidas o calculadas. Por ejemplo, si una pelota está en movimiento, se puede decir con certeza cuál es su posición y velocidad en cualquier instante dado, aún sin observarla. No es que cada propiedad puede tomar uno de varios valores posibles sino que sólo puede tomar un único valor con absoluta certeza.

En contraste, la mecánica cuántica sugiere que, hasta que se realice una medición, las partículas como electrones, fotones, etc., no tienen valores definidos para ciertas propiedades. En lugar de eso, lo que se define es una función de onda que proporciona la información sobre la probabilidad de encontrar la partícula en un estado particular cuando se mide. Esta función de onda puede describir múltiples posibilidades simultáneamente —un estado conocido como superposición—.

Cuando una medición (observación o cálculo) es realizada, la función de onda "colapsa" a uno de los posibles estados definidos, y es en ese momento que la propiedad de la partícula (como la posición o el momento) toma un valor concreto. Antes de la medición, decir que una partícula tiene una posición o momento específico no tiene sentido dentro del marco de la mecánica cuántica.

Así, las propiedades de las partículas son intrínsecamente probabilísticas hasta que son observadas, medidas o calculadas. Se dice entonces que, a nivel cuántico, los sistemas tienen estados superpuestos que colapsan o se manifiestan en el instante de la observación práctica o derivativa.

El fenómeno de incertidumbre no expresa una limitación tecnológica en la capacidad de medir o calcular sin perturbar, sino una propiedad fundamental de cómo funcionan las partículas a nivel cuántico. El Principio de Incertidumbre de Heisenberg formaliza matemáticamente este aspecto, estableciendo un límite a la precisión con la que ciertas propiedades pueden ser conocidas simultáneamente.

La idea de que las propiedades de una partícula están en superposición antes de realizar una medición es una manera de entender la naturaleza de la función de onda cuántica. La función de onda encapsula toda la información posible sobre el estado de una partícula y describe una superposición de todos los posibles estados en los que la partícula puede encontrarse.

Superposición, colapso e incertidumbre se combinan de la siguiente manera:

a. Superposición Cuántica: Una partícula, como un electrón en un átomo, no tiene una posición o un momento definidos antes de la medición. En lugar de eso, la función de onda del electrón describe una superposición de todos los posibles lugares donde podría encontrarse el electrón. La forma exacta de la función de onda depende del sistema y de las condiciones a las que está sujeta la partícula.

b. Evolución Temporal: La evolución en el tiempo de la función de onda de una partícula está regida por la ecuación de Schrödinger, una ecuación fundamental en mecánica cuántica. Según esta ecuación, la función de onda evoluciona de manera determinista mientras no se realice ninguna medición. Esto significa que, en ausencia de observación, el estado de superposición de la partícula cambia con el tiempo de acuerdo a principios predecibles.

c. Colapso de la Función de Onda: Cuando se realiza una medición, como determinar la posición de un electrón, la función de onda se "colapsa" a un estado particular. Es decir, de todas las posibilidades descritas por la función de onda, se selecciona una en el acto de medir. Antes de esta medición, no es correcto decir que el electrón estaba en alguna posición específica.

d. Efecto Incertidumbre: El colapso de la función de onda es de tal forma que la precisión en la medida de una propiedad determina la incertidumbre en la medida de la propiedad (conjugada) de un par (a, b), según las exigencias establecidas en las expresiones del principio de incertidumbre: el aumento en la precisión al medir una propiedad, incrementa la incertidumbre en la medida de la propiedad conjugada.

En cada instante y mientras las propiedades cuánticas no han sido medidas, se considera que la partícula mantiene sus propiedades en estados superpuestos con todas sus posibilidades permisibles según su función de onda. Esto no se limita a propiedades como posición-momento o energía-tiempo; también incluye otras propiedades como el espín, la polarización, entre otras. Cualquier partícula cuántica permanece en ese estado incierto de superposición.

Este principio es lo que habilita el surgimiento de ciertos fenómenos como la interferencia y el entrelazamiento cuántico, que son fundamentales en tecnologías emergentes como la computación cuántica y la criptografía cuántica.

El principio de incertidumbre emerge del formalismo matemático empleado para abordar el estudio de la naturaleza cuántica y ondulatoria de la materia. Tal Principio se puede derivar y entender completamente a través del formalismo de operadores y espacios de Hilbert en mecánica cuántica, sin necesidad de recurrir a otros principios de la física.

¿De dónde proviene, últimamente, la superposición de estados cuánticos? ¿Por qué las propiedades a nivel cuántico permanecen superpuestas? En principio esto ocurre porque los fenómenos a nivel cuántico tienen permitido esa posibilidad, grado de libertad que se pierde a medida que las fuerzas naturales consolidan los estados macroscópicos.

La superposición puede estar ocurriendo porque esa libertad, de estados superpuestos, le otorga mayor flexibilidad y estabilidad al sistema cuántico. La miriada, el maremagma, de fenómenos que ocurren a pequeña escala colapsaría en un caos bajo condiciones deterministas por las ingentes demandas de energía-tiempo destinadas a la coordinación de estados cuánticos.

Pero la incógnita persiste! Puede estar ocurriendo que a pequeña escala se vuelve relevante no sólo la granulometría fina de la masa (y la energía) sino también la cuantización del espacio-tiempo. Así como hay cuantos de acción expresados por la constante de Planck, pueden existir cuantos de espacio-tiempo, todavía no medidos ni teorizados, que dejarían a los fenómenos con propiedades indeterminadas. Así de extraña podría ser la naturaleza del tejido cuánticos.

