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domingo, julio 28, 2024

The Praxeological Character of Socialism

Human Action, p. 696-698. Ludwig von Mises.

The essential mark of socialism is that one will alone acts. It is immaterial whose will it is. The director may be an anointed king or a dictator, ruling by virtue of his charisma, he may be a Fuhrer or a board of Fuhrers appointed by the vote of the people. The main thing is that the employment of all factors of production is directed by one agency only. One will alone chooses, decides, directs, acts, gives orders. All the rest simply obey orders and instructions. Organization and a planned order are substituted for the “anarchy” [p. 696] of production and for various people’s initiative. Social cooperation under the division of labor is safeguarded by a system of hegemonic bonds in which a director peremptorily calls upon the obedience of all his wards.

In terming the director society (as the Marxians do), state (with a capital S), government, or authority, people tend to forget that the director is always a human being, not an abstract notion or a mythical collective entity. We may admit that the director or the board of directors are people of superior ability, wise and full of good intentions. But it would be nothing short of idiocy to assume that they are omniscient and infallible.

In a praxeological analysis of the problems of socialism, we are not concerned with the moral and ethical character of the director. Neither do we discuss his value judgments and his choice of ultimate ends. What we are dealing with is merely the question of whether any mortal man, equipped with the logical structure of the human mind, can be equal to the tasks incumbent upon a director of a socialist society.

We assume that the director has at his disposal all the technological knowledge of his age. Moreover, he has a complete inventory of all the material factors of production available and a roster enumerating all manpower employable. In these respects the crowd of experts and specialists which he assembles in his offices provide him with perfect information and answer correctly all questions he may ask them. Their voluminous reports accumulate in huge piles on his desk. But now he must act. He must choose among an infinite variety of projects in such a way that no want which he himself considers more urgent remains unsatisfied because the factors of production required for its satisfaction are employed for the satisfaction of wants which he considers less urgent.

It is important to realize that this problem has nothing at all to do with the valuation of the ultimate ends. It refers only to the means by the employment of which the ultimate ends chosen are to be attained. We assume that the director has made up his mind with regard to the valuation of ultimate ends. We do not question his decision. Neither do we raise the question of whether the people, the wards, approve or disapprove of their director’s decisions. We may assume for the sake of argument, that a mysterious power makes everyone agree with one another and with the director in the valuation of ultimate ends. [p. 697]

Our problem, the crucial and only problem of socialism, is a purely economic problem, and as such refers merely to means and not to ultimate ends. [p. 698]

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martes, julio 23, 2024

Inferioridad Social del Colectivismo

El colectivismo humano (y todas sus variantes totalitarias) resulta ser un orden social completamente deficiente. Una sociedad con economía de mercado es infinitamente superior en sus prestaciones sociales respecto a aquella con economía colectivista. Todas las prestaciones económicas bajo condiciones de libre mercado son siempre positivas mientras que bajo el colectivismo casi todas son nulas. De aquí surge esta relación de infinitud. Para entender la idea, uno debe entender la noción de sociedad.

En la filosofía colectivista se niega la preponderancia de las partes y se pone al todo como precondición de existencia; una visión claramente miope y contradictoria que, particularmente, los colectivistas emplean para rechazar la importancia del individuo en la sociedad. Pero este enfoque se desmorona inmediatamente porque se tiene la plena certeza de que cualquier colectivo social sólo es como una clase particular de acción humana: la acción individual concertada entre personas.

En el contexto social, von Mises supera al mantra colectivista exponiendo el significado preciso de sociedad. La sociedad no es un ente, ni un contrato, ni un lugar; "la sociedad es, últimamente1, acción humana concertada, es cooperación." Es más, no cualquier cooperación es conveniente. Una sociedad colectivista es hegemonía pura, es un orden totalitario, coercitivo, violento y autista, donde siempre se impone la voluntad de alguien --un director, un jefe, un dictador, un monarca, un comité o los gobernantes-- sobre la voluntad del resto de los miembros. Una sociedad libre resulta superior ya que se caracteriza por ausencia de coerción, individualismo distribuido, iniciativa individual y autorrealización.

La versión extrema colectivista es el imaginario comunista/socialista, donde no hay propiedad privada, no hay dinero, no hay precios y el autismo económico es completo; es ausencia de mercado e intercambio interpersonal, es el reino del comando/control donde la división del trabajo y la concertación de la acción humana es coercitiva. Es el estado imponiendo todo. Es pérdida completa de libertades individuales. Es servidumbre voluntaria en su plena manifestación. El mercado es infinitamente superior porque es lo opuesto al colectivismo extremo.

