Los humanos tienen el potencial de formar sociedades y civilizaciones enormes. El potencial para la cooperación es ilimitado. No hay barreras para concertar actos humanos salvo la regla que dice que para ser exitoso socialmente una persona debe ajustar sus actos a las exigencias de las leyes praxeológicas, de lo contrario fracasará.
Las leyes praxeológicas no son leyes naturales o escritas por los hombres sino ciertos principios que están dados a priori en la mente humana. Ludwig von Mises descubrió estas leyes analizando las consecuencias lógicas del axioma de la acción: "el humano actúa".
Resulta que la violencia no es precisamente una de esas conductas admisibles en una sociedad exitosa. En base al principio de la observancia praxeológica, uno puede deducir que una sociedad es exitosa sólo si es no violenta. La violencia destruye por completo las posibilidades de éxito duradero en el reino de la concertación de actos humanos. A partir de esta certeza se pueden plantear varias especulaciones.
Una de estas especulaciones dice que la sociedad humana en la tierra será fragmentada en dos partes: una mayoritaria con casi toda la población no violenta y otra porción minoritaria dominada por coerción y violencia extrema. Ambas partes quedarán totalmente desconectadas una de la otra tanto espacial como productivamente, sin ningún puente real que las vincule.
La sociedad no violenta podrá ser el reino de la riqueza, la prosperidad y la paz; mientras que la sociedad coercitiva quedará sometida a la más absoluta miseria, decadencia perpetua y violencia extrema. Dos mundos divergentes, completamente disconexos. Nada los podrá unir salvo algunas guerras eventuales.
La sociedad no violenta formará un orden evolucionado sintético, con todas sus tareas mecánicas y productivas administradas y operadas por robots que ejecutan algoritmos especializados coordinados mediante cerebros construidos con neuronas sintéticas. Mientras que la sociedad violenta forma un orden primitivo mecánico, con todas sus tareas operadas y administradas por fuerza bruta dirigida con el látigo de algún dictador.
El orden mecánico podrá perfeccionar su violencia garantizando pleno empleo con servidumbre totalitaria y guerras permanentes. Pero bajo el orden sintético uno podría preguntarse sobre el papel que queda para los humanos. En el orden sintético la función del hombre será aportar conocimiento sintético a priori -sólo generado por la mente humana- y atender la nueva problemática e ingentes demandas derivadas de los desafíos de una civilización cósmica.
La sociedad sintética se transformará en una civilización cósmica. Bajo el orden sintético se alcanza la escala técnica y operativa para este tipo de civilizaciones. Sólo un sistema de cooperación asistido por mentes humanas y sintéticas tendrá el poder de resolver los amenazantes desafíos de vivir y prosperar fuera del planeta tierra.
En un orden sintético las personas estarán armadas hasta los dientes. Se distribuyen armas para garantizar la autodefensa. La autodefensa requiere producir y distribuir las armas más sofisticadas para disuadir y combatir las amenazas de violencia provenientes de ambos órdenes. Es la distribución de la autodefensa y no el monopolio de la violencia lo que garantiza la paz y prosperidad en el orden sintético.
Será así la sociedad del futuro? Los humanos llevarán su civilización más allá de su propio planeta? Para hacer este viaje se requiere una sociedad integrada por mentes humanas y cerebros sintéticos? Una civilización cósmica necesita distribuir la autodefensa? Respuestas a estas preguntas es lo que pretendo abordar mediante mis profecías no violentas.
Las leyes praxeológicas no son leyes naturales o escritas por los hombres sino ciertos principios que están dados a priori en la mente humana. Ludwig von Mises descubrió estas leyes analizando las consecuencias lógicas del axioma de la acción: "el humano actúa".
Resulta que la violencia no es precisamente una de esas conductas admisibles en una sociedad exitosa. En base al principio de la observancia praxeológica, uno puede deducir que una sociedad es exitosa sólo si es no violenta. La violencia destruye por completo las posibilidades de éxito duradero en el reino de la concertación de actos humanos. A partir de esta certeza se pueden plantear varias especulaciones.
Una de estas especulaciones dice que la sociedad humana en la tierra será fragmentada en dos partes: una mayoritaria con casi toda la población no violenta y otra porción minoritaria dominada por coerción y violencia extrema. Ambas partes quedarán totalmente desconectadas una de la otra tanto espacial como productivamente, sin ningún puente real que las vincule.
La sociedad no violenta podrá ser el reino de la riqueza, la prosperidad y la paz; mientras que la sociedad coercitiva quedará sometida a la más absoluta miseria, decadencia perpetua y violencia extrema. Dos mundos divergentes, completamente disconexos. Nada los podrá unir salvo algunas guerras eventuales.
La sociedad no violenta formará un orden evolucionado sintético, con todas sus tareas mecánicas y productivas administradas y operadas por robots que ejecutan algoritmos especializados coordinados mediante cerebros construidos con neuronas sintéticas. Mientras que la sociedad violenta forma un orden primitivo mecánico, con todas sus tareas operadas y administradas por fuerza bruta dirigida con el látigo de algún dictador.
El orden mecánico podrá perfeccionar su violencia garantizando pleno empleo con servidumbre totalitaria y guerras permanentes. Pero bajo el orden sintético uno podría preguntarse sobre el papel que queda para los humanos. En el orden sintético la función del hombre será aportar conocimiento sintético a priori -sólo generado por la mente humana- y atender la nueva problemática e ingentes demandas derivadas de los desafíos de una civilización cósmica.
La sociedad sintética se transformará en una civilización cósmica. Bajo el orden sintético se alcanza la escala técnica y operativa para este tipo de civilizaciones. Sólo un sistema de cooperación asistido por mentes humanas y sintéticas tendrá el poder de resolver los amenazantes desafíos de vivir y prosperar fuera del planeta tierra.
En un orden sintético las personas estarán armadas hasta los dientes. Se distribuyen armas para garantizar la autodefensa. La autodefensa requiere producir y distribuir las armas más sofisticadas para disuadir y combatir las amenazas de violencia provenientes de ambos órdenes. Es la distribución de la autodefensa y no el monopolio de la violencia lo que garantiza la paz y prosperidad en el orden sintético.
Será así la sociedad del futuro? Los humanos llevarán su civilización más allá de su propio planeta? Para hacer este viaje se requiere una sociedad integrada por mentes humanas y cerebros sintéticos? Una civilización cósmica necesita distribuir la autodefensa? Respuestas a estas preguntas es lo que pretendo abordar mediante mis profecías no violentas.
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