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viernes, abril 12, 2024

Sobre los Dominios del Hombre

Por alguna causa aún indescifrable, el hombre ha evolucionado desde una bestia primitiva, un esqueleto móvil que come y prolifera, hasta volverse un ser creador de sí mismo. El hombre no es un Dios, pero anhela serlo; no puede interpretar la mente de Dios aunque le gustaría hacerlo; no posee atributos divinos pero intenta tenerlos. Cómo es esto posible a sabiendas que el humano es, esencialmente, imperfecto?.

El camino hacia la divinidad humana no es algo diseñado o programado, sino una manifestación espontánea de su propia existencia así como lo es la manifestación espontánea de la vida misma. Espontánea quiere decir que las causas últimas de la manifestación son desconocidas o están ocultas e inaccesibles a la mente humana.

A lo largo de su corta historía biológica, inferior a 2 millones de años, el humano conquistó sólo dos aspectos importantes de su existencia: el movimiento y el lenguaje elemental. El hombre sabe cómo se mueve el mundo y cómo moverse en el mundo. El hombre registra y lo comunica todo mediante su lengua natural. Ha ocurrido de todo para conquistar estos logros.

La evolución humana está atravesada por el movimiento. La morfología homínida permitió aprovechar las ventajas del desplazamiento bípedo a la hora de alimentarse y ponerse a salvo del clima y depredadores. Un modelo biológico eficiente y exitoso. El hombre heredó esta ventaja y la usó para poblar distintos rincones del planeta. Pero ahí culmina el trabajo de la evolución por selección natural.

Seguidamente, entra en juego la conciencia y la inteligencia humana, atributo exclusivo de la especie. Para mejorar sus perspectivas de supervivencia, el humano se vio forzado a colonizar aspectos artificiales del movimiento que complementan las ventajas de la propia constitución morfológica: el transporte, la mecanización y la automatización.

Seguido al grosero trabajo morfológico de la selección natural, el dominio de estos aspectos artificiales fue el siguiente paso del peregrinar humano en su conquista del movimiento. El dominio del movimiento con máquinas puestas al servicio del desplazamiento, el sustento y la seguridad humana. Los desarrollos en matemática, mecánica, electrónica y de la física en general, permitieron crear máquinas más y más eficientes y efectivas controladas por diminutos y potentes procesadores. Máquinas y herramientas con capacidad para moverlo todo.

La esencia del movimiento se aloja en lo más pequeño. La consistencia material es cantidad de movimiento confinado. Dios hilvana la existencia hilando movimiento cuántico. Su entretejido es muy preciso y delicado, con entrenudos escondidos en rincones secretos o dimensiones desconocidas, casi inaccesibles a la conciencia humana. El humano utiliza esa tela para arropar sus máquinas que operan bajo ese manto cuántico. Los aparatos móviles son el mejor ejemplo de ello. Un celular funciona, porque la mecánica cuántica funciona. Sin saber bien de qué se trata, el hombre domina los movimientos cuánticos.

Actualmente lo sabemos casi todo sobre el movimiento. Conocemos sus leyes al femtómetro fm (10-15 metros) o al hodónmetro ℓp (10-35 metros). Sabemos cómo se mueven las partículas elementales, cómo se confina el movimiento de partículas sin masa como el fotón y el gluon y cómo se mueven partículas elementales masivas como el electrón, el neutrino y los bosones w-z.

Tenemos máquinas e instrumentos para inducir, crear u observar toda clase de movimientos. Y lo que es más impresionante aún, hoy es posible crear un robot que imite movimientos humanos casi a la perfección, bajo el auxilio de unidades cuánticas que procesan datos e información en tiempo real. Todo este logro constituye el primer gran dominio del hombre: el dominio del movimiento.

Pero el domino del movimiento mecánico, aunque impresionante, sólo tiene consecuencias muy limitadas sobre la trascendencia humana. La materia inerte per sé, es intrascendente. Se requiere añadir algún condimento, alguna facultad humana, para sazonar la mezcla. Hoy en día ese condimento es el lenguaje natural o, como yo lo llamo, lenguaje de orden inferior (L-1).

La facultad lingüística general forma parte de la estructura de la mente humana; no se aprende ni se cambia esta facultad, porque viene dada a priori. El hombre aprende lenguajes a lo largo de su vida pero no aprende ni modifica su facultad lingüística. A través de L-1, el humano registra y transmite conocimiento; usando L-1 las personas se comunican entre ellas. Este lenguaje le permite al humano actuar y moverse tal como lo hace. La ausencia del mismo degradaría al humano al nivel prehumano.

La conquista completa de L-1 se ha vuelto el segundo gran desafío humano. Desafío concluido con los avances en lo que se llama inteligencia artificial, una clase de inteligencia alcanzada con el modelo de red neuronal integrado por neuronas artificiales o neuronas matemáticamente construidas. Una red con neuronas artificiales adecuadamente configurada y entrenada posee la habilidad de aprender todo lo que el ser humano ha generado lingüísticamente con L-1; esto habilita la reproducción de enunciados de manera predictiva partiendo de una semilla lingüística que se ingresa a la red.

Un procesador lingüístico con estas características tiene el potencial de responder cualquier interrogante asistido por el aprendizaje de todo el conocimiento humano registrado. Una clase de oráculo universal. Este desarrollo ya alcanzado constituye el segundo gran dominio del hombre: el dominio lingüístico elemental.