El intervencionismo --abolir u obstaculizar el mercado-- es socialmente dañino porque destruye la generación, el uso y flujo de información en la sociedad, distorsiona o destruye el sistema de precios y degenera la división del trabajo y su concertación de actos humanos. El intervencionismo --el colectivismo gradual-- es la muerte lenta de las sociedades. Abolir u obstaculizar el mercado es equivalente a destruir riquezas, destruir prosperidad, es postergar la evolución humana e imponer la violencia, el conflicto, la decadencia. Es destruir civilizaciones y promover la extinción humana.

Es indiscutible que las consecuencias sociales del colectivismo son siempre desastrosas; pero su mayor problema nace de su deficiencia conceptual. Los colectivistas emplean el positivismo, el empirismo --y su inducción lógica-- como método para derivar resultados conceptuales. Sin entrar en detalles respecto a la debilidad epistemológica del método inductivo, los colectivistas no disponen de ningún caso observado que registre la supuesta superioridad del estado y del gobierno en los asuntos de política económica.

En toda la historia humana, hasta la actualidad, el intervencionismo/colectivismo siempre fue financiado de modo coercitivo. No hay ningún registro de financiamiento espontáneo masivo. Si el colectivismo pretende postularse como candidato de orden social superior, tendrá que probar que las personas eligen financiarlo espontáneamente, sin coerción, lo que significa competir en un mercado de servicios descentralizados. Sin esta evidencia, no hay inducción posible. Así, la superioridad social del colectivismo no está lógicamente probada por esta falla de homogeneidad, lo cual vuelve a sus predicados completamente débiles e injustificables.

Esto no ocurre con su contrincante lógica, la praxeología, la teoría de la acción humana. Esta teoría es la base conceptual del liberalismo económico, del libertarianismo. Los libertarios proponen un sistema de cooperación social no coercitivo, enteramente sostenido por la libertad, la ética de la propiedad privada, el libre mercado, el libre intercambio y la concertación espontánea de la acción humana. La base conceptual de este sistema social es pura a priori, dada por el axioma de la acción: "el humano actúa." Lo derivado de este axioma es completamente consistente con la irrebatible propuesta libertaria.

Si algún día el estado, el gobierno, logra obtener financiamiento competitivo, no coercitivo, entonces se tendrá un caso para reclamar las supuestas virtudes del colectivismo dada su inmediata extensión arbitraria de verdad. Hoy por hoy esa prueba no está. El financiamiento espontáneo otorgaría estatus praxeológico distinto al colectivismo, porque sería un emergente de la libre elección humana. La coerción, la ausencia de elección espontánea, es suficiente para postular la completa inferioridad social del colectivismo.


1 Énfasis no original.
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sábado, julio 13, 2024

Fundamentos del AnarcoCapitalismo

El anarcocapitalismo es un sistema de cooperación social capitalista, de libre mercado, bajo ausencia del estado, ausencia absoluta de coerción, ausencia absoluta de violencia organizada. Ausencia del estado no quiere decir ausencia de reglas sino ausencia de legislación; reglas y legislación son cosas distintas. Bajo anarcocapitalismo surgen las reglas de la ley, la verdadera ley, la organización espontánea de la autodefensa. En este sistema no hay reglas compulsivas coercitivas sino una distribución uniforme de reglas para la autodefensa y para la cooperación espontánea entre personas. .

El anarcocapitalismo establece las condiciones de mercado apropiadas para generar y utilizar información1 social relevante. En cualquier proceso social, de concertación de actos humanos, la información se genera y aplica a nivel local. La información debe ser relevante para la razón. Esto es así porque cualquier acto humano debe pasar por la razón y la razón sólo opera a nivel del “individuo” que participa en el proceso de cooperación. La información sólo es relevante para cada persona que participa en el proceso social.

Las personas son todas distintas y de ahí la importancia que adquiere la información dispersa. Cada persona ve e interpreta el mundo a su modo; esa diversidad abre la posibilidad de dividir y concertar actos humanos. En un mundo de autómatas idénticos no habría diferencias para concertar.