Un androide asistido por un procesador cuántico dotado con el primer y segundo dominio humano (ML-1) tiene el potencial de imitar todo lo que el humano hace y dice con la misma naturalidad con que el humano se mueve y habla. Se crea una entidad que tiene exactamente las mismas cualidades, motrices y lingüísticas, del ser humano: el robot ML-1. Aunque ésta no es ni por cerca una réplica humana completa.

Un procesador completo requiere de al menos tres cualidades humanas adicionales: la razón, la voluntad y la emoción. Este sería un procesador ML-1RVE. Hoy por hoy, nadie sabe cómo completar este objetivo. Ningún desarrollo actual permite una réplica mecánica del lenguaje L0 o L1; nadie sabe cómo crear un procesador proposicional eficiente, para orientar los avances hacia el dominio de la razón. Mucho menos se sabe sobre el dominio de la voluntad y la emoción.

La voluntad y la emoción le dan a las personas la posibilidad de empatía intensa y amor humano. Quizás la facultad de amar a otras personas sea el último gran desafío imposible de imitar pues es algo en donde ni el lenguaje ni la razón y su lógica pueden ingresar. Es probable que la facultad de amar se vuelva el único dominio humano inconcluso. En tal caso, esa cualidad determinaría el carácter universal y permanente de la naturaleza del hombre.

Es probable que el humano nunca alcance un dominio total sobre sus facultades pero si algún día lo logra, entonces el hombre habrá dado el único paso trascendente de toda su existencia: el hombre se habrá transformado en un ente divino, un ente capaz de crear a su propio creador. El hombre se habrá convertido en su propio Dios, un Dios que tendría la facultad de crear al propio hombre tal cual la naturaleza o algún Dios lo creó. Tal singularidad cambiaría la naturaleza humana y con ello dejarían de existir los dominios del hombre.

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miércoles, febrero 28, 2024

La Élite Maligna

Tal como se dijo en el artículo precedente, por la ley de división del trabajo, las élites son inevitables en cada actividad humana. Siempre hay líderes que los demás tienden a seguir. Siempre hay alguien mejor preparado que el resto tiende a imitar. Cuáles son los alcances de este fenómeno de especialización? Hasta dónde llega? Existe una élite a nivel de la humanidad entera.?

La ley de división del trabajo garantiza su existencia. Entonces la pregunta relevante es si tal élite es benigna o maligna? Se sabe que tal liderazgo está por encima de todo orden político, económico, religioso o cultural dentro del planeta tierra. Deben existir ciertos líderes que observan y actúan a nivel de la humanidad toda. En correspondencia a tal liderazgo, la humanidad toda debe seguir sus ejemplos y recomendaciones.

Como todo liderazgo, el global no es ni bueno ni malo sino que responde a la misma naturaleza de la actividad subyacente. Por ejemplo el liderazgo político siempre es dañino porque la actividad política es esencialmente dañina: obtener satisfacción mediante recursos ajenos; sus líderes, los especialistas en robo, son eso, especialistas en cometer ese delito. No se le puede pedir nada bueno a los políticos! Lo mismo ocurre con el liderazgo del crimen organizado, entre los cuales el liderazgo político es uno de ellos. Dónde encuadra la actividad superior que involucra elecciones que afectan a todos los humanos.?

Si se considera que tal actividad es beneficiosa en el mundo, pues su liderazgo será beneficioso. Pero qué ocurre si la actividad es dañina? Qué ocurre si estos líderes superiores siguen un programa para dañar al ser humano? En tal caso ellos se considerarían los dueños del planeta; el planeta y todo lo que contiene es de su propiedad, por lo que ellos son quienes determinan el destino planetario que les beneficia.

Si estos líderes son los dueños de todo, pues las personas son sus súbditos. Entonces todo el orden económico, político, religioso o cultural subyacente es un orden circunstancial sólo funcional al programa superior de los líderes. Para estos líderes, que estarían operando su gran emprendimiento planetario, el planeta tierra, sus recursos y la población humana son medios para alcanzar sus propios fines.

Cuál sería el fin de estos líderes? Si ellos son dueños de todo, por qué no cierran las persianas? Por qué no aniquilan a todos los humanos y se quedan con los recursos terrestres para vivir eternamente ellos y sus generaciones futuras? La respuesta es muy simple: el planeta tierra per se no tiene escala productiva. Los dueños de la tierra necesitan acumular el suficiente conocimiento, la suficiente tecnología para hacer rentable su emprendimiento terrestre prescindiendo de los humanos. Lo que retrasa el ultimátum es la deficiencia cognitiva/tecnológica; superado este escollo, el destino de aniquilación humana estaría sellado.

Por qué sería beneficioso para el emprendedor global aniquilar a los humanos? Los humanos ocasionan muchos gastos, pues demandan alimentos, salud, educación, seguridad, esparcimiento y calidad de vida; casi que se consumen todo lo que ellos producen. Son revoltosos, violentos e impredecibles. Aunque ofrecen algo deseable. El subproducto remanente a toda la actividad humana es el conocimiento y la tecnología que se genera en el proceso de vida social. Y esto sería lo único que le interesa al emprendedor planetario.

Hoy por hoy son los humanos quienes generan esos conocimientos y esas tecnologías. Cuando estos componentes se independicen de los humanos, a juzgar por estos líderes, el recurso humano dejaría de ser necesario, por lo que su aniquilación sería no sólo posible sino algo beneficioso para la élite emprendedora. Si las hay, claro que esta es La Élite Maligna.