Cada persona posee información sobre sus necesidades y posibilidades, sobre sus requerimientos y destrezas, sobre sus dotaciones y fines, sobre sus preferencias y sueños. Esta diversidad hace a los humanos muy distintos a la hora de dividir las tareas y concertar sus acciones en el permanente desafío de obtener la mejor satisfacción posible. Este resultado universalmente satisfactorio sólo se alcanza en el libre mercado.

El mercado es el mejor proceso de cooperación humana. Es el sustrato donde fructifica la prosperidad. No hay nada superior al mercado respecto a la concertación de actos humanos: es el arreglo económico más eficiente y beneficioso que se puede lograr. Ningún otro sistema económico lo iguala. Cualquier alternativa es inferior. De dónde viene esa superioridad?. Por qué a los humanos les perjudica el comando/control y les beneficia la libertad económica?.

La espontaneidad es una de las cualidades especiales del mercado. El mercado es un sistema de concertación que nadie diseña, dirige o controla. El mercado se autogestiona. El diseño, el comando y control social, no hace otra cosa más que romper la espontaneidad y con ello eliminar los beneficios de la libertad. Libertad y espontaneidad operan al mismo nivel y en el mismo sentido: a menor libertad, menor espontaneidad.

Lo que vuelve operativamente eficiente y beneficioso al mercado es la división del trabajo que ocurre bajo esas condiciones. En el libre mercado la espontaneidad permite la mejor división posible del trabajo. La división espontánea del esfuerzo al concertar actos humanos resulta ser la manera óptima de cooperar. Por qué.? En parte por la ausencia de violencia y en parte por la dispersión de la información.

La espontaneidad ocurre bajo ausencia de coerción. Todo tipo de coerción es acción violenta. La violencia no es beneficiosa en el contexto social porque siempre hay alguien perjudicado; el perjuicio mutuo nunca puede ser una razón por la cual se divide el esfuerzo y se concertan actos humanos! Una sociedad se cimienta y constituye sobre sus beneficios no sobre sus perjuicios. La espontaneidad es el único freno a la violencia en sociedad.

Uno se puede preguntar si es posible generar y aplicar violencia espontáneamente? Sí claro; es posible que alguien lo haga aisladamente. Lo que no puede ocurrir es la concertación espontánea de la violencia. Hay grupos de personas, como quienes forman el estado o los gobiernos, que dividan tareas y concertan actos para aplicar violencia! Es el pan nuestro de cada día. Pero eso sólo ocurre bajo coerción. No existe el orden espontáneo violento; es un oxímoron. Quienes aplican violencia son violentos y la concertación que los reúne es violenta.

Las ventajas de la concertación espontánea de actos humanos está estrechamente asociada a la distribución de información entre los miembros de una sociedad. Como se dijo, la información social relevante se dispersa uniformemente entre quienes participan en la cooperación. Si una sociedad ha de ser tal, ha de ser cooperación exitosa, entonces sus miembros tendrán que hacer el mejor uso posible de la información dispersa disponible a la hora de cooperar. Si no se respeta esta dispersión, lo que surge es un orden violento.

Ningún sistema centralizado que monitorea y recolecta esa información, tendrá la capacidad para aprovecharla del modo en que un esquema espontáneo lo realiza. Un proceso que genera y utiliza información de manera distribuida nunca será igualado por un esquema que recolecta y redistribuye información para ser empleada con los mismos efectos a como ocurre bajo el esquema original. Centralizar y redistribuir esa información requeriría esfuerzo adicional externo al proceso, por lo que cualquier centralización forzada resultaría no sólo ineficiente sino inconsistente con el proceso mismo que la genera.

Por esto toda variante colectivista nace malparida. La distribución uniforme de la información en un sistema social es la manera natural en que esa información surge y se emplea. Esa información se recoge y expresa en el sistema de precios. Esa es la máxima de los microestados del sistema. Cualquier otro arreglo sólo ocurriría a costa de perder información contenida en el mismo proceso social. Perder información es equivalente a empeorar la división del trabajo, es decir a obstaculizar el proceso de cooperación.

Obviamente, un fenómeno social no es un proceso termodinámico. El mercado no es un fenómeno natural, sino un fenómeno praxeológico, que emerge de la ación humana y se rige por leyes derivadas del axioma de la acción. Pero ningún proceso, incluidos los sociales, puede romper las leyes naturales. Un proceso social no puede crear información de la nada, ni destruir información sin modificar el proceso. Si un proceso social se centraliza, entonces pierde información social; mientras que si se libera, entonces gana información por la espontaneidad.

En una sociedad, en un sistema de cooperación, en donde la espontaneidad garantiza ausencia de violencia, resulta que la centralización, la coerción explícita, se vuelve rápidamente inviable por su inconsistencia operativa. La violencia derivada de la centralización destruye la información social. La información generada por la cooperación espontánea es siempre superior a la ofrecida por un esquema centralizado, siendo esta una de las causas por la cual colapsan los esquemas sociales centralizados: la centralización genera grandes pérdidas de información.

Así, una sociedad colectivista no sólo queda praxeológicamente disminuida y raquítica, ya que sus miembros no pueden actuar libremente, sino también naturalmente deficiente, porque pretende violar un principio natural que es inviolable. Toda centralización de procesos sociales genera pérdidas de información que nunca puede ser restituida y que, al principio, deteriora la división del trabajo y a la larga degrada y destruye el sistema de cooperación social. Por esto, la concepción colectivista nunca podrá socavar los fundamentos del anarcocapitalismo.


1 En general, la información es aquello --datos, eventos, fenómenos, etc.-- con algún significado y que tiene la cualidad de reducir la incertidumbre sobre algo --un dato, un evento, un fenómeno o algún aspecto específico--.

En el contexto de la teoría de la información, desarrollada por Claude Shannon, la información se mide en términos de reducción de incertidumbre; por ejemplo, la cantidad de información de un mensaje es la cantidad de sorpresa que genera. En un sistema clásico, la información de un mensaje se mide en bits (o entropía) y refleja la cantidad de incertidumbre que se elimina al conocerse el contenido del mensaje. La información obtenida de un sistema cualquiera es el colapso de la incertidumbre. En general la información y la incertidumbre son propiedades duales que se implican mutuamente, son como las dos caras de algo: viven en el mismo objeto.

Desde la perspectiva de la teoría de la información y de la teoría del calor, la incertidumbre es información confinada u oculta en los interticios de la complejidad. Desde ambas perspectivas, la incertidumbre se puede considerar como información que está presente pero aún no completamente revelada o comprendida. La información es incertidumbre colapsada; es el colapso de la incertidumbre lo que revela eso que está escondido en la complejidad.

Dado que la incertidumbre y la información son intercambiables, lo que mide a una mide a la otra. Por esto la entropía proporciona tanto una forma de cuantificar la incertidumbre como así también una medida del potencial de información en una complejidad. En general, la entropía mide la incertidumbre o el grado de sorpresa asociada con algo, con la complejidad; la información es la sorpresa obtenida cuando la incertidumbre colapsa.

También se puede definir a la entropía como la cantidad de información para describir una complejidad. Por ejemplo, la entropía de un conjunto de datos indica la cantidad de información necesaria para describir ese conjunto de manera completa. Cuando la entropía es alta, significa que hay muchas posibles combinaciones o resultados diferentes que se pueden obtener de esos datos y, por lo tanto, se necesita más información para describir uno de esos resultados. Por esto, una mayor entropía implica mayor "sorpresa" y, por lo tanto, más información nueva cuando se revela un resultado.

Si un evento es muy predecible --como lanzar una moneda cargada-- la entropía es baja porque hay poca incertidumbre; la información que se obteiene del evento es nula, no hay sorpresa. Si un evento es impredecible --como lanzar una moneda equilibrada-- la entropía es alta porque hay mucha incertidumbre sobre el resultado; el resultado genera sorpresa.

Al lanzar una moneda equilibrada, hay dos posibles resultados (cara o cruz) y cada resultado es igualmente probable. La entropía de este experimento es alta porque hay incertidumbre sobre cuál será el resultado. Aquí no se puede predecir el resultado con certeza, por lo que la información que se obtiene al saber el resultado del lanzamiento es significativa al desaparecer esa incertidumbre. La entropía extrema refleja azar puro sobre cada resultado y, por lo tanto, la información necesaria para describir esos resultados es mayor.

Con una moneda sesgada que siempre muestra cara, la entropía es baja porque el resultado es predecible. No hay incertidumbre en el resultado y la información obtenida al saber el resultado es mínima porque no reduce incertidumbre de ninguna manera. Así, cuando la entropía es baja, la incertidumbre es pequeña y la información obtenida al conocer el resultado es limitada, ya que el resultado esperado es casi seguro. Con baja entropía, la información necesaria para describir los resultados es menor.