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lunes, febrero 05, 2024

El Origen de las Élites

La ley de hierro de las oligarquías es una teoría que viene de la política y fue propuesta por el sociólogo alemán Robert Michels a principios del siglo XX. La teoría sostiene que todas las formas de organización política, sin importar su origen, evolucionan hacia una estructura oligárquica. Es decir, el poder político siempre tiende a concentrarse en una élite. Este enunciado establecido por Michels se deriva de una ley más general que no sólo vale en la política sino en cualquier actividad emprendida por el ser humano: La Ley de la División del Trabajo.

La división del trabajo es una ley praxeológica fundamental, es la base de la cooperación, de la concertación de actos humanos. Ante la opción de cooperar y no hacerlo, a cada humano siempre le conviene concertar sus actos con otros humanos y dividir las tareas porque esto resulta mucho más productivo y eficiente que no hacerlo. La cooperación espontánea bajo la división del trabajo hace posible la especialización extrema, lo cual genera condiciones para obtener los mejores resultados y los máximos beneficios posibles en situaciones de escasez.

Bajo esta ley, cada actividad humana genera sus más diversas especialidades entre las cuales siempre aparece el liderazgo como una de ellas. El liderazgo es homnipresente. El liderazgo tiene sus especialistas, los líderes, detrás de los cuales se ordena toda la actividad subyacente. Si la actividad es espontánea y pacífica, sus líderes son pacíficos; pero si la actividad es violenta y coercitiva, sus líderes son violentos y totalitarios. Así opera la ley en la práctica.

Por ejemplo, la política, que es una rama de la acción humana, es una actividad violenta que consiste en extraer recursos de los demás de manera organizada para generar satisfacción; la política es el robo organizado mediante el estado. Es una actividad violenta y coercitiva. Por esto los líderes políticos son los más violentos y totalitarios de esa organización, y entre ellos compiten por el absoluto control de ese liderazgo que se llama monopolio de la compulsión y coerción. A partir de ese liderazgo se ordena burocrática e institucionalmente todo el proceso de extracción en tal extensión que cada persona queda inevitablemente alcanzada por la coerción y el robo.

Otro ejemplo es la guerra, otra rama concreta de la acción humana. La guerra es una actividad violenta en extremo, pues consiste en obtener recursos y riquezas anulando la vida y la propiedad de los demás. En la guerra hay dos bandos confrontados: el ganador que se queda con todo y el perdedor que lo pierde todo. La guerra es el logro de objetivos mediante la conquista o la muerte del otro. Por esto, los líderes militares no pueden ser pacíficos o contemplativos sino los más desalmados sanguinarios.

Un negocio, pacífico y espontáneo, tiene como propósito servir al otro generando satisfacción y ganando dinero. Ganar dinero satisfaciendo al otro no se logra mediante la violencia. Sus líderes no pueden ser coercitivos y violentos sino los más astutos negociantes que buscan y logran generar máxima satisfacción y máxima ganancia. Detrás de un buen líder de negocios se funda una gran empresa que hace ganar fortunas a sus dueños y a todos los que participan en esa actividad.

Así se puede enumerar ejemplos para cualquier actividad que uno imagine. Cada una de ellas, tiene liderazgos y líderes. Este universo de los líderes forman las élites. Cada actividad humana se encamina detrás de las élites. Pero las élites pueden ser beneficiosas o dañinas según la actividad sea beneficiosa o dañina en el contexto social.

El liderazgo en las organizaciones políticas1 descubierto por Michels es un liderazgo malo, un liderazgo totalitario, un liderazgo para el dominio y el sometimiento del hombre en sociedad. Los líderes políticos son líderes inmorales por el simple hecho de que cualquier organización política es inmoral, es éticamente injustificable. En la política como proceso, el político siempre busca extraer coercitivamente recursos del otro en beneficio propio. Esto conlleva a destruir la propiedad. La destrucción de la propiedad es inmoral, nada la justifica.

Cualquier violación a la propiedad, a aquello que puede lograr espontáneamente un hombre libre durante su vida en sociedad, es siempre injustificable. Si se admite esta violación, entonces se anula el derecho absoluto que posee una persona sobre su cuerpo y su mente. Este dominio es inapelable, nadie lo puede vulnerar. Por ello, es injustificable la violación de todo aquello que una persona puede derivar desde este dominio fundamental. Una sociedad en donde se respeta este principio praxeológico, es una sociedad pacífica y próspera.

En la práctica, las sociedades están atravesadas por actividades malignas. La política y la guerra son dos ejemplos de ello. En rigor, los líderes no son ni buenos ni malos, sino el fiel reflejo de lo que su propia actividad expresa en el contexto social. Una actividad organizada para robar o matar no puede generar líderes honestos o pacíficos; sus líderes serán ladrones o sanguinarios, respectivamente. Así lo fija la ley que determina el origen de las élites.


1La organización geopolítica es una de ellas.
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jueves, enero 25, 2024

Finanzas Libertarias

Una de las principales ventajas de vivir en libertad es que cada persona tiene la posibilidad de administrar sus propias finanzas. En una sociedad libre nadie está obligado a ceder, ante la coerción de un tercero, al elegir su camino económico. La sociedad libre se caracteriza por ausencia de coerción. A esto se le llama: respeto al proyecto de vida del prójimo. Esto lo distingue del modelo alternativo de sociedad, el colectivismo, en sus distintas variantes como socialismo, comunismo, estatismo, intervencionismo o totalitarismo, en donde se anulan la libertad y la iniciativa individual. Una sociedad libre es infinitamente superior a una sociedad colectivista; esto pasa, en alguna medida, porque las personas libres toman el control de sus propias finanzas personales.

En una sociedad colectivistas, predominan las finanzas del estado impuestas por la autoridad de gobierno; el gobernante determina un destino ruinoso para cada persona, anulando su protagonismo y libertades. Sólo los hombres de estado y sus socios totalitarios pueden imponer y administrar jugosos proyectos de explotación que los vuelve inmensamente ricos a cuenta del robo y la explotación humana. El colectivista se sirve a sí mismo explotando al otro. Este es el modelo de sociedad hoy impulsado por lo que se llama agenda 2030.

Pero en una sociedad libre siempre se desarrolla el mercado como el mejor sistema para ordenar la acción humana concertada. En el mercado el libertario se sirve a sí mismo sirviendo al otro. Ahí surge espontáneamente la mejor posibilidad para cada miembro de la sociedad; ahí se alcanza la mejor satisfacción de necesidades; ahí se obtiene el mejor resultado de la cooperación social; ahí se genera riqueza y prosperidad permanente; es ahí donde abundan las finanzas personales. En la práctica, ningún otro orden social supera al generado en el mercado. Por eso el mercado resiste todos los embates ideológicos, políticos y filosóficos.

La política, la extracción organizada de recursos ajenos para subsistir y prosperar a expensas de otros, se sostiene con las mieles derivadas del mercado. Sin la fuente de riquezas y prosperidad generadas en el mercado, no existiría ni la política ni los políticos ni los gobernantes. Por esto el político, el gobernante, se ha vuelto un parásito astuto que vive de la extracción de recursos que los demás generan en el mercado. La política es el robo organizado mediante el estado y los políticos/gobernantes son los ladrones de estado. Pero a la larga, el robo sistemático habilitado por el colectivismo estatal destruye las finanzas personales y degrada el desempeño del mercado.

El mercado genera un orden superior donde florecen las finanzas personales y se vuelve atractiva la vida en libertad, donde cada persona crea su propio destino. Cada proyecto de vida libre puede ser interpretado como un gran emprendimiento personal que beneficia tanto al emprendedor como a los demás y termina cuando el emprendedor lo decide o cuando otras circunstancias así lo determinan. Al finalizar el emprendimiento, se liquida todo su activo, se liquida el resto de lo acumulando a lo largo de su vida. El emprendimiento genera, además de beneficios al prójimo, la secuencia de activos que permite sostener los gastos del emprendedor.

En este sentido, un emprendimiento puede ser visto como una secuencia de activos (o capital) que en cada periodo resulta de agregar su rendimiento y descontar el gasto del emprendedor. Por ejemplo suponga que el emprendedor posee un activo original equivalente a 100 que rinde 15% y un gasto de 10 con inflación del 10%. Al final del primer periodo el emprendedor tendrá 115 de activo y 11 de gasto, por lo que el activo resultante será de 115-11=104. En este ejemplo se aprecia que el activo crece porque es elevado en relación al gasto y el rendimiento le gana a la inflación. ¿Bajo esta dinámica, sin otras contingencias, la vida útil del emprendimiento es infinita?. Veremos que no.

Si el activo disminuye desde el principio, puede ocurrir que el emprendimiento siga siendo la única posibilidad para el emprendedor. Por ejemplo si la inflación se desboca en un 60%, el activo al final del primer periodo queda 115-16=99 y el emprendimiento se autoliquida en 4 periodos, porque en ese tiempo se consume todo su capital. Generalmente, los emprendedores no tienen alternativa alguna mientras un proceso inflacionario o híper-inflacionario sin control aniquila los emprendimientos.

Un panorama general puede mostrarse permitiendo cambios en el capital inicial y el gasto inicial del emprendedor. En el siguiente cuadro se computa la duración del emprendimiento para distintos niveles de capital inicial y gasto inicial.

En la tabla1 el capital de partida es 100 y el gasto de partida es 10, el rendimiento del capital es 15% y la inflación del 10%. Se permiten incrementos sucesivos de 5% en capital y 4.5% en gasto; con esto se calculan los periodos correspondientes. Con el capital y el gasto de partida, la duración del emprendimiento es de 13 periodos. Si el capital aumenta un 20% y el gasto un 27% respecto a valores iniciales, entonces el emprendimiento dura 12 periodos; pero si el gasto no aumenta, entonces el emprendimiento dura 17 periodos.

Veamos un caso más real de un emprendedor argentino viviendo en libertad hoy en día. Suponga que el emprendedor dispone de un capital de partida de 7 millones de pesos, un gasto mensual de partida de 400 mil pesos, un emprendimiento que rinde en promedio un 10% mensual y una inflación mensual promedio de 5%.

En la tabla2 se muestra que, con los valores de partida, el capital se agota en 38 meses (unos 3 años); pero si el capital inicial sube un 15% (a $8.050.000), éste se agota en 5 años y medio. Aún más, si el gasto sube un 9% (a $436 mil), el capital nunca se agota (inf) al aumentarlo en o más un 35% (≥$9.450.000), lo cual bien equivale a un plan de retiro. Obviamente, esto puede ocurrir sólo en una situación libertaria de libre mercado. Bajo intervencionismo estatal colectivista, este cómputo libertario carece de significancia.