En el contexto social pueden estar operando estas leyes de la información y la incertidumbre. Un esquema centralizado de información social no tiene acceso a los datos --de alta incertidumbre-- distribuidos en el contexto cercano a cada persona en particular; los datos recolectados y disponibles para el director no podrán capturar aquella información dispersa en la sociedad que pueda sorprenderlo, al momento de asignar sus recursos para atender las insatisfacciones más sentidas por sus súbditos. Esta pérdida de información relevante condena al director a asignar sus medios a la atención de insatisfacciones menos prioritarias. Estos efectos dañinos acumulados día tras día es lo que al final provocan el colapso definitivo del colectivismo, cuando cualquier asignación practicable por el director ya no genera satisfacción alguna.

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lunes, julio 01, 2024

Los Beneficios de la División Espontánea del Trabajo

La división del trabajo es una ley praxeológica fundamental; no hay nada por debajo de ella que la explique, más allá de su superioridad lógica: la división de tareas y la concertación de actos humanos es siempre superior a cualquier otro arreglo social posible. Pero no cualquier división del trabajo es exitosa. El fenómeno funciona cuando ocurre bajo condiciones espontáneas de mercado. El mercado localiza los problemas para simplificarlos en la misma forma en que la navaja de Ockham sintetiza su explicación. Por qué esto funciona bien bajo condiciones de mercado?.

Qué es el mercado? Como lo dijo von Mises: "el mercado no es ni una entidad, ni un lugar, ni un contrato ni una organización; el mercado es el proceso mediante el cual las personas, concertando espontáneamente sus actos, producen e intercambian bienes económicos usando el dinero como medio de pago en sus desafíos para satisfacer lo mejor posible sus necesidades." Es más, el mercado es el mejor proceso de concertación, pues ningún otro lo supera.

La definición, proporcionada por Mises, es tan contundente que de ella se deriva la teoría económica completa. Es equivalente a la componente económica contenida en el axioma de la acción humana: el hombre actúa. Mises dijo: "la teoría económica es el estudio del fenómeno de mercado, junto a sus causas y consecuencias en la acción humana." Pero por qué el mercado resulta ser el mejor proceso? De dónde viene la magia?.

Un sistema económico disminuido que sólo produce bienes finales empleando trabajo (L) y recursos naturales (N), una economía de trabajo y recolección, no ofrece muchas posibilidades para expandir el mercado. Si bien la propiedad privada, la libre producción y el libre intercambio con dinero resulta ser la mejor alternativa para dividir y concertar tareas, un sistema capitalista tan elemental tiene alcances y resultados limitados.

Si un sistema como este produce n bienes finales xi(Li, Ni), la extensión M de ofertas y demandas en el mercado queda superiormente acotada por la expresión M≤n[1+2]=3n, donde se tiene en cuenta los n bienes mas los dos factores productivos por cada bien xi. Si hay 1000 bienes entonces se tiene 3000 instancias de oferta/demanda. Es decir, el mercado de factores responde sólo linealmente al mercado de productos de consumo.

El cómputo de M se complejiza al considerar factores de producción producidos, más allá del trabajo y los recursos naturales. Los factores producidos generan nuevos requerimientos de trabajo y recurso naturales, además de otros factores producidos. Si por ejemplo se tienen cinco capas de factores producidos tal que en cada capa, además de trabajo y recurso natural, se emplea 1 único factor producido salvo en la última capa, entonces por cada bien final se tendrá un Mi≤5+12+1=18 (5 factores producidos, 12 (6 y 6) trabajo y recursos naturales y 1 producto de consumo considerado).

Sabiendo que qis representa un factor producido y que el número de capas c es igual a cinco, el valor 18 se deriva al contar instancias oferta/demanda en el siguiente modelo:

xi(Li, Ni, qi1)
qis(Lis, Nis, qi(s+1)) 1≤s≤c-1
qic(Lic, Nic)

Para n bienes, M queda acotada por: M≤18n. Así, con 1000 bienes de consumo, el mercado se expande de 3mil a 18mil instancias de oferta/demanda por sólo agregar cinco capas de producción con un único factor producido en cada capa.