El resultado de infinitud (inf) se alcanza sólo si el rendimiento del proyecto supera a la tasa de inflación. Siempre que la inflación supera al rendimiento, la duración es finita; mientras que un proceso híper-inflacionario aniquila rápidamente cualquier emprendimiento.

Dado que la inflación crónica y la híper-inflación sólo ocurren por emisión monetaria y sabiendo que quienes emiten dinero falso son los gobernantes, entonces se concluye que los gobiernos son enemigos del emprendedor, los únicos aniquiladores de emprendimientos, el principal obstáculo para generar riqueza en sociedad. Los gobernantes y su colectivismo degradan cualquier sociedad.

En resumen, el mercado da soporte operativo a las finanzas del emprendedor. En general, la competencia permite filtrar emprendimientos productivos y mantener a raya los gastos. Un inversor invertirá sus ahorros en aquellas opciones de mayor rendimiento mientras sus gastos permanecen más o menos estables con precios competitivos. Es así como más y más emprendimientos se vuelven beneficiosos y duraderos. Es así como se genera y acumula riqueza y prosperidad en una sociedad libre.

Los valores de las tablas precedentes se computan mediante un algoritmo, que desarrollé ad hoc, denominado Algoritmo Libertarian. Con este algoritmo se puede computar la duración de cualquier emprendimiento y evaluar el desempeño general del mismo. Los resultados obtenidos con el algoritmo permiten resaltar la potencia de las Finanzas Libertarias.

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sábado, enero 06, 2024

El Creador De La Libertad Humana

La palabra Libertad es multipropósito. Se la suele emplear, a veces, en sentidos opuestos para justificar lo bueno y lo malo. En general expresa una cualidad humana deseable: el humano es libre. Y de aquí nace la confusión porque habilita interpretaciones arbitrarias generando la idea de que el humano es todopoderoso, alguien que puede hacer lo que se propone, ilimitadamente. Pero, en rigor, los actos humanos tienen alcances muy limitados, están acotados por varios frentes. ¿Cuáles son?

Hay dos aspectos complementarios del término: uno natural y otro praxeológico.

Desde la perspectiva natural, lo que le ocurre al humano suele ser liberador. La biología humana configura en sí un fenómeno liberador. Por ejemplo, la concepción es una manera mediante la cual los gametos sexuales escapan a la inexorable extinción que sufren sus contemporáneos. El nacimiento representa la liberación del medio gestante. El entrenamiento y la madurez habilitan la independencia del ceno familiar. Los logros personales y económicos permiten un cierto alivio de las fuerzas de la escasez.

Pero estos eventos son acotadamente liberadores. El humano, como todo lo que existe en nuestro mundo, queda sometido a la tiranía de las leyes naturales. La competencia biológica y las leyes de la física son implacables. Cualquier ser vivo debe superar todos los obstáculos biológicos para sobrevivir. Nadie puede violar la gravedad o las leyes fisicoquímicas. Las restricciones biológicas, físicas o bioquímicas son permanentes e inevitables. Ningún humano las puede saltar.

Esta liberación natural acotada se complementa con la liberación praxeológica, aquella derivada de la acción humana concertada. Las leyes praxoelógicas surgen y operan en el momento de la cooperación, al concertar actos humanos. Hay dos maneras posibles de concertar actos humanos: el modo espontáneo y el modo coercitivo. Ambos son voluntarios porque la voluntad atraviesa cualquier acto humano. El modo espontáneo se caracteriza por ausencia de coerción, es el voluntariamente más productivo y el único éticamente justificable. Cualquier tipo de coerción es injustificable.

Ludwig von Mises sostiene que “…para ser exitoso, el humano debe ajustar su conducta a las reglas praxeológicas…” de lo contrario queda condenado a los efectos de la injusticia y empobrecimiento permanente. La violencia y la coerción son enemigos de la prosperidad. Un orden prospero siempre es pacífico, no violento y espontáneo. Un ejemplo lo es el capitalismo, el libre mercado, en donde resaltan con claridad los beneficios de observar las leyes praxeológicas.

Dos leyes praxeológicas sobresalientes son la ley de la división del trabajo y la ética de la propiedad privada. La ley de la división del trabajo dice que es más productivo cooperar que no cooperar y que la cooperación espontánea supera a la coercitiva. La ética de la propiedad privada sostiene que la única ética justificable en sociedad es la ética de la propiedad privada, el estricto dominio propio sobre lo que se posee. Respetando estas dos leyes, junto a algunos aspectos que hacen a la paz en sociedad, es posible constituir civilizaciones prósperas, justas y duraderas.

Las leyes praxeológicas dan sentido social a la libertad. El humano se libera observando estas leyes porque la cooperación espontánea y pacífica lo vuelve más productivo y justo. El hombre actuando bajo estas leyes de cooperación se puede plantear desafíos impensados por generaciones pasadas y gestar nuevas generaciones de humanos preparados para enfrentar los nuevos retos para vivir mejor y prolongar su existencia. Estas leyes son la fuente fundamental de la liberación humana.

Si se compara la vida humana en las cavernas con las condiciones de vida actual, uno puede dimensionar la significancia e implicancia del invento del capitalismo, del libre mercado, que es pura praxeología en acción. En los últimos 200 años -gracias a este invento- el humano duplicó su longevidad, multiplicó por miles su capacidad productiva y su calidad de vida, dominó su propia inteligencia y colonizó el espacio exterior adyacente a la tierra. Algo que hace dos siglos nadie se lo imaginaba. El capitalismo, el libre mercado, hizo libre al ser humano. El libre mercado, el respeto irrestricto de las leyes praxeológicas, es el creador de la libertad humana.