En el caso general de c capas y f factores producidos, el modelo para contar instancias oferta/demanda queda:

xi(Li, Ni, qi11, qi12, ..., qi1f)
qisk(Lisk, Nisk, qi(s+1)k1, qi(s+1)k2, ..., qi(s+1)kf), 1≤s≤c-1, 1≤k≤fs
qick(Lick, Nick) 1≤k≤fc

A pesar de la parafernalia de subíndices, de este modelo se obtiene que la cota superior Mi de instancias oferta/demanda para cada bien de consumo final es una expresión simple, tal como se aprecia en [2]:

Mi≤∑(s=1,c)fs+2(1+∑(s=1,c)fs) [1]
Mi≤2+3∑(s=1,c)fs [2]
M≤2+n(3∑(s=1,c)fs) [3]

Donde ∑(s=1,c)fs es la expansión de instancias oferta/demanda de factores producidos, 2(1+∑(s=1,c)fs) es la expansión de instancias oferta/demanda de trabajo y recursos naturales, n es el número de bienes de consumo, c es la cantidad de capas y f es la cantidad fija de factores producidos por capa, salvo en la última capa.

La cota (en [1], [2] y [3]) se expande según una serie exponencial de c operando sobre f y es por ello que un aumento de estos componentes hace explotar las instancias de oferta/demanda en el mercado, lo cual se corresponde con mayor producción, mas empleo de factores de producción, más productividad, mayor retribución a los factores, más ingreso, más riqueza y mas prosperidad.

Para dar una idea del efecto exponencial de c operando sobre f, considere el siguiente caso: si se tiene 10 bienes finales y ningún factor producido y por lo tanto ninguna capa intermedia, entonces M≤25; pero si se agregan 5 factores producidos y cinco capas, entonces M≤93770. Es decir las instancias potenciales de oferta/demanda pasan de un magro 25 a casi 100mil. Imagine lo que ocurre en una situación real donde hay millones de bienes involucrados en la enmarañada trama del sistema económico!.

Los factores de producción producidos son una componente esencial del capitalismo. La naturaleza no produce prosperidad para el humano; la prosperidad debe ser producida por el humano. Y la única manera de alcanzar éste objetivo es produciendo medios de producción. Una larga secuencia de factores producidos en cadena permite al humano generar más y mejores bienes de consumo final. Hace 200 años, con mercados muy primitivos, de las mil millones de personas en el mundo el 95% era pobre; hoy en día, de los 8 mil millones de seres humanos, sólo el 5% es pobre. Este es un logro del libre mercado y su división del trabajo.

Desde hace siglos se produce trigo y maíz; en el pasado, la siembra y la cosecha se ejecutaban con tracción a sangre: arado de mancera, bueyes y muchos humanos caminando sol a sol al lado de las bestias. Hoy en día, se siembran y cosechan esos granos con máquinas que requieren la producción y ensamblado de millones de piezas cada una de ellas producidas en complejas fábricas que emplean cientos de miles de trabajadores especializados. Por ello, la cosecha del pasado sólo cubría necesidades de príncipes, reyes y sus ejércitos, mientras que hoy en día la cosecha alcanza para cubrir requerimientos de 8 mil millones de personas. Esto resulta del uso de millones de factores producidos.

El comunismo/socialismo, esas variantes extremas del colectivismo, pretenden instalar una sociedad -un sistema de cooperación- sin propiedad privada y reemplazar el sistema de precios por un esquema centralizado de información económica. Bajo estas condiciones, de centralización compulsiva, desaparecería la oferta y demanda espontánea de factores producidos y se anularía toda fuente de riqueza y prosperidad de la vida social del hombre. Por eso colapsan estos sistemas. El comunismo/socialismo, como toda clase de colectivismo, sólo traen pobreza, miseria y violencia al desatar el colapso en la red productiva espontánea.

Se observa que la ley de división del trabajo opera en perfecta correspondencia con el fenómeno económico de mercado. Ocurre que la localización del fenómeno económico intensifica los beneficios de la división del trabajo. Esta localidad maximiza beneficios porque la más uniforme distribución de la información localizada permite extender al extremo los alcances de la división del trabajo. Esto sólo ocurre bajo condiciones espontáneas del libre mercado. De ahí la superioridad de este sistema de cooperación social.

La explosión exponencial de ofertas y demandas sólo ocurre bajo condiciones de libre mercado, siendo esto lo mejor para generar riqueza y prosperidad. Cualquier interferencia, cualquier obstáculo al libre mercado, contrae la cota de expansión de oferta/demanda y con ello degrada la capacidad del mercado para generar beneficios. Poner restricciones a las personas en el mercado siempre encoge las posibilidades de producción y empleo de factores productivos, siempre destruye los beneficios de la división espontánea del trabajo.

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