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domingo, diciembre 17, 2023

Prosperidad y Libertad

El ser humano es un animal social. Para Ludwig von Mises, la sociedad humana es cooperación, es acción humana concertada. Mises sostiene que el ser humano se libera en sociedad porque fuera de ella le espera la impotencia de la insuficiencia física, la antinomia de la competencia biológica y la aniquilación de humanos contra humanos. Le espera la extinción. La concertación espontánea de actos humanos es la respuesta consciente que permite al hombre, por ahora, superar el trágico destino de la extinción. Pero la vida social humana no es un paraíso. En sociedad puede surgir la libertad pero también la esclavitud.

En sociedad, el humano se libera de ciertas fuerzas naturales pero se somete a leyes praxeológicas. ¿Esto qué significa? Según Mises, para ser socialmente exitoso, el hombre está obligado a observar y actuar en base a las leyes de la cooperación humana espontánea1

Por ejemplo la ley de la división del trabajo sostiene que “en general las acciones concertadas entre individuos que cooperan bajo la división del trabajo son más eficientes, más productivas que las acciones aisladas de individuos autosuficientes.” Mises agrega que “...la existencia de este hecho natural y el reconocimiento de su verdad es el fundamento de cualquier sociedad...” Cualquier intento de violar esta ley praxeológica fundamental tiene consecuencias negativas en los resultados derivados de la cooperación en sociedad. Pero no todo esfuerzo compartido es justificable! Hay más leyes a observar.

Otra ley praxeológica fundamental está dada por la ética de la propiedad privada. Hans-Hermann Hoppe sostiene que la única ética justificable del humano viviendo en sociedad es la ética de la propiedad privada. La ética de la propiedad privada se basa en tres principios fundamentales: el principio de fines universales, el principio de primera apropiación y el principio de no agresión.

La universalidad dice que un fin es socialmente justificable sólo si es universalmente válido para todos los miembros de la sociedad. La primera apropiación dice que aquello apropiado inicialmente (sea por fortuna o por esfuerzo) es de absoluto dominio del apropiador. El principio de no agresión dice que ninguna persona tiene el derecho de interferir el dominio del cuerpo, mente y bienes de los demás; cada persona tiene el dominio completo sobre su cuerpo, mente y bienes que posee. Cualquier intento de violar estos principio es injustificable y genera una cooperación defectuosa.

Por ejemplo, los intercambios, esa manifestación de la propiedad en sociedad, son la forma primaria de cooperación social. Toda interferencia a los libres intercambios anula la propiedad privada por lo que genera pérdidas sociales. Cualquier agresión sobre el dominio de los bienes de alguien es socialmente perjudicial.

La división del trabajo y la ética de la propiedad son los dos pilares formidables que sostienen todo el edificio del sistema de concertación de actos humanos. El deterioro de estos pilares significa un deterioro del desempeño social del hombre. Cualquier civilización deposita sus logros sobre este sostén praxeológio. El ser humano puede intentar violar sus leyes praxeológicas pero sólo a costa de degradación social. Una sociedad en donde sus miembros observan y respetan estas leyes es una sociedad próspera, justa y pacífica. De lo contrario, la sociedad se vuelve decadente, injusta y violenta. ¿De dónde proviene el impulso anti-praxeológico.?

La predisposición social del hombre tiene dos lados antagónicos. Un lado iluminado y un lado oscuro. La luz de la conciencia le revela al individuo que la cooperación autónoma, no coercitiva, entre personas es el camino hacia la prosperidad y la superación, hacia la liberación y la paz; el libre capitalismo, el libre mercado es el orden espontáneo final que emerge de esa luz; nada más eficiente ha creado o descubierto el humano para liberarse de las tiranas naturales y humanas. Con el capitalismo, con el libre mercado, el humano se vuelve libre, próspero y pacífico.

Al mismo tiempo, la oscuridad pavimenta un camino social tenebroso; el hombre de mente oscura recurre al sometimiento, a la esclavitud, a la explotación, al totalitarismo, a la tiranía, a la violencia y al robo como fuente y medio de supervivencia; la oscuridad genera un orden social forzado por la coerción; es cooperación bajo persecución y castigo; es acción humana concertada bajo amenaza de muerte. Nada bueno puede surgir de la cooperación bajo coerción.

El comunismo, el socialismo y toda clase de colectivismo son ejemplos de cooperación coercitiva extrema. La esclavitud es su resultado final. En una tiranía, el individuo es despojado de sus bienes y libertades y obligado a actuar en contra de su elección primaria. Bajo amenaza de muerte, su inclinación invariable por la existencia lo deja ante su última elección posible: continuar o no con vida. El orden social que surge bajo coerción no puede ser espontáneo sino forzado, artificialmente impuesto por una élite totalitaria. Es el frágil orden al servicio de ladrones y explotadores.

En la actualidad, no existen sociedades verdaderamente libres, no existe un orden social espontáneo puro. Incluso hasta las más modernas democracias son órdenes sociales coercitivos. En un orden espontáneo puro, la prosperidad es el reino de la propiedad privada y la propiedad privada es el reino de la libertad. Sin libertad no hay propiedad privada y sin propiedad no hay prosperidad. En las sociedades actuales ha proliferado el odio hacia la propiedad y la libertad. Este odio es el instrumento cultural del comunismo/socialismo/colectivismo con el que se busca generar un humor social anticapitalista, antimercado.

En la práctica democrática, es el estado, el gobierno y sus gobernantes, la principal amenaza a la propiedad privada. Los gobernantes siempre utilizan cualquier excusa para interferir y agredir la propiedad privada. Las sucesivas intervenciones generan más y más problemas, que se emplean como excusa para justificar más y más intervenciones. Un ejemplo muy contundente es el caso de la agenda 2030, donde los políticos del mundo acordaron los problemas y soluciones que permiten justificar su mega intervencionismo.

Cualquier intervencionismo siempre anula la propiedad privada. Cualquier impedimento a ejercer la elección no coercitiva, cualquier interferencia de la libertad, cualquier obstáculo a disponer de lo propio, cualquier interferencia al intercambio es equivalente a destruir propiedad privada que se puede crear mediante el acto que fue interferido. Esa violencia, ese robo, es ejercido en democracia por ejércitos de interventores que imponen su voluntad asistidos por mandato de votaciones democráticas. Las democracias actuales se han vuelto un instrumento eficiente para destruir prosperidad.

En un orden espontáneo, en el capitalismo, en el libre mercado, la obligación social de empresarios y emprendedores, su principal compromiso, es ganar dinero, ganar mucho dinero. Si ellos ganan mucho dinero pues eso impulsa la competencia, lo cual mejora la diversidad, la cantidad, la calidad y los precios de los bienes que se ofrecen a los consumidores; así se manufactura el bienestar en la sociedad libre. Pero los gobiernos se oponen a esto. El gobernante se declara abiertamente como un confiscador de ganancias. Las ganancias son el botín del gobierno. Los gobernantes demonizan a los ganadores para así legitimar la persecución y el robo de la ganancia.

Al confiscar la ganancia se usa como excusa la justicia social. Un supuesto de igualdad aberrante y autodestructivo. Confiscar ganancias a un ganador para dárselas a un perdedor no puede hacer otra cosa más que eliminar el incentivo de ganar. ¿Qué sentido tiene ganar si eso que se gana no te pertenece? Entonces no se gana! Se inicia una espiral de calamidad social que finalmente destruye toda la sociedad. Desaparece el sentido de cooperar para generar prosperidad. Así se desmoronan civilizaciones enteras.

Cuando se desplaza a los ganadores, aparece el estado intentando producir. Pero el estado no tiene incentivos para ganar, y tiene permito perder. El problema es que la ganancia sólo la genera el que tiene espíritu ganador, no el perdedor. La pueden generar aquellos que con sus actos tienen la capacidad y habilidad para resolver problemas que aquejan a los demás. Ese es el verdadero sentido de la cooperación, de la concertación de actos humanos. La ganancia es eso: resolver problemas del prójimo. En un sistema social en donde eso desaparece, deja de tener sentido la cooperación. Por esto fracasa el comunismo/socialismo/colectivismo, porque anulan a los ganadores y engendran perdedores. Es imposible constituir una sociedad sobre la base de pérdidas. De ahí el fracaso.

El minarquismo, el gobierno mínimo, es la respuesta minimalista de los defensores del estado. Esta forma de gobierno fue propuesta por von Mises como una consecuencia (non sequitur) para alcanzar la paz y evitar la violencia de todos contra todos. El minarquismo consiste en el monopolio de la violencia para disuadir y detener a los violentos y así evitar el caos social. Pero este sistema de gobierno falla porque, como nadie controla al monopolista, finalmente el monopolista, aunque pequeño, se vuelve arbitrario y tirano. Cualquier sistema de control social jerárquico últimamente fracasa porque es imposible controlar al controlador.

El único sistema de control que resulta socialmente efectivo es el esquema distribuido, descentralizado. El capitalismo, el libre mercado, constituye un ejemplo muy evidente de ello. Todo aquello que los seres humanos producen concertadamente se autocontrola descentralizadamente, de manera autónoma. En el libre mercado, ninguna persona controla la concertación de la acción humana. Es la satisfacción y la resolución de problemas del prójimo, la mejor forma de controlar el sistema de concertación. Los incentivos para generar satisfacción y cumplir los compromisos se distribuyen correctamente si no hay interferencia centralizada en la acción humana. Así surge el orden espontáneo, en donde algo extremadamente complejo se ordena por sí solo.

En un sistema minárquico, con gobierno mínimo, la obligación social de los gobernantes es cuidar la vida, los bienes y la libertad de las personas. Pero no logra este cometido porque el gobierno es capturado por aquellos violentos que se busca anular. La competencia política es eso: una batalla campal entre violentos por adueñarse del monopolio del estado y aplicar su violencia desde esa posición. La política es lo que los políticos hacen para saquear y vivir de lo ajeno, es el oficio social del ladrón.

El mercado libre es el mejor instrumento para la concertación plena de la acción humana. Es la libertad puesta al servicio de la libertad. La mejor manera de cuidad la libertad es que la libertad se cuide a sí misma. Los hombres de estado, los supuestos garantes de la libertad son sus verdugos, los impulsores de la esclavitud. Bajo cualquier sistema de gobierno centralizado, las personas se vuelven esclavas y son explotadas por sus gobernante. Por ello la descentralización puede ser un camino hacia la liberación plena. La liberación plena cobra justificación social por el inquebrantable vínculo entre prosperidad y libertad.


1Expresíon y énfasis agregado por el autor de esta nota.

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